Las niñas negras del Colegio de San Ildefonso que protagonizaron un vídeo hablando sobre sus muy comprensibles nervios durante los ensayos previos al sorteo de la Lotería de Navidad han recibido en redes sociales los nauseabundos insultos y faltas de respeto habituales de los limítrofes españoles preocupados por el inexistente Plan Kalergi. Algunos preguntaron que si el sorteo era en el Bronx o en Namibia, porque se ve que en España no puede haber españolas negras.
Se me hace bola todo el despliegue de racismo españolista cada vez que una atleta negra española gana una medalla. Generalmente estos quejicas, quienes desde luego son, con total seguridad, recortaditos y morenetes, no saben decirte en qué consiste ser español, y qué es eso tan importante que te otorga serlo. Lo cierto es que, si ser español, si la esencia de la españolidad reside en la mala educación y el desprecio a quien no es como yo, no quiero ser español. Leyendo a estas personas uno puede llegar a la conclusión de que el principal rasgo distintivo del hombre español de España, pues casi siempre son hombres, es ser estúpido. Creo que no es así, pero cada día estoy menos seguro.
Las niñas de San Ildefonso que van a cantar los números de la lotería probablemente vienen de hogares y situaciones de especial vulnerabilidad. Los extremocentristas se quejan, pues, de que nosotros, los blancos, ya tenemos nuestros propios pobres. La extrema derecha lo pudre todo, especialmente los cerebros. Es triste y doloroso comprobar que hay personas que solo albergan odio en su interior y que están dispuestas a insultar a menores de edad en un ejercicio de patriotismo analfabeto y cruel. Las niñas de San Ildefonso del vídeo seguramente van a cantar los números estupendamente, y verlas con esa mezcla de nervios e ilusión es algo que contagia, que te remueve por dentro. En realidad, la lotería son ellas, y nos han tocado a todos. Son mucho mejores que todos y cada uno de los patriotas identitarios. Lo harán bien. Todo.