Taylor Swift, la última víctima de los «deepfake»

Andrés Visús DIRECTOR DE OPERACIONES Y ESTRATEGIA EN PREDICTLAND AI

OPINIÓN

María Pedreda

13 feb 2024 . Actualizado a las 08:51 h.

Y no es cualquier víctima, en lo que a popularidad e influencia se refiere. La reciente triunfadora de los Grammy se ha convertido en «la novia de América». Todo lo que hace es noticia y lo que no, también. Como, por ejemplo, protagonizar unos vídeos de carácter pornográfico difundidos hace unas semanas por la red.

Se trata de un nuevo caso de deepfake, es decir, de imágenes falsas, habitualmente del rostro de una persona, que parecen ser reales y que se han producido mediante inteligencia artificial.

Los deepfakes funcionan a través del uso de modelos de redes neuronales generativas, deep learning. Básicamente, los algoritmos aprenden a crear imágenes de personas reales o ficticias tras procesar una base de datos de imágenes de ejemplo. A partir de ser entrenados con imágenes de alguien en concreto, pueden generar vídeos muy realistas. De un modo similar se recrea la voz, con el potencial que esto genera, tanto para un uso positivo como para un uso malintencionado generando vídeos falsos, totalmente creíbles, de individuos haciendo o diciendo algo inapropiado.

Los deepfakes más populares son de celebridades y ya hay una inmensa cantidad de fotos y vídeos disponibles en internet, pero igualmente se puede hacer con cualquier ciudadano anónimo, siempre y cuando se puedan obtener suficientes imágenes, por ejemplo, de las redes sociales. Sucedió en nuestro país, en la localidad extremeña de Almendralejo, donde se utilizó la imagen de menores de edad en vídeos de contenido sexual.

En ambos casos, en el de Taylor Swift y en este suceso, se trata de actos punibles legalmente hablando y de claro empleo malintencionado de las herramientas que proporciona la inteligencia artificial. Ahora bien, los deepfakes también pueden ser buenos. No todo es pornografía ni suplantación de identidad para engañar a gobiernos, poblaciones, causar conflictos internacionales, dañar la imagen de una persona o sacar un provecho ilegítimo. En el otro lado, el empleo correcto de la imagen y voz de terceros abre grandes oportunidades de negocio en el mundo de la televisión, el cine y el márketing, entre otros sectores.

En junio del 2020, por ejemplo, Welcome to Chechyna, una película de investigación sobre la persecución de personas del colectivo LGBT en Rusia, se convirtió en el primer documental en usar deepfakes para proteger la identidad de las personas que participaron y evitar así su persecución. Se pidió a activistas LGBT voluntarios de todo el mundo que prestaran sus rostros para ser suplantados por veintitrés de los protagonistas de la película.

Otra muestra de utilización positiva de la imagen de famosos mediante esta técnica es la campaña contra la malaria protagonizada por David Beckham. El futbolista grabó un único vídeo, sobre el que se aplicó inteligencia artificial para que reprodujera el mismo mensaje en nueve idiomas. Se manipularon en el proceso sus movimientos faciales, creando así la ilusión visual de que realmente estaba hablando en cada idioma.

En España, sí, todo el mundo conoce el anuncio de cerveza en el que Lola Flores habla «con mucho acento» y que ha dado paso a nueva versión, recién estrenada, en la que se escucha cantar a otra leyenda del flamenco, Camarón de la Isla.

En conclusión, la tecnología es inofensiva sí misma y un uso adecuado puede tener un gran impacto positivo en la vida de las personas, negocios y en la sociedad en general. En este sentido, la tecnología de la inteligencia artificial detrás de las imágenes falsas tiene un futuro muy prometedor. Conforme se vaya avanzando en las técnicas de deep learning, el abanico de posibilidades irá creciendo rápidamente en diferentes ámbitos como la sanidad, las finanzas o la educación, entre otros,

En cuanto a los malos, se verá si la detección y eliminación de vídeos fraudulentos es tan rápida como la publicación de estos. Eso sí, este juego del gato y el ratón acelerará la innovación en este campo, que todavía tiene que dar muchas sorpresas.