La mayor humillación no es marcar muchos goles, es peor no darlo todo

Álvaro Boro

OPINIÓN

Campo de fútbol Manuel Díaz Vega, en La Corredoria. El ayuntamiento cambiará el césped artificial y las porterías
Campo de fútbol Manuel Díaz Vega, en La Corredoria. El ayuntamiento cambiará el césped artificial y las porterías AYUNTAMIENTO DE OVIEDO

15 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Se está armando cierto revuelo oportunista y absurdo debido a la goleada 41-1 del Gijón Industrial al Marino de Luanco en categoría infantil. La verdad, yo no entiendo nada; sólo que parece que muchos viven en «Los mundos de Yupi» y como ovejas siguen al rebaño comandado por lo políticamente correcto.

Jugué en un equipo de fútbol federado desde que era un guaje hasta que cumplí los 18. Según los años: fuimos muy malos, malos, regulares, buenos y hasta, en alguna ocasión, llamamos la atención jugando. Tuve compañeros que hacían maravillas con un balón y otros que nos arreglábamos, bien que mal, como podíamos y cumplíamos. Sufrimos goleadas y también dimos baños a otros. Fuimos un gran equipo y a la vez una puta banda que sólo pensaba en pasárselo bien.

Gracias al fútbol aprendí muchas cosas, pero por encima de todo: la importancia de la amistad y de que remando todos juntos es la única forma de conseguir algo. Muchos de mis grandes amigos son aquellos con los que me cambié por primera vez en un vestuario siendo niño y acabamos haciéndolo como hombres. Durante todo este crecimiento encajamos victorias y derrotas, lloros y risas, dolor y placer, enfados y abrazos, justicia e injusticias: empezamos a saber un poco qué era la vida. Y en ello estamos. Quizá era otro fútbol y otro mundo, pero estoy seguro de que, visto lo visto, era mucho mejor que este.

Es indignante que el presidente de la Real Federación de Fútbol del Principado de Asturias, José Ramón Cuetos Lobo, ataque al entrenador del Gijón Industrial, Joaquín Solares, diciendo que se lava las manos por el resultado y que «hay que cuidar las formas». Y mucho más que dé ideas, como indicar a los jugadores que sólo marquen goles de cabeza o con su pierna mala, más bochornosas y humillantes que la propia goleada. Pero no sólo dice memeces el presidente, hay muchos otros. Joaquín Montes, coordinador del fútbol base en el Astur, aconseja que en caso de superioridad táctica y técnica, en lugar de que cada equipo dé lo máximo y salga a por la victoria, el mejor salga al campo a hacer un rondo y pasarse la pelota sin que el equipo contrario la huela. Sólo falta que aparezca algún iluminado más y opine que debían meterse goles en propia o jugar sin portero para igualar la cosa. Todas estas medidas son mucho peores y demuestran una falta de respeto absoluto que marcar muchos goles.  Jugando a fútbol, como en todo en la vida, se gana y se pierde, hay gente mejor que tú, el esfuerzo no siempre se ve recompensado, la justicia no lo es tanto y no por ello debemos permitir la condescendencia ni dejar de luchar y trabajar.

El problema del fútbol base no son las grandes derrotas ni que unos chavales de 13 años tengan que recoger el balón muchas veces de las redes de su portería; es la educación y la formación que se les está dando, sobre todo cuando a muchos de los encargados de éstas se les llena la boca para criticar a un colega y no dicen más que sandeces. En el fútbol, como en cualquier otro deporte en el que se compita, siempre se ha de intentar ganar, de forma justa o no, pero sin trampas; porque para eso se compite.

En la labor del entrenador o el coordinador está enseñar que tanto el triunfo y la derrota son dos impostores, que nunca se han de perder las formas y que la mayor humillación a un rival es no darlo todo. Entrenar y formar a los chavales en unos valores y compromisos, pero siempre dentro de una realidad y en la verdad del mundo.