El revuelo

OPINIÓN

Alfonso Rueda convoca elecciones anticipadas en Galicia. 21/12/2023
Alfonso Rueda convoca elecciones anticipadas en Galicia. 21/12/2023 Xoán A. Soler

16 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras en Valladolid se hacía famosa Inés Hernand (o yo al menos no la conocía hasta ese momento) con sus iconos y sus comentarios en el backstage de la gala de los Goya (casi todos los premios se los llevó «La Sociedad de la Nieve») y mientras en la costa gaditana cuatro guardias civiles intentaban detener una ‘narcolancha’ (dos de ellos fueron asesinados y un tercero sigue grave en el hospital), una sorprendente noticia empezó a circular por las redes sociales. Dieciséis medios de comunicación de diferentes tendencias comenzaron a difundir un encuentro informal de periodistas con un alto dirigente del PP (todas las especulaciones llevan a pensar que esa persona es Alberto Núñez Feijóo) en la que se había relevado los contactos establecidos con Junts de cara a la investidura del líder gallego (cabe recordar que en su momento se dijo que solamente se habían tomado un café entre concejales). Se reconoció que se había estudiado la amnistía, cuya medida se descartó a las 24 horas, pero como oferta alternativa para obtener esos siete votos de los diputados de Junts se planteó un indulto a Puigdemont a cambio de que el expresident se pusiera a disposición de la justicia española y renunciase a volver a reeditar un nuevo ‘procés’. En ese mismo encuentro se reconoció que va a ser muy difícil que la justicia logre relacionar al dirigente catalán con delitos de terrorismo. El revuelo y el estupor ha sido mayúsculo, sobre todo para miles de dirigentes y de militantes y votantes populares que han participado en manifestaciones convocadas por el PP por toda España en contra de realizar medidas de gracia al independentismo catalán. La duda del por qué ahora no es sencilla de contestar. Hay quien ve una voladura controlada con la que placar cualquier otra revelación de Puigdemont («todo se sabrá», escribió en una carta dirigida a las y los eurodiputadas), pero yo me sitúo entre los que han visto una metedura de pata desvelar estas negociaciones sin esperar a que se vote el próximo domingo en Galicia.

No tengo dotes de futurólogo pero no creo que el asunto catalán vaya a influir el 18 de febrero en los comicios gallegos (sinceramente me gustaría que fuera así y que la votación responda a criterios autonómicos, no a cuestiones exógenas como ocurrió en las municipales y autonómicas del 28 de mayo de 2023). Es verdad que las encuestas no le garantizan a Alfonso Rueda un mínimo de 38 diputados y que el nerviosismo por perder un feudo tan importante ha llevado a usar una estrategia más enfocada a la política nacional que a sacar pecho de la gestión de estos últimos 15 años. El actual presidente de la Xunta ha visto más provechoso para sus intereses hablar de los vínculos del BNG con Bildu. Lamentablemente ha declinado participar en otros debates electorales (hoy se cumplen 300 viernes negros en TVG, la protesta más larga en España contra la manipulación informativa) y a tirar de Isabel Díaz Ayuso para captar potenciales votantes de Vox (ayer, en la Asamblea de la Comunidad de Madrid, tuvo la intervención más vomitiva de todas las que le recuerdo diciendo que las 7.191 personas a las que no se les trasladó de las residencias a los hospitales durante la pandemia se iban a morir igual). En Galicia son siempre importantes los electores en el exterior, y en esta primera ocasión sin el voto rogado puede que sean totalmente determinantes para un lado u otro de la balanza. No hay que descartar que se abra un nuevo tiempo político tras cuatro legislaturas consecutivas con gobiernos de derechas. Ana Pontón acaricia convertirse en la primera presidenta de la Xunta, lo que sería un éxito sin precedentes tanto para ella como para el BNG, porque hay que recordar que su peso en el parlamento gallego fue menguando mucho cuando irrumpieron Anova y En Marea, pero ante la desaparición de ambas formaciones y con las nulas posibilidades de Podemos y de Sumar de conseguir algún escaño, parece claro que habrá un voto útil de la izquierda irá a pasar al BNG. Si esto se produjera finalmente, Galicia se uniría a las otras dos nacionalidades históricas (Catalunya y Euskadi) gobernadas por partidos nacionalistas, lo que yo lo veo como un ejemplo más de la realidad plurinacional del Estado frente al revuelo que arman algunas formaciones políticas que anhelan una España uniforme (como la que había durante el franquismo).