En Rusia se ha popularizado un particular calendario de esos que ilustran cada mes del año con una fotografía. El producto en cuestión no es el rancio desfile de modelos neumáticas que se afanan en lavar coches deportivos o que presuntamente disfrutan de esa ráfaga de viento huracanado que les levanta la falda, que también los habrá. Tampoco se trata de esa colección cuqui de perritos adorables, corderos de gominola y gatitos persiguiendo ovillos. Las doce imágenes son a mayor gloria de Vladimir Putin. Tanto, que desde la lejanía el almanaque podría parecer una parodia ideada por un humorista con poco que perder. Pero va en serio. Los rusos pueden recrearse con instantáneas inolvidables y frases inspiradoras en las que el líder pilota un caza, enciende una vela junto a un religioso ortodoxo, descansa sobre la rama de un árbol o se ajusta su americana a lo James Bond. Una de las frases del 2017 era «Rusia es un país amante de la paz y autosuficiente. No necesitamos ningún territorio extranjero, ni las riquezas naturales de otros. Pero en caso de amenaza estamos preparados para usar las armas para asegurar nuestra seguridad». Sí, también hay gatito. Pero acariciado por Putin. La cara B del presidente daría para varios calendarios, con los personajes ilustres no afines al régimen (los anónimos darían para varios tomos) que sospechosamente han perdido la vida en durante este reinado. Trágicamente, precipitarse desde una ventana ha cobrado un nuevo sentido cuando la víctima es rusa. El último trofeo es Alexéi Navalni. En el funeral de una persona joven, en Galicia a veces asoma esa frase de «non vai pola toca, que vai pola leva». No va por turno, se lo llevan y punto. Y en Rusia hay un dios postizo que se lleva a muchos.
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