Abandono escolar: tenemos que hablar de esto

Juan C. Varela Vázquez INSPECTOR DE EDUCACIÓN

OPINIÓN

ALBERTO LÓPEZ

22 feb 2024 . Actualizado a las 08:56 h.

El abandono escolar temprano es el porcentaje de población entre 18 y 24 años que no finalizó la educación secundaria y no se está formando. Es un dato que alerta sobre la falta de aprendizaje de nuestros jóvenes, impidiendo la realización del principio de equidad inherente al derecho a la educación.

La Encuesta de Población Activa del 2023 evidencia tres escenarios de desigualdad en el sistema educativo español.

En el primero tenemos cuatro autonomías por debajo de la media estatal (13,6 %), de la europea (9,6 %) y cumpliendo ya el objetivo UE para el 2030 (mayor del 9 %): Navarra, País Vasco, Cantabria y Galicia presentan entre un 6 y un 8,8 % de abandono escolar.

En el segundo constan seis autonomías, entre un 10 y un 13 %, por debajo de la media estatal y superando la europea. En el tercero figuran las siete autonomías restantes, entre un 14 y un 19 %, por encima de las medias anteriores. Lo más relevante es la brecha entre el tercer escenario y el primero: 8 puntos porcentuales de media en desigualdad de oportunidades de formación entre jóvenes del mismo país. Y esto es trascendental para España, porque somos el segundo Estado europeo con mayor abandono escolar y el primero en desempleo juvenil.

Por eso, la permanencia y progresión en el sistema educativo son decisivas para reducir ambas tasas y equilibrarlas entre territorios. Cuando el abandono escolar es bajo, concluimos que una determinada política educativa cumple con los principios de normalización e inclusión.

Según el Ministerio de Educación, Galicia, Navarra y Asturias presentan el mayor número de alumnado con necesidades educativas especiales integrado en centros ordinarios. Además, Galicia y Asturias ofertan esta escolarización más equilibrada entre centros públicos y privados.

Pisa 2022 apunta en esta línea que Cantabria, las dos Castillas y Galicia cuentan con la menor segregación escolar del alumnado más desfavorecido por su origen socioeconómico y cultural, por debajo de las medias estatal y europea y al nivel de Finlandia o Noruega. En cuanto al rendimiento académico en Matemáticas, Lectura y Ciencias, Aragón y Galicia aportan los resultados más igualados entre el alumnado escolarizado en centros públicos y privados.

Estos resultados no aparecen de un curso para otro. Las autonomías que los presentan fueron capaces de dotarse de un marco jurídico y presupuestario orientado a la provisión y formación del profesorado, a la equidad y a la igualdad de oportunidades de aprendizaje. Partiendo del trabajo del personal docente, se fue reduciendo el determinismo de origen socioeconómico y cultural del alumnado vulnerable, haciéndolo depender más de su trabajo y capacidad.

Sabemos que la equidad educativa impacta de manera directa no solo en el conocimiento presente y futuro de cualquier comunidad, sino en su cohesión social. En consecuencia, no podemos obviar que un país con un sistema educativo poco equitativo por desequilibrado «es injusto, ineficiente, y reduce la riqueza, el trabajo y el bienestar futuro de sus habitantes».