Ana, Paco y Waldo: el alma del Oviedo Antiguo

Álvaro Boro

OPINIÓN

Ana González Bermejo, Waldo Valbuena y Paco Álvarez, los tres homenajeados.
Ana González Bermejo, Waldo Valbuena y Paco Álvarez, los tres homenajeados.

02 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace apenas unas horas la asociación Oviedo Redondo homenajeó, por su reciente jubilación y toda su trayectoria, a Ana González Bermejo, Paco Álvarez (Chicote) y Waldo Balbuena. Fue este viernes que acaba de esfumarse y del que, quizá a estas tempranas horas del sábado que usted lee estas líneas, aún quedan vestigios en los rostros de aquellos que exprimen la noche por ese Oviedo Antiguo que fue hogar, trabajo y todo de los homenajeados. Ana, Paco y Waldo fueron y siguen siendo de esas personas por las que uno sigue confiando en el ser humano. Con su trabajo y ejemplo de vida son el ejemplo de que la unión hace la fuerza, de que un barrio unido nunca se queda sin futuro, de que el Antiguo no es simplemente eso que muchos critican: noche, copas, broncas, terrazas y botellón. Porque es mucho más, en palabras de Waldo a Nortes: «Defendemos un barrio que sea fuente de ocio, de creatividad, de asociacionismo, de libertad». 

En cierto modo, el Casco Antiguo es un poco el barrio de todos, aunque no vivamos allí; porque quién no ha pasado o pasa gran parte de su tiempo pululando por sus calles, entrando en sus bares y disfrutando de sus plazas. El sitio de recreo de una ciudad que a la mínima, con esas ínfulas de nobleza desinflada y burguesía paupérrima, arremete contra el Antiguo como fruto de todos los males; cuando realmente sólo es envidia frente a la libertad, el hedonismo y la felicidad.

Si uno es de Oviedo y no conoce a Ana, Paco y Waldo, dónde coño se mete y qué hace con su vida. No puedo más que compadecerme de su triste existencia, no sabe todo lo que se ha perdido y jamás podrá recuperar. Paco en «El Chicote» mató nuestra hambre y palió borracheras a base de pinchos que no se acababan nunca. Ana al frente de «Papelería San Antonio» nos abasteció de prensa, revistas, lápices, bolis y miles de fotocopias. Waldo  con «La Barrina» hizo de nuestras noches una sucesión de risas y «tocámelos». Los tres hicieron mejor a la ciudad, los tres crearon un tejido social en el barrio, los tres merecen este homenaje y todos los del mundo. Nos hicieron felices.

Sirvan estas líneas como mi pequeño homenaje a Ana, Paco y Waldo. Espero que descansen y disfruten de su merecida jubilación, que sea durante muchos años y que nos crucemos muchas veces por esas calles del Oviedo Antiguo que, en cierto modo, les pertenecen a ellos, que fueron su alma, más que a nadie.