Misterios domésticos

OPINIÓN

FÁTIMA DAPENA

12 mar 2024 . Actualizado a las 09:08 h.

Hay misterios históricos no resueltos, como saber lo que hacen las lampreas durante los tres años que viven en las profundidades del mar antes de remontar el río para desovar, o lo que hizo Cristo el tiempo que pasó dentro del Santo Sepulcro antes de resucitar. Existen también misterios domésticos que no se sabe por qué no acaban de resolverse a pesar de los adelantos; concretamente hay dos especialmente embarazosos: la cubitera de los hielos y la escobilla del váter.

Fui usuario de la cubitera de hielos durante mucho tiempo y probé todo tipo de artilugios sin que ninguno resultara eficaz, tanto para meterla en el congelador sin derramar el agua como para sacar los cubitos sin provocar una bomba de racimo por toda la cocina. Tras muchos ensayos, concluyo que lo mejor es comprarlos en la gasolinera y desechar definitivamente los convencionales.

Hay amigos que dicen que a ellos les va muy bien con esa especie de bolsas con huequecitos, pero a mí me sigue costando un mundo sacarlos y es un engorro llenarlas; otros minimizan el suplicio apelando a esas cubiteras de metal que tiene una palanca que expulsa los hielos, que tampoco me parecen una solución lograda porque estirar de la palanca es como arrancar el seguro de una granada de mano. ¿Cómo no inventan algo más práctico y sencillo?

Lo de la escobilla del váter es otro objeto atávico que, por más que le cambien el diseño, nunca acaba de extinguirse y de ahorrarnos una mueca de asco habitual. ¿Cómo es posible que ni los chinos, ni Google, ni Elon Musk, que hacen coches sin conductor, no sean capaces de reparar esa fatiga cotidiana e inventen un robot o unas cápsulas solubles y desinfectantes que te eviten tirar de escobilla?

Misterios sin resolver.