El Consejo de Ministros aprobó el 6 de mayo el proyecto de ley para la reducción de la jornada laboral, la primera en más de cuarenta años, cuando se bajó a 40 horas. Así que ya tocaba.
La norma ha comenzado su recorrido parlamentario. Ahora es el momento de que los grupos políticos aparquen sus intereses particulares y piensen en el bien común, respaldando una medida sin duda positiva y que cuenta con un amplio apoyo social. Es la hora de ir a una reducción de la jornada por ley.
Los sindicatos sabemos bien lo que cuesta conquistar derechos, de los que luego se beneficia, por cierto, la mayoría de la sociedad. La reforma es fruto de un acuerdo entre el Ministerio de Trabajo y los sindicatos CCOO y UGT. Aunque gracias a la negociación colectiva la jornada laboral se ha ido reduciendo progresivamente hasta alcanzar una media de 38,5 horas semanales en los convenios, el acurdo entre PSOE y Sumar para investir a Pedro Sánchez contemplaba la reducción de las horas de trabajo en una primera fase a 37,5, para bajar hasta las 35 al final de la legislatura. Se trata de un compromiso que hay que cumplir.
Los argumentos de la patronal en contra de la medida no se sostienen. Las declaraciones apocalípticas y el discurso del miedo no benefician a nadie, y restan credibilidad a quienes lo extienden. El alarmismo injustificado de la patronal recuerda al que esgrimieron las derechas en 1983 cuando se redujo la jornada en nuestro país a cuarenta horas semanales. Entonces ponían el grito en el cielo, augurando que aumentaría el desempleo y lastraría la competitividad. Ocurrió todo lo contrario: el paro es ahora mucho menor y la productividad creció un 28% entre 1985 y 2022. España es hoy un país más próspero, productivo y justo. Y gracias al aumento de la productividad, han crecido igualmente los márgenes empresariales: el 64% entre 2018 y 2023.
Si la tramitación parlamentaria avanza en los plazos previstos, la nueva jornada laboral podría comenzar a extenderse este mismo año. Ya lo están haciendo de hecho algunas empresas sin esperar a que se apruebe la ley.
Compañías asturianas como Alimerka, donde CCOO lleva décadas luchando por mejorar las condiciones laborales de la plantilla, lo acaban de hacer. Enhorabuena por adelantarse al futuro y ser el primer supermercado del país que lo implanta. Saldrá ganando la empresa y lo harán las personas trabajadoras que se encargan de que todo funcione. Es un ejemplo. Y el objetivo sería generalizarlo, apoyando a las empresas con dificultades. Se pueden acompasar los ritmos, pero la dirección está marcada.
El momento es ahora. La economía española registra en los últimos años mejoras que posibilitan avanzar en la reducción de la jornada laboral. Paradójicamente, como han señalado Natalia Arias y Luis Zarapuz, economistas del Gabinete Económico de CCOO, quienes más se quejan del aumento de sus costes laborales por rebajar la jornada no tienen en cuenta el retorno positivo a través del aumento de la demanda que tendrán para su actividad, caso de la hostelería y el ocio.
Indudablemente, reducir la jornada legal máxima contribuirá a reequilibrar el reparto de la renta en beneficio de la población trabajadora, se traducirá en una creación adicional de empleo y traerá beneficios a la salud laboral.
Y no menos importante: la reducción de la jornada laboral es una herramienta para favorecer la conciliación con el reparto de los tiempos de trabajo entre hombres y mujeres, ya que las mujeres están infrarrepresentadas en el trabajo remunerado y sobrerrepresentadas en el trabajo no remunerado (tareas del hogar y de cuidados), asumiendo dobles jornadas. Reducir la jornada no lo garantiza, pero ayudará a promover la corresponsabilidad, que tanta falta hace.
La reducción de la jornada es una cuestión de justicia social. Y todo serán ventajas. Porque trabajar menos significa ganar tiempo para tener una vida mejor. Que es lo que necesitamos.
Precisamente la I Escuela de Verano «Anita Sirgo», que organiza CCOO de Asturies del 1 al 4 de julio en el Aula Magna del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo, dedicará varias charlas y mesas redondas a tratar sobre la reducción de la jornada, además de un coloquio con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y una ponencia del secretario general, Unai Sordo.