El gran problema de este país se llama «régimen del 78»

Estefanía Torres EURODIPUTADA EN LA VIII LEGISLATURA

OPINIÓN

Pedro Sánchez en rueda de prensa desde Ferraz.
Pedro Sánchez en rueda de prensa desde Ferraz. Daniel Gonzalez | EFE

14 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de conocer la vinculación de Santos Cerdán, ex secretario de organización del PSOE por un día, con el supuesto cobro de mordidas por la adjudicación de obras públicas, Pedro Sánchez apareció en rueda de prensa con rostro compungido. Lo hizo desde la sede de Ferraz, dejando claro que para él, el PSOE y el Gobierno son compartimentos estancos que no están relacionados. Pedro Sánchez realizó una comparecencia pública perfecta en la modulación vocal y en los gestos.

Porque es un experto en comunicación política. Antes de ser Presidente, tenía ya un conocimiento profundo de los tonos que se deben utilizar, de la comunicación no verbal y del momento político adecuado para salir a dar declaraciones públicas. El problema para Pedro Sánchez es que esta vez lo tiene muy complicado. Por mucho que haya ensayado el rostro de aflicción y repita sin cesar «democracia»,«ejemplo», «somos diferentes», «acciones», «tolerancia cero contra la corrupción», pedir perdón ya no es suficiente. Porque cuando son dos los secretarios de organización que él mismo eligió quienes están salpicados por casos de corrupción podemos decir que nos encontramos ante un problema sistémico. Y algo así no se resuelve con parafernalias ante los medios de comunicación, sino tomando medidas concretas y tajantes. Para empezar, asumiendo en carne propia las responsabilidades políticas que toquen.

Sin embargo, esta conducta del PSOE no nos pilla por sorpresa. El principal partido del régimen del 78, representa los intereses de los privilegiados, con un tono de modernidad que lo aleja del PP en lo simbólico, pero hasta ahí. Para muestra un botón. Parece que la empresa que está detrás del entramado corrupto en el que presuntamente está envuelto Santos Cerdán es Acciona. Esta misma empresa ya apareció vinculada al caso Púnica y a otros casos de corrupción del bipartidismo. Por tanto, esta forma de gobierno que practican tanto el PP como el PSOE tiene como piedra angular la corrupción. Y lo que pone de manifiesto es que en este país quienes más poder tienen son aquellos que mandan sin presentarse a las elecciones.

Por eso, a Pedro Sánchez le quitaba más el sueño tener ministros de Podemos en el Gobierno que mantenerse hoy como Secretario General de un partido corrupto. La realidad es que Pedro Sánchez lleva repitiendo las palabras regeneración democrática; todo su mandato sin hacer absolutamente nada por cambiar de raíz el sistema judicial de este país, podrido hasta las entrañas. Porque de nada sirve hablar de regeneración democrática cuando se pacta reiteradamente la renovación del Consejo General del Poder Judicial con el partido de la mafia y se deja fuera, boicot y veto mediante, a Podemos, que sigue sin presentar un sólo caso de corrupción. Pero el PSOE no va a cambiar nada porque está a gusto con este sistema. Porque el PSOE es el sistema. De lo contrario, no sólo pedirían perdón, pondrían en marcha medidas reales para impedir que tenga más poder político el IBEX 35, mordidas mediante, que el voto popular y democrático.

No nos llamemos a engaño. Si esto continúa pasando en este país es porque el bipartidismo se beneficia de ello. Aunque Adrián Barbón se haga el sorprendido, como si Asturias fuese un ejemplo de limpieza, transparencia y democracia. Cuando, además, ya se ha publicado en algún medio la supuesta vinculación con el caso Koldo de dos contratos de obra en nuestra tierra. Digámoslo claro. El problema de este país es endémico y se llama régimen del 78. Una Constitución pactada por arriba entre las élites que se acostaron franquistas y se despertaron demócratas. Una Constitución que pivota en una monarquía anacrónica, desigual, machista y reaccionaria. Una Constitución que necesita del turnismo para que nada cambie: que los millonarios y los privilegiados puedan seguir haciendo sus negocios pisoteando los derechos de las mayorías, haciéndose más ricos mientras nos empobrecen.

Como sucedió en 2011, el régimen del 78 necesita ser confrontado desde el planteamiento de que el problema está en su base. Esta forma de Gobierno y esta forma de Estado no nos sirven: la corrupción permite el recorte de derechos e impide que la justicia social avance. Y la corrupción existe porque lo permite el régimen. Este 15 de junio tenemos una cita en las calles de Madrid para seguir caminando hacia un horizonte que posibilite edificar un régimen verdaderamente democrático. La tarea colectiva es hoy construir un frente republicano y emancipador, de clase trabajadora, popular, feminista y por la paz.

Un frente que debe construirse con los movimientos sociales, las organizaciones sindicales, las asociaciones vecinales, las cooperativas, los medios de comunicación independientes y los partidos políticos republicanos que tienen valentía suficiente para asumir que la batalla no es cortoplacista ni fácil. Porque es una pelea de Estado, de régimen. Y es una batalla de deber histórico. Que los árboles no nos impidan ver el bosque. Somos capaces de hacerlo porque ya lo hemos hecho antes y porque las cosas más hermosas siempre son obra de la clase trabajadora. Además, si algo hemos aprendido en todos estos años de lucha, aciertos y tropiezos, es que aunque ellos no quieran, «si se puede». Nos vemos en la Marcha Republicana. A por la Tercera.