«El verano es siempre mejor de lo que podría ser». Las palabras del escritor Charles Bowden resumen con verdadero atino lo que significa esta época del año para una ciudad como Gijón/Xixón. Aquí el verano no solo se espera: se construye y se vive con intensidad. Para los gijoneses no se trata de una mera sucesión de fechas marcadas en el calendario, sino de toda una declaración de principios que define nuestra forma de ser y de estar en el mundo.
Este año, tras ese primer impulso que nos dio el 2024, llega la confirmación de ese modelo de verano que apuesta por la calidad y por la diversidad, con una oferta que halla, una vez más, ese equilibrio idóneo entre tradición y vanguardia. En definitiva, una programación que busca consolidar a nuestra ciudad como un referente del norte de España por su oferta cultural, musical, gastronómica y festiva.
La Semana Grande, como eje principal de la programación, mantendrá la fórmula ampliada que tan buena acogida tuvo el año pasado. Poniente y la Plaza Mayor, los dos grandes escenarios al aire libre, contarán con actuaciones prácticamente a diario y con artistas de referencia como Bonnie Tyler, Los Secretos, Rosario Flores o Abraham Mateo, entre otros. Y si hablamos de música, no podemos obviar la implicación de otros colaboradores y empresas cuyo trabajo a lo largo de los últimos años ha sido clave para consolidar los diversos festivales en Gijón como una referencia dentro y fuera de Asturias. Su compromiso se traduce este año en artistas de renombre como Juan Luis Guerra y en grupos históricos como Sex Pistols o de marcada trayectoria internacional como 30 Seconds to Mars.
Y entre concierto y concierto, la ciudad respira al calor de otras citas tan icónicas como el Festival Aéreo, que celebra este año su XIX edición, y que volverá a llenar el cielo de San Lorenzo de acrobacias y exhibiciones de grandes pilotos, patrullas y equipos de los diferentes cuerpos y fuerzas de seguridad de nuestro país. O también el Arcu Atlánticu, que regresa este verano para celebrar la identidad atlántica de la ciudad con una mezcla de cultura tradicional, innovación, literatura, música, gastronomía y artes escénicas.
Ahora bien, un buen verano no solo se mide por su cartel, sino también por la calidad de los servicios públicos que lo acompañan y que son la piedra angular de la programación. El esfuerzo conjunto de la Concejalía de Festejos y de Divertia, y también la colaboración transversal de otras concejalías y empresas municipales, han permitido elaborar una oferta pensada para todas las personas y con un objetivo claro: que sea un verano memorable para la ciudadanía y para quienes nos visitan.
Gijón ha logrado por fin una estabilidad en su programación estival; una estabilidad que reside en la excelencia de una oferta en la que no sobra nadie. Gijón ha logrado por fin, enlazar una constante de verano a la altura de la ciudad que somos; un ejemplo que pone en valor lo mejor de lo público, lo mejor de una sociedad que entiende el verano como algo colectivo.
El verano en esta ciudad siempre es memorable porque se vive y se siente como en ninguna otra parte. Es una sensación que solo conoce quien la ha vivido y es una sensación que permanece en la memoria para siempre. Por eso, este año no solo es mejor de lo que podría ser, sino que es el mejor hasta la fecha. Y eso, para una ciudad como esta, es mucho decir. ¡Feliz verano!
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