Durante mi estancia de diecinueve meses en Munich estuve yendo muchas tardes a clases de alemán. El primer día de clase, como es lo normal, me presenté. Les dije a mis compañeras y a mis compañeros que me llamaba Diego, que estaba en ese momento trabajando en un hotel de la ciudad limpiando habitaciones, que había estudiado periodismo y que tenía 26 años, que estaba soltero y que no tenía hijos. Mi relato impactó a todos los presentes (en su mayoría eran de la zona de los Balcanes [croatas, serbios, albaneses], aunque también había un ruso, una brasileña y una tailandesa) porque teniendo una edad muy cercana a la mía, todas y todas ya tenían, al menos, un descendiente. Me río porque si supieran que a día de hoy mi situación personal sigue intacta, con 39 años, seguramente me verían todavía más bicho raro que en aquel entonces. No obstante, sí que les podría decir que desde este pasado martes tengo el honor y el privilegio de ser tío. Mi hermana y su marido han sido padres de mi primer sobrino, a los que felicito y les deseo que su hijo les una aún más. No puedo pasar la ocasión para agradecer a todo el personal del HUCA y aplaudir, una vez más, a toda la sanidad pública asturiana (ayer mismo se hizo público un caso de éxito de un nuevo dispositivo para reducir los síntomas del párkinson).
También estoy muy contento por mi madre y para mi padre, porque se estrenan como abuelos (y sé que les hacía mucha ilusión que llegara su primer nieto). Estoy convencido de que a mi abuelo materno, que falleció justo hoy hace un año, le hubiese encantado conocer a su primer bisnieto, pero es ley de vida disfrutar del tiempo que la sabia naturaleza nos concede y creo que él fue muy feliz hasta el final de sus días. Y ya puestos a especular en el campo del relevo generacional, voy a soltar un posible pronóstico de cara al año que viene entre marzo y abril. Hay un amigo que me decía el otro día que habrá que ver si hay un repunte significativo de nacimientos en Asturias/Asturies al calor del ascenso del Real Oviedo. Veremos si será así, pero si se confirma, bienvenidas y bienvenidos a todos esos peques oviedistas.
Hay quien piensa que no merece la pena tener hijos porque vivirán en un mundo cada vez más desigual (ni tan siquiera el relevo generacional conseguirá acabar con las injusticias). Esas diferencias no solamente se manifiestan entre los países desarrollados y los del tercer mundo, sino que incluso dentro de los estados más ricos se producen verdaderas diferencias y atrocidades. Da pavor ver al Presidente de Estados Unidos visitando «Alligator Alcatraz», una cárcel construida en ocho días (y rodeada de pantanos llenos de caimanes, mosquitos y pitones) para albergar a 5.000 inmigrantes en situación irregular, al más fiel reflejo de los campos de concentración nazis. Da pudor todo lo que ha supuesto la boda de tres días en Venecia de Jeff Bezos (dueño de Amazon) y Lauren Sánchez, que según se calcula pudo costar (entre 28 vestidos de novia, 90 jets privados, 250 invitados…) 50 millones de dólares. Es éticamente inaceptable que cuarenta países de África tengan que destinar más recursos económicos a pagar por los intereses de sus deudas en vez de invertirlos en garantizar derechos básicos para sus poblaciones en educación y sanidad (tal y como se reveló en la 4ª Conferencia de Financiación para el Desarrollo en la ONU en Sevilla).
Es un escándalo inasumible que en España haya muertes en los puestos de trabajo y que el terrorismo machista no cese, con 48 feminicidios (22 por violencia de género, las dos últimas asesinadas eran asturianas) y con una alta probabilidad de esta lacra haga peligrar la vida de miles de mujeres a lo largo de este verano (fechas en las que estadísticamente suelen darse más casos). Todas estas situaciones son realidades a combatir, al igual que la corrupción. Que Santos Cerdán haya entrado en la cárcel de Soto del Real es una imagen que duele, porque se confió en alguien que, aunque siga negando su implicación en la trama de corrupción de José Luis Ábalos y Koldo García, los indicios de la UCO son claves y determinantes. Es una incógnita qué hará mañana Pedro Sánchez en el Comité Federal, puesto que el daño reputacional para el PSOE es tremendo tanto fuera como dentro de la formación. No me gustaría estar en la piel del Secretario General, porque valorando pros y contras creo que cualquier decisión es mala, y sinceramente no sé cuál de todas será la elegida (es evidente que a nivel orgánico requiere de cambios mucho más allá de los estéticos, aunque entiendo perfectamente que necesita confiar en alguien que no le falle por tercera vez, quizás ese perfil sea bastante difícil de encontrar).
Le salva dos cosas: los excelentes datos económicos (como los conocidos el miércoles con la bajada del paro y un nuevo record de afiliaciones a la Seguridad Social) y que Alberto Núñez Feijóo, que revalidará el cargo de Presidente del PP tras el XXI congreso extraordinario, sigue sin tener ninguna posibilidad de triunfar ante una moción de censura. Por tanto, es totalmente posible agotar la legislatura, y en vez de someterse el Presidente del Gobierno a una cuestión de confianza, creo que merece la pena poner todos los esfuerzos en aprobar en 2026 los Presupuestos Generales del Estado. Para ello será imprescindible sumar a todo el bloque de la investidura (179 votos frente a los 171 de PP, Vox y UPN) y no sé si a día de hoy es factible, pero me parece primordial hacer todos los esfuerzos posibles para no abocarnos, irremediablemente, a un adelanto electoral.