Cuando los fascistas ocupan tu pueblo: grupos de extrema derecha convierten El Remediu en centro de concentración anual

Mamen Martín VECINA DE EL REMEDIU Y EXPRESIDENTA DE LA ASOCIACIÓN DE VECINOS

OPINIÓN

Iglesia de El Remediu
Iglesia de El Remediu

29 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El domingo 25 de julio de 2022, a las siete y media de la mañana, el sonido amplificado de una misa en latín me despertó en mi casa, a dos kilómetros y medio de la iglesia del Remediu. Durante una hora, los altavoces atronaron el valle con cantos religiosos. Pensé que algún vecino había puesto la misa de la televisión a todo volumen, pero pronto me di cuenta de la realidad: los grupos de extrema derecha habían llegado a nuestro pueblo.

Tres años después, el sábado 26 de julio de 2025, esa realidad se ha vuelto aún más siniestra. Ya no se contentan con despertar a los vecinos con misas amplificadas: ahora han dado el siguiente paso. Grupos organizados con chalecos azules que rezan «Seguridad» paran a los vecinos en las carreteras, los interrogan sobre si «son del pueblo» y deciden quién puede circular por nuestras calles.

Un pueblo construido sobre la convivencia

Mi nombre es Mamen Martín. Llegué a Asturias en 2014 con mi pareja de entonces. Como pareja de mujeres, investigué mucho antes de elegir El Remediu. Lo que me convenció fue encontrar en el blog de la Asociación de Vecinos una entrada dando apoyo a los vecinos de Gamonal. Pensé: «Esta gente tiene que molar».

Y no me equivoqué. En estos once años, El Remediu se ha convertido en mi hogar. He sido presidenta de la Asociación de Vecinos, presidenta de la comisión de fiestas, he dinamizado el centro social. Aquí convivimos parejas lesbianas, familias adoptivas, gente de todas las edades. Es un pueblo donde, siendo presidenta de la comisión de fiestas y declarándome abiertamente atea, cuando faltaba gente para la procesión de la Virgen les dije a los organizadores: «Las fiestas del pueblo son para todo el pueblo. Si vosotros queréis procesión, yo os ayudo a buscar gente para que podáis hacerla». Donde el respeto mutuo no son palabras vacías sino una realidad cotidiana.

Parada de autobús en El Remediu
Parada de autobús en El Remediu

La ocupación fascista

Pero esta convivencia, construida durante años con paciencia y respeto mutuo, se ve ahora amenazada. Desde 2021, cada último fin de semana de julio, grupos de extrema derecha vinculados al carlismo tradicionalista ocupan nuestro pueblo bajo la apariencia de una «peregrinación religiosa».

Lo que comenzó como una molestia acústica —misas amplificadas a las siete y media de la mañana que se escuchan a kilómetros de distancia — ha evolucionado hacia algo mucho más siniestro. Este sábado 26 de julio de 2025, cuando regresaba a casa tras hacer la compra, me encontré con algo que jamás pensé que vería en El Remediu: hombres con chalecos azules que rezaban «Seguridad» parando coches y preguntando a los vecinos «si son del pueblo» y «a dónde van».

Cuando les pregunté con qué autoridad nos interrogaban, la respuesta fue reveladora. «No somos seguridad privada», me dijeron. «Entonces, ¿por qué coño lleváis chalecos que ponen Seguridad?», les repliqué. Se quedaron sin palabras. Porque sabían perfectamente que estaban cometiendo un delito: usurpar funciones que no les corresponden para controlar el paso por las carreteras públicas de nuestro pueblo. Uno de ellos, con actitud claramente agresiva, se me acercó al coche cuando protesté por el volumen de su misa matutina. Otros se limitaban a observar en silencio. Todos participando del mismo teatro intimidatorio.

No es casualidad que me preguntaran «si soy del pueblo». Es la misma lógica fascista de siempre: decidir quién pertenece y quién no, quién puede circular libremente por su propio territorio.

Quiénes son realmente

Porque estos no son «peregrinos» cualquiera. La llamada «Peregrinación Nuestra Señora de la Cristiandad'» que recorre los 95 kilómetros entre Oviedo y Covadonga está directamente vinculada con grupos de extrema derecha. Entre sus participantes habituales se encuentran miembros de la Comunión Tradicionalista Carlista, la agrupación juvenil Cruz de Borgoña, y otros colectivos tradicionalistas de ideología ultraconservadora.

No hablamos del carlismo histórico, sino de organizaciones actuales que rechazan la democracia, el Concilio Vaticano II y que mantienen vínculos documentados con la extrema derecha actual. Su presencia en Covadonga no es casual: para grupos como VOX, este enclave simboliza el inicio de la «Reconquista», y el propio Santiago Abascal eligió Covadonga para iniciar su campaña electoral de 2019.

Iglesia de El Remediu
Iglesia de El Remediu

El propio Vaticano está preocupado por la instrumentalización de la liturgia tradicional por parte de grupos extremistas. En 2024, la Santa Sede prohibió expresamente que estos «peregrinos» celebraran misa en el interior del Santuario de Covadonga, tras constatar los vínculos entre tradicionalismo católico radical y extremismo político.

No es casualidad que insistan en la misa en latín. Como me contaba mi madre, que nació en 1939 y vivió el franquismo, esas misas en latín servían para mantener a la gente en la ignorancia, yendo como borregos sin entender qué decía el cura. El Concilio Vaticano II introdujo las lenguas vernáculas precisamente para democratizar la liturgia y acercar la fe al pueblo. Estos grupos quieren volver exactamente a esa época: al oscurantismo, al autoritarismo y a una religión que sirva para controlar en lugar de para liberar.

Su elección de El Remediu como punto de parada tampoco es casual. El concejo de Nava, al que pertenece administrativamente El Remediu, limita con Laviana, que tiene una historia carlista: en la Tercera Guerra Carlista destacó Melchor Valdés-Hevia, guerrillero carlista nacido en Laviana que ocupó «provisionalmente muchos pueblos y villas de Asturias». Ahora, sus herederos ideológicos vuelven para intentar otra ocupación en la zona.

La amenaza real

Lo que está ocurriendo en El Remediu no es un hecho aislado. Forma parte de una estrategia más amplia de la extrema derecha para normalizar su presencia en territorios que consideran «suyos». VOX hacrecido en Asturias, pasando de dos a cuatro diputados autonómicos en 2023, y cuenta ya con concejales en varios municipios. No es casualidad que estos grupos encuentren facilidades para instalarse aquí.

La amenaza es real y concreta. Cuando grupos organizados se arrogan el derecho de interrogar a los vecinos, controlar el tráfico y decidir quién «pertenece» al pueblo, estamos ante los primeros pasos de una ocupación territorial fascista. Hoy preguntan «si eres del pueblo». Mañana pueden preguntar mucho más.

En un lugar donde convivimos parejas homosexuales, familias adoptivas, gente de orígenes diversos, la presencia anual de grupos que consideran todo esto una «degeneración» no puede ser vista como algo inofensivo. Es una amenaza directa a nuestro modelo de convivencia.

Y no podemos permitir que El Remediu se convierta en el 'centro de concentración fascista anual' que buscan establecer.

Apeadero de tren en El Remediu
Apeadero de tren en El Remediu

Responsabilidad institucional

El Ayuntamiento de Nava, del que depende administrativamente El Remediu, no puede permanecer al margen de esta situación. Aunque los actos se celebren en un prado particular, las concentraciones de más de mil personas requieren permisos, coordinación con las fuerzas de seguridad y medidas de tráfico. Que grupos sin autorización se erijan en «seguridad» y controlen el paso de vehículos es responsabilidad de quien debe velar por el orden público.

El gobierno socialista de Nava, con mayoría absoluta del PSOE, tiene la obligación de posicionarse claramente: ¿va a permitir que su territorio se convierta en punto de concentración anual de grupos de extrema derecha? ¿Va a tolerar que organizaciones paramilitares usurpen funciones de seguridad? ¿O va a defender a los vecinos que durante años hemos construido un modelo de convivencia basado en el respeto y la diversidad?

No podemos permitirlo

No podemos permitir que destruyan lo que hemos construido. Durante años, vecinas y vecinos de El Remediu hemos demostrado que la convivencia real es posible: entre creyentes y ateas, entre familias diversas, entre gente de distintos orígenes. Hemos creado un espacio donde cada quien puede ser quien es sin miedo al rechazo.

Pero esa convivencia no se mantiene sola. Requiere que defendamos activamente los valores que la hacen posible. Requiere que digamos NO a quienes vienen a dividir, a interrogar, a imponer su visión excluyente del mundo. Hago un llamamiento a todas las personas que creen en la diversidad, la tolerancia y la democracia: no podemos quedarnos calladas mientras grupos fascistas normalizan su presencia en nuestros pueblos. A las instituciones: es hora de que asuman sus responsabilidades. A los medios de comunicación: dejen de blanquear a estos grupos llamándolos «peregrinos» cuando son ocupantes.

El Remediu es nuestro hogar. Y como en casa, aquí decidimos nosotras quién entra y quién no. Los fascistas, ni de visita.