Tal como están las cosas en la esfera política sorprende, y no poco, que en la Junta del Principado se haya obrado la unanimidad a la hora de presionar para que se suprima de una vez el peaje del Huerna. A los asturianos nos alegra el insólito consenso, pues siempre es mejor ir de la mano que a la gresca, aunque nos queda un sinsabor en espera de acontecimientos.
A la vista de lo vivido tal parece que sus señorías acaban de descubrir que entre Asturias y León existe una autopista inaugurada hace casi 30 años y que hacer uso de ella supone el pago del peaje correspondiente desde entonces y hasta la fecha. Saber en que ocupaban su tiempo los representantes en la Junta es otra cuestión, pero hasta ahora no parece que se preocupasen demasiado en este tema. Y de repente, y por sorpresa, se alza una voz unánime, una voz que une a PP, PSOE, SUMAR, IU, VOX, FORO, y para que la unanimidad sea completa se adhieren sindicatos, patronal y un montón de organizaciones.
Los asturianos hemos de sentirnos henchidos de gozo al contemplar que las fuerzas vivas del Principado se unen en demanda de algo para la colectividad. Ya nos estamos imaginando a Barbón y a Queipo de la mano, encabezando una masiva manifestación por las calles de Oviedo, de León, de Madrid o de Bruselas. Y ya, puestos a ilusionarnos, se puede pensar que estamos ante un nuevo escenario y que se dejará de un lado la política de acoso y derribo del contrario. Cuesta creérselo.
De inmediato surgen las dudas y los interrogantes. Ya son unos cuantos años los que se transita por el Huerna, conseguirlo costó años y millones. Para hacer frente a la inversión que se necesitaba se recurrió a iniciativa privada, y se otorgaba la explotación de la autopista que mediante el pago por uso recuperaba la inversión hecha. Entonces aquello pareció bien y se pagaba y nadie alzaba la voz.
Enel año 2021 acababa la concesión y a partir de esa fecha el paso debería ser gratuito, pero un gobierno presidido por Aznar en el que estaba el todopoderoso Cascos decidió conceder la gracia a la empresa y prorrogar la concesión hasta 2050, que es el tiempo que nos resta para seguir pasando por la taquilla. Y aquello apenas tuvo repercusión, los partidos, los empresarios, los sindicatos mudos. Tan solo un diputado, al que se trató de silenciar, se atrevió a recurrir ante las autoridades europeas y da la casualidad, que en Europa han dado la razón a este diputado y dicen que aquello fue una ilegalidad. Y como ahora pintan bastos todos a subirse al carro.
La solución está clara. O seguimos pagando hasta el 2050 como hasta ahora quienes usemos la autopista o lo pagamos entre todos, porque la empresa no va a perder ese dinero, al que tiene derecho. Hay que ser claros.