Argentina, tan mal que vota bien

Santiago Calvo
Santiago Calvo DOCTOR EN ECONOMÍA

OPINIÓN

María Pedreda

28 oct 2025 . Actualizado a las 08:37 h.

Para lo mal que lo están pasando los argentinos —según algunos opinadores de este lado del Atlántico—, resulta curioso que hayan decidido premiar a Javier Milei con una contundente victoria en las elecciones de medio término. Deben de sufrir tanto con sus políticas que han optado por revalidarlas en masa. O bien los argentinos tienen un extraño sentido del dolor o las profecías catastrofistas sobre su supuesto «fracaso liberal» eran, una vez más, exageradas.

En estos comicios se renovaba la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Era una prueba crucial para el presidente, que venía de una derrota en la provincia de Buenos Aires frente al peronismo de Axel Kicillof. Pero el resultado nacional fue inequívoco: La Libertad Avanza superó el 40 por ciento de los votos y aventajó al peronismo por más de nueve puntos. Incluso logró revertir el resultado bonaerense. La oposición esperaba un castigo y obtuvo un respaldo.

Los votantes parecen haber visto en Milei no una amenaza, sino una oportunidad. En menos de dos años ha reducido la inflación desde el 200 % anual a cerca del 30 %, ha eliminado el déficit fiscal y ha devuelto cierto orden macroeconómico. Puede que el ajuste haya sido duro, pero muchos argentinos han preferido el vértigo del cambio al estancamiento eterno. Han comprendido que el esfuerzo actual es el precio inevitable para salir de un ciclo de crisis que lleva décadas repitiéndose.

La reacción de los mercados fue inmediata. Los ADR —acciones de empresas argentinas que cotizan en Wall Street— se dispararon hasta un 21 %, los bonos soberanos repuntaron y el riesgo país cayó con fuerza. La señal fue clara: los inversores perciben continuidad, estabilidad y un horizonte menos incierto. Para ellos, el resultado electoral fue la confirmación de que el programa de reformas sigue vivo y que el peronismo no volverá, al menos de momento, a dictar el rumbo económico.

Milei no obtiene mayoría absoluta, pero sí la fuerza suficiente para bloquear un juicio político y negociar con sectores moderados. Ha ganado tiempo, legitimidad y margen de maniobra. También ha demostrado que las urnas pueden recompensar la coherencia incluso en medio de la austeridad. Su desafío ahora será traducir esa confianza en reformas tangibles que consoliden la recuperación y transformen la esperanza en resultados visibles para la gente común. Argentina no ha salido del túnel, pero ha decidido seguir avanzando hacia la luz. Puede que los argentinos estén «sufriendo», como dicen algunos, pero votan como si no quisieran volver atrás. Tal vez porque intuyen que, por primera vez en mucho tiempo, el dolor tiene sentido y el cambio, aunque duela, empieza a parecer posible.