Villa Magdalena amenaza la recuperada estabilidad presupuestaria de Oviedo

RAÚL ÁLVAREZ OVIEDO

OVIEDO

La sentencia sobre el palacete se come los frutos de la austeridad de los últimos años. El Ayuntamiento vuelve a reducir su deuda y cerró 2015 con 71 millones pendientes de pago, un 37% de su presupuesto

07 jun 2016 . Actualizado a las 18:56 h.

La dieta de austeridad a la que ha estado sometido el Ayuntamiento de Oviedo desde 2012 funciona. Con importantes y calamitosos efectos secundarios sobre las nuevas inversiones o el gasto social, pero funciona. Según el balance oficial que este martes, con su paso por la Comisión de Cuentas, ha emprendido el camino hacia la aprobación definitiva en un pleno, la deuda del consistorio al final del ejercicio de 2015 se situaba ligeramente por encima de los 71 millones de euros, 29 menos de los 100 registrados en 2014. Las cifras mantienen a la capital asturiana dentro del estrecho corsé de la ley de estabilidad presupuestaria. La deuda representa el 37% del presupuesto municipal y el Ayuntamiento cumple con los plazos de pago a sus proveedores, pero aparecen nubes en ese horizonte que, en otro caso, invitaría a pensar en futuros presupuestos más expansivos.

La reciente sentencia del Tribunal Supremo sobre Villa Magdalena y el veredicto pendiente sobre la polémica construcción del palacio de congresos diseñado por Santiago Calatrava amenazan con anular los sacrificios del último lustro y devolver la deuda a alturas insostenibles en los próximos años.

La cuenta general de 2015 ha pasado hoy su primer trámite en un ambiente de placidez política. Los grupos han aprobado por unanimidad el dictamen de los técnicos del área económica y, aunque a continuación queda abierto un plazo de diez días para la presentación de alegaciones, no se esperan grandes objeciones de ningún partido. Tanto el PP, ahora en la oposición, como las fuerzas del tripartito ?Somos, PSOE e IU? tienen una gestión que defender en relación con ese presupuesto. Los populares gobernaron la ciudad durante casi toda la primera mitad del año, antes de su relevo por el actual equipo, que completó el ejercicio.

Ha habido, en todo caso, lamentos por la ciudad que pudo ser y no fue. El concejal responsable del área económica, Rubén Rosón, ha recordado al salir de la comisión que en los últimos tres años de Agustín Iglesias Caunedo como alcalde el Ayuntamiento pisó el acelerador de la estabilidad presupuestaria y cumplió a rajatabla las instrucciones del Ministerio de Hacienda. Con los remanentes de tesorería de esos ejercicios, Oviedo amortizó 40 millones de euros de su deuda a una velocidad superior a la de los vencimientos. Ese dinero podría haberse gastado de otra manera, pero el principal reproche del nuevo equipo a sus predecesores son las cargas de profundidad sobre las cuentas municipales que se han encontrado no en las facturas ni en los cajones de los despachos, sino en los tribunales. «En apariencia, todo es maravilloso. Hemos cumplido la ley de estabilidad, y ya sabemos que eso limita el endeudamiento y el margen inversor. Pero hay algo que no reflejan las cuentas: el desastre de Villa Magdalena. Esa sentencia aumentará otra vez la deuda, y de golpe, un 40%. Son 30 millones de euros», lamenta.

El Ayuntamiento también sigue con recelo la evolución judicial del palacio de Calatrava. Si la postura municipal recibe otro varapalo, tendrá que hacer frente a nuevos pagos que suman 90 millones de euros. «Creo que se puede hablar de gestión negligente de los anteriores responsables. Es mucho dinero que no podrá financiar nuestros servicios públicos ni llevar inversiones a los barrios, sino que irá a los bolsillos de los propietarios de esos bienes expropiados de mala manera», aduce.

Ambas facturas, la ya inevitable de Villa Magdalena, cuyo precio exacto y definitivo está pendiente de una decisión que el Tribunal Supremo anunciará en los próximos meses, y la potencial del Calatrava, condicionarán con su peso los presupuestos para los próximos años. El de 2016, aprobado hace pocas semanas, aún escapó a esas restricciones porque se elaboró antes del primer pronunciamiento del Supremo. Pero los de 2017 y 2018 deberán incluir provisiones para hacer frente a esos gastos fuera de lo común. «Este año, con nuestro primer presupuesto propio, la deuda volverá a bajar. Lo que pase después está por ver, pero está claro que estos litigios afectarán a todo lo que hagamos», señala Rosón.