A la capilla de La Cadellada no le cierran ni la puerta

La Voz REDACCIÓN

OVIEDO

Las puertas de la capilla de La Cadellada, con la pintura mural «La última cena» al fondo
Las puertas de la capilla de La Cadellada, con la pintura mural «La última cena» al fondo

Los vecinos exigen a las administraciones un acuerdo urgente para restaurar el edificio. Denuncian que las puertas abiertas suponen un grave peligro para las pinturas murales

16 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Por si el estado de deterioro en el que se encuentra no fuese suficiente, sus puertas están abiertas, por lo que las joyas del interior también se exponen a otros peligros añadidos. La asociación de vecinos Paulino Vicente ha vuelto a poner el foco sobre el abandono de la capilla de la Cadellada, situada en las inmediaciones del nuevo HUCA. Las administraciones no se ponen de acuerdo y no dan luz verde a una intervención del edificio. Ahora, además, las puertas del edificio lleva 15 días abiertas lo que expone aún más la pintura mural de La última cena del pintor que da nombre, precisamente al colectivo. Sus peticiones son claras, que se apruebe ya la rehabilitación del edificio y que se mejore la seguridad.

Los vecinos exigen al Principado y al Ayuntamiento de Oviedo que se pongan de inmediato a trabajar, que superen «la atrofia» en la que están sumidos y que restauren aquellas partes de la capilla que ahora mismo requieren de una intervención urgente. «Pedir vigilancia es una quimera» reconoce la asociación, ya que es consciente de que los servicios de seguridad del HUCA no pueden abarcar este edificio, el cual además no dispone de ningún dispositivo electrónico que pueda alertar de la entrada de intrusos. Por eso reclaman que, como mínimo, se cierren las puertas de forma eficiente.

La responsabilidad está clara para la asociación vecinal Paulino Vicente. Apunta directamente a su actual propietario, el Gobierno del Principado, y al organismo responsables de su mantenimiento, que es Gispasa. La negociación con el Ayuntamiento de Oviedo para alcanzar un acuerdo que permita la cesión al consistorio para su inmediata rehabilitación no acaba de fraguar. Las denuncias por el deterioro tampoco son nuevas. Los vecinos llevan años alertando del estado de abandono y temen que, de un momento a otro, se produzca algún daño irreparable, tanto en la estructura como en las pinturas murales que todavía lucen en su interior.