«No busco la gloria, estoy aquí porque Oviedo me ha tocado la fibra sensible»

Roberto Rodríguez OVIEDO

OVIEDO

Sid Lowe se prepara para el pregón de San Mateo.
Sid Lowe se prepara para el pregón de San Mateo.

Sid Lowe, el pregonero de las fiestas de San Mateo, templa sus nervios y repasa la trayectoria del Real Oviedo horas antes del evento

15 sep 2017 . Actualizado a las 10:54 h.

Cuando un chaval londinense llegó de Erasmus a Oviedo en 1996 seguro que no podía ni imaginar que 21 años después sería el encargado de dar el pregón en las fiestas de San Mateo. Y todo por una pasión, el fútbol, que le ha llevado a ser fan incondicional del Real Oviedo y una de las figuras más queridas por la afición, especialmente por su papel fundamental en la salvación del equipo cuando estuvo al borde de la desaparición. Tras tantos años en el desierto futbolístico, Lowe vuelve a Oviedo para dar el pregón en el mejor momento del club en los últimos quince años y con la ilusión de un posible ascenso.

- ¿Está nervioso antes de dar el pregón de las fiestas de San Mateo?

- Sí, la verdad es que sí. A los amigos les he dicho que estoy acojonado. Llevo mucho tiempo pensando en el texto y en el discurso, pero especialmente en las dos últimas semanas he intentado recortarlo. El texto que tengo es largo, demasiado, y no quiero que la gente se aburra y estar dándoles la lata. Es algo muy periodístico, tienes un espacio y no entra, entonces buscas si una frase de seis palabras la puedes dejar en cuatro. Así que sí, estoy un poco nervioso.

- ¿Qué siente al ser pregonero por petición popular?

- La gente me dice que con hablar desde el corazón ya está bien. Pero aunque eso te dé tranquilidad, obviamente lo veo como una responsabilidad, algo bastante serio, y lo estoy tomando así. Miro las frases por si algo le puede molestar a alguien o no caer bien. El público siempre me ha tratado demasiado bien, así que en ese sentido puedo estar tranquilo.

- ¿Qué recuerda de aquel año de Erasmus en Oviedo? ¿Ha cambiado mucho la ciudad?

- Sí, por supuesto que ha cambiado. Ha pasado mucho tiempo. Llegué en el 96/97 de Erasmus, como estudiante y, claro, han pasado 20 años. A mí Oviedo me sigue transmitiendo sensaciones parecidas cuando paseo por el centro pero ahora, por los cambios de la ciudad y los propios cambios míos, las sensaciones son en parte diferentes. Las primeras veces que volví después del 97 buscaba estar atrapado en mi tiempo. Como era un año aislado, con un principio y un fin, siempre que volvía tenía la sensación de estar buscando ese año, intentando encontrarme con lo mismo. Eso ya lo superé. Ahora ya no llego a Oviedo pensando que va a ser como el 96/97, pero sí que hay cosas que me siguen pareciendo iguales.

- Se lo habrán preguntado mil veces, pero... ¿por qué se hizo un inglés de Erasmus del Oviedo?

- A mí me gustaría tener una respuesta perfecta para eso, incluso mágica, pero realmente el motivo es banal. Es una pena. Por casualidad estuve en Oviedo, aunque con el paso del tiempo piensas que no fue tan casual, y como era muy futbolero iba a todos los partidos, aunque no fuera la intención inicial. Al final el Oviedo se te mete en vena. Depende de la experiencia, el momento de la vida… A mí el Oviedo me abría las puertas de la ciudad. Era una especie de acceso y un punto de encuentro, y en mi caso de reencuentro. Cuando yo me fui en el 97 no tenía ese contacto diario y directo con Oviedo, pero a través del equipo mantenía esa sensación de estar comunicado con la ciudad. Pero por encima de todo la causa fue la gente. Aquel año me trataban fenomenal, y desde entonces cada vez que vuelvo igual. Como todo en la vida, al final es una cuestión humana.

- ¿Cuál es su relación con Oviedo y con el Oviedo tantos años después? ¿Se mantiene igual de potente?

Más, yo diría que incluso más. Siempre me han tratado muy bien, pero ahora que encima me conocen me tratan incluso mejor. El Oviedo pasó por Tercera, por Segunda B… y en esa dificultad se forjó una complicidad y una comunión con la afición de la que yo también me siento parte. Hay cierta gloria en ser aficionado a un equipo que está sufriendo. Eso termina por potenciar la sensación de jugar un papel, de la propia importancia de la afición. A mí me parece que presta bastante más ser de un equipo pequeño que de uno grande. Yo como aficionado soy del Liverpool, pero soy londinense, era un sinsentido. A mí me daba un poco de corte decir que era del Liverpool porque parecía el típico niño de los 80 que apoyaba al Liverpool porque era el mejor. El Oviedo me da salida. Me deja demostrar que yo no estoy aquí porque estoy buscando la gloria, sino porque de alguna manera Oviedo me ha tocado la fibra sensible. Me presta más eso que lo otro, la idea de formar parte del equipo y sentir que la afición es importante. El Oviedo ha estado dos veces a punto de desaparecer y ha sido la propia afición quien ha salvado el club. Eso es algo muy especial y profundiza aún más en esa conexión con el club.

- ¿Nos puede adelantar algo del pregón, qué temas tratará?

- Por ahí van los tiros. Yo le preguntaba a la gente de qué hablar y me decían que hablase de mi conexión con la ciudad. Estaba reacio a hablar de mí, porque me da cosa y tampoco quería darme importancia alguna. Pero sí que terminé viendo que hablando de mi conexión con el Oviedo, de cómo un guiri termina siendo del Oviedo, eso ayudaría a explicar la importancia que puede tener el deporte, en este caso el fútbol, a la hora de hacer que la gente se identifique con un sitio. El fútbol abre las puertas a la gente y permite que se construya una comunión entre las personas. Por ahí irá el discurso. La idea es que las cosas pueden ir bien o mal en el Oviedo, pero esa conexión nunca se termina de borrar. El fútbol te mantiene en contacto con el lugar.

- ¿Cómo vivió el derbi del pasado fin de semana, el primero en catorce años?

- Lo viví en la radio. Estaba en la SER, éramos dos oviedistas y un sportingista viéndolo juntos. Lo vi medio acojonado, por supuesto, pero con la sensación de que ese partido, más allá del resultado, era importantísimo, porque era una muestra de que el Oviedo está volviendo. Hemos tenido que estar catorce años sin jugar el derbi, y no porque un equipo estuviese arriba y luego otro, no han ido alternando, sino que uno no estaba al nivel. Y que el Oviedo esté al nivel del Sporting, aunque ahora mismo ellos estén por encima en la tabla, era algo muy importante. Lo viví con cierto orgullo de sentir que tenemos futuro. No sé si bueno o malo, si llegaremos a Primera o no, pero tenemos futuro. La reacción del Oviedo en la segunda parte me encantó, no tanto por la parte técnica, sino por esa sensación de orgullo, de pensar que este equipo va a competir. Es lo que pide la afición. Después de pasar tantos años por el barro no pide que sean virtuosos, pero sí que tengan el orgullo que merece el club. Más allá del empate, que no deja de ser un empate, eso me parece lo más importante.

- ¿Qué le pareció el gesto de Toché tras anotar el gol del empate?

- Me pareció maravilloso. Sacar el brazalete de capitán, a diferencia de lo que a veces hacen los goleadores, no es señalarse a sí mismo sino señalar a todos. Es decir, mira, ese coraje, orgullo, valor, garra… es algo que nos importa, tiene importancia. Tiene mucho significado para nosotros. Es una forma de expresar esa comunión que había con la grada, que, por cierto, en algunos momentos no ha estado, porque la relación ha sido difícil. La reacción de Toché me pareció muy bien, era simbólico, más allá del gol en sí. Fue muy bonito. Además Toché, a quien ya de por sí la afición le tenía mucho cariño por sus goles. Ese gesto llega incluso más allá del gol.

- Más allá de este partido, ¿cómo ve al equipo para esta temporada?

- Es temprano para decirlo. Los resultados no han sido tan buenos como el juego. El Oviedo podía tener algún puntito más. Estamos a la espera, son muchos futbolistas nuevos y no sabemos el nivel que tienen. Aaron Ñiguez tiene mucho talento, es un futbolista que junto a Saúl puede marcar la diferencia. Habrá que ver, pero las sensaciones son buenas. Anquela ha conectado muy bien con la esencia, o con lo que la afición quiere que sea la esencia del equipo. Pase lo que pase, se va a competir y a pelear. El equipo presiona mucho más arriba e intenta ser valiente en los momentos claves. Pasó en el derbi, cuando él fue metiendo a todos los delanteros que tenía para ir a por el partido. Puede que no salga, o que técnicamente fallen cosas, pero la sensación es que este año hay identidad, dinamismo y orgullo a la hora de jugar.

- Entonces, ¿hay opciones de ascenso?

- No lo sé, la Segunda está muy apretada. Yo diría que sí. No es favorito, hay equipos, como el mismo Sporting, que tienen más posibilidades. Muchos, por nombre e historia, tendrían que estar también ahí. Pero ya vimos el año pasado como está la Segunda. El Oviedo hasta la última jornada tenía posibilidades de entrar en playoff y eso jugando muy mal todo el año. Teniendo en cuenta eso, hay posibilidades de meterse en playoff, sobre todo porque la liga es rara.

- Todo este proceso de búsqueda de capital trajo una gran expansión internacional del Oviedo, hay muchos países representados entre los inversores

- Es un valor muy importante para el Oviedo. Todavía queda en el proceso de intentar potenciarlo, pero esto hace que el Oviedo sea diferente. Son más de 140 países del mundo donde hay inversores del club. Esto le da al club un toque muy especial. Si el Oviedo es capaz de potenciar esta faceta, utilizarla y darle salida yo creo que sí, le dará un toque muy particular al club.

- ¿Conoce algún país muy raro o recóndito donde allá algún inversor oviedista?

No sé si es parte de la leyenda urbana, pero me dijeron que había un inversor en el Polo Norte. A mí es algo que ya me parece para fliparlo.