Ciudad Naranco, un barrio que son dos

Claudia Granda REDACCIÓN

OVIEDO

El «boom» inmobiliario de finales de los 90 ha creado en el vecindario una brecha generacional claramente definida

22 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Si de algo puede presumir Ciudad Naranco, es de su localización privilegiada. Situado en las faldas del monte que le da nombre, este barrio es capaz de narrar su propia historia a través de sus calles y su arquitectura. Da lo mismo a quién se le pregunte, todos los vecinos sentirán el mismo orgullo a la hora de hablar de su barrio: Un lugar tranquilo y agradable, con zonas verdes hacia un lado y, hacia el otro, el centro neurálgico de Oviedo a un solo paso. 

La historia de Ciudad Naranco comienza en Ferreros, detrás de la cárcel. Por aquel entonces, hace más de sesenta años, el barrio tenía únicamente dos calles. El resto era propiedad de Julio Rodríguez, un conocido constructor que durante la década de los cincuenta levantó los primeros edificios de la zona. El barrio pasó a llamarse Colonia Astur. Pero no todo son edificios. Una de las principales características de Ciudad Naranco es la alternancia entre bloques altos y viviendas unifamiliares. La zona residencial está vinculada directamente a la llegada del ferrocarril, cuando gran cantidad de ferroviarios y trabajadores de cuello blanco comenzaron a edificar chalets.

«Con el ferrocarril llegaron también las naves industriales. Algo que fue tan floreciente en su época, hoy está en un estado decrépito», cuenta Pilar Alonso, secretaria de la Asociación de Vecinos «La Centralilla» y vecina de toda la vida. A finales de los 90, con el «boom» inmobiliario, el barrio comenzó a crecer nuevamente, atrayendo a nuevas generaciones. Hoy en día, las distintas edificaciones, las naves vacías y la brecha generacional, cuyo germen se sitúa al otro lado de la calle Menéndez Pelayo, escriben la historia de un barrio en continuo crecimiento.

Un barrio que se rejuvenece

Desde hace más de 10 años, Ciudad Naranco no es un barrio, sino dos. «Del Centro de Salud hacia las afueras, es otro mundo», aseguran los vecinos más longevos de la zona. Ellos han sido los principales testigos de su evolución. Hoy, el vecindario da cabida a nuevas familias jóvenes y trabajadoras que buscan un lugar tranquilo donde vivir. Las nuevas edificaciones, carentes de bajos, hacen de la nueva zona un lugar puramente residencial, tal y como lo fuera la Colonia Astur allá por los años 50.

Con más de 13.500 vecinos censados sorprende ver que, en un lugar con tanta historia como este, el barrio se esté rejuveneciendo a pasos agigantados. Hoy, el 56% de sus habitantes tiene menos de 50 años. «Las dos zonas, claramente diferenciadas, representan dos formas de vida muy diferentes», explica Marisa Álvarez, una de las integrantes del nuevo movimiento vecinal «Activa Ciudad Naranco». Tal vez haya sido esa distinta visión y concepto de sus necesidades la que haya dado lugar a la creación de distintas asociaciones con planes distintos pero un objetivo común: Buscar lo mejor para el barrio en el que cohabitan.

El comercio local, paralizado

La privilegiada ubicación de Ciudad Naranco ha sido, sin embargo, un hándicap para la supervivencia del pequeño comercio. Aún puede verse algún pequeño comercio, pero nada comparado con lo que en su día fue. Los supermercados que han tomado la zona, unido a la cercanía del barrio con el centro han hecho que los locales que resisten pierdan peso dentro del barrio. La orografía de Ciudad Naranco tampoco ha sido nunca un gran aliado para los comercios. «De la calle Fernández de Oviedo para arriba ya no queda nada», cuenta Pilar Alonso. Las pronunciadas cuestas que caracterizan el barrio hacen que la gente tienda a bajar a la zona más llana. «Cualquier comercio que pongas más arriba de esa calle está destinado al fracaso», añade.

La misma suerte han corrido los bares. De lo que hubo, apenas queda nada. Pero en la calle Montes del Sueve resiste un pequeño bar que ha visto crecer el barrio. Con casi 60 años de historia, el Bar Astur continúa reuniendo a su fiel clientela cada día. «Cuando el bar abrió, aquí había cuatro casas. Este es uno de los bares más antiguos, sino el que más», cuenta Francisco Tomás mientras se toma su vino, como de costumbre. Hace ya dos años que el Bar Astur cambió de dueño.  José ____ ha tratado de renovar el concepto del «típico bar de toda la vida» introduciendo novedades, como las 80 variedades de cerveza disponibles. «Donde antes predominaba puramente el vino, ahora también lo hace la cerveza», cuenta. Aun así, la esencia del local se mantiene con su principal costumbre: los frascos de medio litro de clarete que los asiduos disfrutan cada tarde junto a una buena tapa de embutidos ibéricos de calidad.

Una emisora de referencia en el corazón del barrio

En 1983 nacía Radio QK, como como parte del Club Cultural de Oviedo. Este año están de celebración: cumplen 35 años en antena. Los integrantes de la emisora la definen como «asamblearia y horizontal, abierta a la participación de cualquiera, siempre y cuando el contenido de su discurso sea antirracista y antisexista». De hecho, surge como radio libre, con la intención de darle valor a lo popular y dar voz a quienes no la tienen. Así lo explica José Manuel González, uno de sus miembros.

Con este espíritu surgió un programa en el que se leían cartas dedicadas a los presos de la antigua cárcel. «Por aquel momento teníamos la sede justo enfrente. Había muchos presos, sobre todo por temas de droga y era una manera de acercarnos al colectivo». Radio QK da cabida a todo aquello que lo mainstream no acoge. «Oviedo siempre tuvo bastante actividad. Muchos movimientos sociales, culturales y políticos pero que nunca terminaron de arraigar», afirma González. Fueron pioneros en pinchar reggae y, a día de hoy, su programa «Fat Club Radio Show» es uno de los programas de reggae y hiphop más descargado de España. 

Lista de mejoras

Muchos de los vecinos de Ciudad Naranco afirman sentirse un tanto olvidados. El principal problema, sobre todo para las nuevas familias que se acomodan en el barrio, es la ausencia de parques infantiles. «El año pasado se aprobó la adjudicación de las obras de renovación de zonas de juegos, en la que nosotros no estábamos incluidos. A pesar de ser un barrio con cinco colegios y en pleno crecimiento», explica Marisa Álvarez. El año pasado consiguieron que se aprobase la ampliación de la Plaza de Juan Pablo II, pero consideran que el barrio es demasiado grande como para no habilitar más zonas destinadas a los niños. El Centro Social es otro de los temas pendientes. Fue el primero que se abrió en Oviedo, así como el más grande, pero aseguran, no el mejor explotado. «Se mira mucho por la gente mayor, pero deberían habilitarse salas que pudieran disfrutar los niños, mismamente, para realizar trabajos escolares».

Los excrementos caninos es otro tema que en el que se ha volcado todo el vecindario. Desde Activa Ciudad Naranco se ha llevado a cabo la creación de un «mapa de cacas» a través del cual sitúan los excrementos que aparecen sin recoger por el barrio. «A veces nos llaman exagerados por quejarnos por temas como este, pero por fortuna es de lo más grave que ocurre en nuestro barrio». Pero, si los vecinos son exigentes con su barrio, es que quieren lo mejor para él y para las generaciones: «Si no fuera el mejor lugar para vivir no estaríamos aquí».