

















Una nueva edición de la Feria de la Ascensión arrancó ayer en Oviedo y ocupará la plaza de los Ferroviarios hasta el domingo
12 may 2018 . Actualizado a las 18:54 h.La Feria de la Ascensión huele a queso. Y a bollín preñao. Sabe a sidra y suena a gaitas. Oviedo se ha puesto la saya y las madreñas para celebrar una nueva edición de esta festividad que como cada año atrae a miles de personas procedentes de distintos puntos de la región. Dieciocho carpas y diecisiete mercadillos artesanales coparán la Plaza de los Ferroviarios hasta el domingo. La comida tradicional asturiana, sus gentes y costumbres son homenajeados en esta mítica muestra.
Si hay un gran protagonista en esta feria es, sin duda, el queso, que ocupa íntegramente una de las carpas. Queso cabrales, de cabra, de oveja, afuega'l pitu o gamonéu. En total 39 puestos dedicados a este manjar que se puede degustar, comprar al peso o en pincho. Pero no solo triunfan los lácteos. Las empanadas, el chorizo, la sidra o la miel y mermeladas de origen asturiano son otros de los manjares que, aunque no se compren, al menos sí pueden probarse. José Campillo es uno de los artesanos que acude cada año para ofrecer sus mejores quesos a los asistentes. Más de 20 años le unen a esta feria, aunque confiesa que el año pasado no pudo acudir. «Aquí la venta es lo de menos, lo importante es que la gente lo deguste y responda bien», explica. Para los más golosos, los helados artesanos e, incluso, los granizados de sidra o sidra dulce no pueden faltar.
En la Feria de la Ascensión también hay sitio para las exposiciones. «Los sonidos de la tierra» es una de ellas, donde se muestran distintos instrumentos artesanos y sus distintos sonidos. Pero la de mayores dimensiones es la organizada por la agrupación «Como Yera Antes» de Valdesoto. Una carpa acoge varias carrozas que reproducen edificaciones emblemáticas de las aldeas, tales como la capilla, el chigre o el hórreo, bajo el que dos hombre es encontraban «esfoyando panoyas» junto a varios burros y cabras. El ayuntamiento de Cabranes tampoco se ha quedado atrás. Un antiguo seiscientos y una reproducción de una escuela y una consulta médica antiguas sirvieron de fondo para decenas de fotografías. Los niños también tienen su hueco en la feria: los talleres infantiles de cerámica, grabado y lana se imparten a lo largo del día.
En la Feria de la Acensión se puede encontrar de todo y, casi todo el que acude acaba «pecando». Como Juán Férnandez, que con sus más de ochenta años no desiste en visitar el recinto edición tras edición, para degustar y comprar algún que otro queso. «Aunque a mí lo que mas me gusta de esta feria es el vino», asegura. Pero no solo los mayores disfrutan del evento. Durante este primer día de feria los más pequeños de la casa han tenido la oportunidad de conocer tradiciones ancestrales asturianas, cómo es el proceso de creación de la miel o comerse un buen bocadillo de buen embutido para merendar.
Realidad virtual: tradición y vanguardia
Pero si hay algo que llama la atención de los más pequeños, es la realidad virtual. Junto a varias reproducciones de viñedos, dos pequeñas pantallas te televisión muestran como, con tan sólo un mando y unas gafas 3D se puede realizar un recorrido por una bodega. Se trata de un encargo que el ayuntamiento de Cangas del Narcea hizo en sus momento a «Binarybox Studios» para realizar una recreación de una de sus bodegas. «Durante el recorrido 3D puede ver el proceso completo, desde el prensado de la uva hasta el embotellado», explica Jorge Maíz, uno de los socios. Una muestra de unos diez minutos destinada a todos los públicos que muestra tanto el método antiguo como el moderno. «Se trata de mezclar tradición con vanguardia», explica.