La juventud no es el problema

Álvaro Granda Cañedo

OVIEDO

Álvaro Granda Cañedo, presidente del Conseyu de la Mocedá, apuesta por reforzar aspectos educativos que reduzcan los riesgos de consumo de alcohol

18 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Realmente el foco de preocupación es la salud de los y las jóvenes o se trata, en cambio, de una preocupación estacional que pretende soterrar otros debates?

La primera cuestión, es el planteamiento, sin lugar a dudas erróneo, de tutela o infantilización aplicado desde las diferentes administraciones respecto a su relación con la juventud. A los y a las jóvenes se les invita a participar en programas de ocio alternativo, que en su gran mayoría adolecen de estar basados en metodologías del siglo XX, carentes de renovación y atractivos, que han sido diseñados para ellos y ellas pero sin tenerles en cuenta. No forman parte de los procesos participativos, de su diseño, no son consultados sobre sus inquietudes, demandas e intereses. Sin embargo, la juventud es la primera en recibir la crítica y el cuestionamiento en cuanto a su forma de disfrutar del ocio y de divertirse.

Entramos aquí en una segunda cuestión: la demografía y la salud. Demográficamente, los y las jóvenes corremos el riesgo de ser irrelevantes en el presente y el futuro político, social y económico de nuestra región. A pesar de ello, parece que somos el principal foco de problemas de convivencia o consumos de drogas. Frente a esta percepción en la opinión pública, debemos recordar la dinámica de cambio que se está consolidando en los últimos años, como reflejan algunos estudios, como la Encuesta sobre el Consumo de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES), que indica el descenso del consumo de cannabis, alcohol y tabaco.

Si el problema fuese exclusivamente de salud y convivencia, los y las jóvenes deberían formar parte de forma activa de las estrategias de los programas y políticas que de forma transversal deberían ejecutarse para dar respuesta a tales problemáticas. Desde el Conseyu, somos conscientes de las problemáticas que pueden afectar a las vecinas y vecinos de las zonas de ocio nocturno, abogando por el diálogo y medidas de consenso que permitan un equilibrio entre el ocio y el derecho al descanso.

Si el problema es la salud, deberíamos centrar el foco de atención (y preocupación), con los datos del reciente estudio sobre la situación de la juventud en Oviedo, elaborado por el Conseyu de Mocedá d’Uviéu, el cual refleja que un 1,8% de los y las jóvenes carece de cobertura sanitaria, un 26,5% ha tenido problemas de salud mental o un 14,2% ha tenido una nutrición deficiente a consecuencia de problemas económicos.

Parece ser entonces, que el problema gira por otros derroteros: la mercantilización del espacio público y la doble moral respecto al ocio. Parece que nunca nos ha preocupado el consumo abusivo, por ejemplo de alcohol y tabaco, mientras se realice en los locales hosteleros o en las terrazas que han conquistado, y privatizado, nuestras calles y plazas. Parece que nos preocupa que los y las jóvenes consuman en espacios céntricos y turísticos, al margen de los socialmente aceptados y sin embargo, como si de una dicotomía centro-periferia se tratase, no nos importa que los y las jóvenes consuman en Ventanielles, La Corredoria o los alrededores del Tartiere, resaltando el carácter clasista y elitista que subyace en el fondo de este debate, que no es otro que la preocupación por la foto y la construcción de un modelo de ciudad y de ocio que excluye a la juventud, y una vez excluida, la criminalizan.

Deberíamos ser menos hipócritas, y trabajar por construir una ciudad en la que todos y todas tengamos cabida, y mucho que decir en cuanto a la configuración de su modelo, apostando por integrar a los y las jóvenes en la participación activa y a impulsar políticas de convivencia, reforzando aspectos educativos, así como de mediación y reducción de riesgos al consumo. Si se apuesta por ella, la juventud siempre será parte de la solución, nunca del problema.

 Álvaro Granda Cañedo, presidente del Conseyu de la Mocedá del Principáu d’Asturies