«Gabino era un absoluto manirroto que despilfarró el dinero de los ovetenses. Eso es indiscutible»

Luis Fernández
Luis Fernández REDACCIÓN

OVIEDO

David Remartínez y Gonzalo Rubín junto a la estatua de Woody Alen
David Remartínez y Gonzalo Rubín junto a la estatua de Woody Alen

Los periodistas David Remartínez y Gonzalo Rubín publican el libro «El Gabinismo contado a nuestros hijos», un repaso a los casi 20 años de De Lorenzo como alcalde

08 oct 2018 . Actualizado a las 12:15 h.

Gabino De Lorenzo es el personaje más relevante de la historia reciente de Oviedo. Sus casi 20 años en la alcaldía transformaron la ciudad hasta el punto de que a día de hoy sus decisiones siguen condicionando las actuaciones del gobierno local. Con De Lorenzo no hay medias tintas y todos los ovetenses tienen una opinión sobre él. Los periodistas David Remartínez y Gonzalo Rubín también tienen la suya, y por ello han escrito el libro «El Gabinismo contado a nuestros hijos», publicado por la editorial Trea, una obra en la que repasan la trayectoria de un político que no deja indiferente a nadie. 

-¿Qué se van a encontrar los lectores de «El Gabinismo contado a nuestros hijos»?

-Gonzalo Rubín (G): Es un relato de Oviedo, no de Gabino de Lorenzo. Son 20 años de esta ciudad en un periodo que gobernó un señor que se llamaba Gabino de Lorenzo. En realidad es otro ambiente, era otra ciudad. Una ciudad rica, divertida. Aquí pasaban cosas todos los días. Hubo años de estar levantado Oviedo entero. Gabino cortaba la calle Uría todos los años.

-David Remártinez (D). Todos los veranos pavimentaba el centro otra vez. Lo que pretendemos es recordar esos 20 años. Son 20 años fundamentales en la historia de Oviedo. Sobre todo los 90. Gabino llega a un ayuntamiento que Masip deja con superávit y está 20 años gastando un montón de dinero público porque coincide con el auge del ladrillo, la ley del suelo de Aznar… Son años frenéticos de la España rica. Y él es un populista rico que transforma la ciudad por completo: crea los nuevos barrios, privatiza todos los servicios, crea una red de contratistas, hace una red de aparcamientos…. Transforma la ciudad hasta el punto de que seguimos pagándola ahora. Hacen falta este tipo de libros, que los ciudadanos revisemos a qué hemos mantenido en el poder.

«Hoy que nos escandalizamos por temas de corrupción, la mitad de lo que hizo Gabino no se toleraría, era otra sociedad»

G. Dice mucho de Oviedo que votáramos a un señor que hacía magnolios y farolas. Nos dio una imagen.

D. Hoy que todos nos escandalizamos por temas de corrupción, la mitad de lo que hizo Gabino no se toleraría, era otra sociedad aquella.

-El libro llama la atención por lo que cuenta pero también por cómo lo cuenta. ¿Por qué han elegido ese tono?

D. No hay nadie que no tenga una opinión sobre Gabino. O lo odian o lo aman, no hay término medio. Buscamos hacer un resumen lo más exhaustivo posible. En cuanto al tono, lo planteamos en broma. Primero para que cada un saque sus conclusiones; segundo para que sea más entretenido, porque lo que se cuenta de obras y concursos de adjudicaciones es algo complejo; y tercero porque en España no sabemos hablar de política sin enojarnos. Por eso proponemos un debate desde el humor, que es más llevadero.

-¿De Lorenzo fue una excepción o hubo más «Gabinos» en España?

G. Hay muchos parecidos de su quinta. Paco Vázquez, Revilla, Jesús Gil… Son alcaldes que llegaron justo después de la nueva ley de haciendas locales, que permitía a los ayuntamientos gastar dinero, que antes no podían. A partir de ahí recibieron competencias.

D. Son alcaldes desideologizados.

G. Sí, ya no había ideología.

D. Eran personalistas.

G. Y todos hacían obras, vivían en la misma burbuja.

-La sombra de De Lorenzo es alargada. ¿Cómo influyen sus casi 20 años de mandato en el Oviedo actual?

G. Esta parálisis de tres años, y parte de los que le tocaron a Caunedo, es consecuencia de lo mismo. A Caunedo, en 2014, en víspera de año electoral, le quedaron sin ejecutar 25 millones en inversiones. Eso a Gabino no le había pasado nunca. A Caunedo le pasó en el momento en el que toca la relación de puestos de trabajo.

D. El de Oviedo es un ayuntamiento de 260 millones de presupuesto con deudas inmediatas de más de 100 millones. Y pisamos el Gabinismo: las baldosas rotas que resbalan cuando llueve, las farolas que cuestan un ojo de la cara mantener y apenas iluminan, los barrios construidos a prisa y corriendo sin saneamientos y con malos accesos. Tenemos el Oviedo mucho más guapo y mucho más desastrado.

- ¿La alcaldía de Caunedo da para otro libro?

G. No da para un libro, pero sí para un epílogo.

D. Da para un capitulo.

G. El Caunedismo era un Gabinismo 2.0 que no funcionó, en parte, a lo mejor, porque no hizo lo mismo con los funcionarios a los que Gabino había mimando y cuidado.

D. Su propio partido lo frustró al filtrar las putas y varios y su carrera quedó cercenada.

G. Y aun así, en las elecciones que llegó el tripartito mejoró el resultado de Gabino. Y gastó dinero a espuertas en su imagen, con drones y todo.

-Varios de los colaboradores y de los compañeros en el equipo de gobierno de De Lorenzo acabaron sentados en el banquillo y alguno condenado. Él no tuvo problemas con la justicia…

G. Gabino tenía buenas relaciones con la justicia, pero es que era otra época. De esos alcaldes de los que hablamos, solo Jesús Gil acabó en la cárcel. Y hablas de un señor que su tesorero tenía una jirafa disecada en casa y un Miró para contemplar mientras cagaba. El nivel era ese.

D. Aquí tuvimos un fiscal que lo archivaba todo. Gerardo Herrero era famoso, aparte de por su amistad personal con De Lorenzo, porque lo archivaba todo. Estaba mal visto judicializar la política, que los políticos se denunciaran entre ellos. Hoy en día todos lo vemos necesario como forma de control.

-Era uno de los alcaldes españoles que más ganaba, después fue Delegado del Gobierno, y aun así no tiene ninguna propiedad inmobiliaria a su nombre.

-G. Habría que mirar eso con más calma. Cuando tuvo yeguada y casi se tocaba con los deditos, apareció el nombre de su nuera. No creo que haya desaparecido la casa de Benia…

D. Es obvio. Lo hacen todos los políticos. Gabino a estas alturas… Nunca ha tenido pudor para estas cosas.

 «Lo que se hizo pudo ser más barato porque todas sus obras tuvieron sobrecostes»

-¿Hizo algo bien De Lorenzo?

G. Hizo muchas cosas bien.

D. Todo el arreglo del centro es buenísimo.

G. Es buenísimo como concepto, luego las ejecuciones…

D. El problema es que era un absoluto manirroto. Despilfarró el dinero de los ovetenses. Eso es indiscutible. Luego ya podemos entrar en si hubo corrupción o no y en qué grado. Seguiremos pagando muchas décadas lo que gastó. Lo que se hizo pudo ser más barato porque todas sus obras tuvieron sobrecostes. ¿Hizo cosas bien? Obviamente. Peatonalizar el centro, arreglar el casco antiguo… está bien. ¿Se podía haber hecho de otra forma? ¿Más barato? Claro que sí.

G. Rehabilitar el Fontán en lugar de tirarlo…

D. Yo creo que lo que hizo bien Gabino fueron sus primeras obras, en el primer mandato. A partir de 1995 fueron cosas innecesarias. No necesitábamos hípico, red de aparcamientos sin vender, dos palacios de congresos, Palacio del Vasco…

-Si tuvieran que quedarse con solo una anécdota de todos sus años en la alcaldía, ¿Cuál sería?

G. Hay algunas que ni salen en el libro. Soy muy fan del Jesucristo de latón que tenemos en la Catedral y que costó 180.000 euros porque en una comida con el que presidía la junta de hermandades, le dijeron que estaría bien sacar un resucitado. Estaba Santarúa cerca y se lo encargaron. En lugar de hacerlo de bronce, que pesaba mucho, lo hizo de aluminio adonizado, y al pintarlo quedó como un coche. Quedó brillante, rosa...horrible. Salió dos años en procesión, a 70.000 euros la procesión. Lo han escondido en la Catedral y ahora sacan uno de madera. Esta me hace mucha gracia, pero hay miles, porque Gabino gastaba a manos llenas. Ibas a comer con él y salías con un Jesucristo de 180.000 euros.

«Ibas a comer con él y salías con un Jesucristo de 180.000 euros»

D. Es difícil. Mi primera imagen de él en público fue cuando fui a cubrir un caldo o unas fresas. Nada más sentarse enfrente de Merchán pidió un Cardhu en vaso de tubo hasta a arriba. Eran las 12.00 o las 13.00 horas. Pensé que era broma. Todo el mundo lo veía normal, pero yo me quedé ojiplático. Viví muchas anécdotas, pero esa primera…

G. Cuando se hacían los plenos por la mañana había refrigerio después. Había minibar en el salón de plenos, se tomaba algo.

«Se les juntaba la comida con la cena como si fuera un banquete medieval y las secretarias servían la comida con cofia»

D. Piensa que organizaba comidas personales en el salón de plenos. Con amigos, contratistas, periodistas… se les juntaba la comida con la cena como si fuera un banquete medieval y las secretarias servían la comida con cofia. Pagaríamos por tener una foto de aquello.

G. El gabinismo se repitió y construyó un modelo. En Oviedo se hacían cosas y funcionaban. Eso vendía, aunque ya no hacíamos nada y nos pasáramos el día en Benia o de comida en comida. Se repitió el relato. Llegaban las elecciones, sacaban infografías y luego no se hacía nada…

-También era común el anuncio de grandes proyectos que luego no siempre se realizaban.

G. Una vez le preguntó David. ¿Qué va a ser el mandato de las losas? Él lo hizo suyo y lo llamó así. En realidad eran tres infografías.

D. Tres infografías propias de «Teo en la granja». Cuando había una información polémica por la mañana, él salía por la tarde con una infografía para tapar lo otro.

G. Esa era una losa que iba a pasar la «Y» hasta pasado el Palacio de los Deportes.

D. Y la iba a hacer Cascos.

-¿Cómo era el trato personal con él?

G. Inexistente.

D. Costaba acceder a él. A la mayor parte de los medios ni nos convocaban. Cuando coincidías con él, llevaba la guardia de corps protegiéndole. Cuando podías hacerle preguntas, ni te respondía. Te miraba y no contestaba. Un día le pillabas contentín y te respondía tres cosas.

D. A todo eso añade la parte sucia. Denuncias… era difícil.

-Denuncias que finalmente no acababan en nada…

D. No, pero inquietaban. Tenías que ir a declarar… era incómodo.

-¿Cómo ha sentado el libro en el PP de Oviedo?

G. La primera reacción es la más divertida. «¿Salgo?» Es la pregunta. Yo digo, cómpralo y sabrás. Alguno me envió mensajes en los que me decía que «obviamente, entenderás que no puedo ir a la presentación. Que vaya muy bien». Lo leerán. Supongo que les divertirá menos que a otros lectores. Ahora ellos citan a Gabino como el pasado, aunque hasta hace dos días lo reivindicaron.

-¿Quedan restos de Gabinismo en el PP ovetense actual?

D. Uno de los exconcejales del PP nos dijo que no íbamos a tener repercusión porque a la gente ya no le interesa Gabino.

G. Ellos también le reivindican.

D. Si reivindican a Camps… Hay una reescritura. Ellos proponen eso, nosotros proponemos otra reescritura. Ojalá llegue una tercera. Tienen que sobrevivir y con la amenaza de Ciudadanos tienen que pelear cualquier concejalía.

D. El partido en Asturias esta desmantelado desde que Gabino echó a Cascos. Cherines, que no ha ganado unas elecciones en su vida, es la presidenta.

G. Cherines continuó la labor de Gabino de desmantelar el partido en Gijón Avilés, Siero… y pretendía hacerlo en Oviedo. Evidentemente, ya no habrá mayorías absolutas nunca más. Gabino dejó huella porque gobernó solo 20 años. Nadie va a poder hacer eso porque nadie más va a gobernar solo.

-¿Qué ha supuesto para Oviedo la llegada del tripartito?

D. Aire. Sin entrar a juzgar si ha sido bueno, malo o regular o si podía haber hecho más o menos. Que en una sociedad gobierne el mismo 20 años es malo, por definición. Sea quien sea, porque el poder acaba corrompiendo. Hacía falta el relevo, aunque sea para comparar. Esa brizna de aire fresco es la que da la sensación de que pasas a otra época y la ciudad evoluciona. Cada cual verá si para bien o mal.

G. Oviedo tiene un alcalde del PSOE, algo impensable. Parecía imposible que existiría Somos, que IU  sumara 3 concejales, que se pusieran de acuerdo… tienes unas expectativas muy altas que inmediatamente vas a defraudar, porque ya no gobiernas solo y ya no hay vacas gordas. Y los funcionarios no te quieren como querían a Gabino. Como tampoco querían a Caunedo. De la emoción inicial pasas a esto, pero hay que acostumbrarse a construir consensos normales.

D. Hacen falta políticos capaces de pactar por encima de siglas.

G. Si el próximo que venga no se da cuenta de que la red de saneamiento de Oviedo tiene 50 años y que Gabino no invirtió un duro, veremos inundaciones en la calle Uría, malos olores en el centro… Pero si no eres capaz de invertir en algo que no se ve…

-Antes de presentar el libro, «El Gabinismo contado a nuestros hijos» ya había triunfado en Facebook, aunque bajo el anonimato. ¿Por qué decidieron ocultar sus nombres?

G. Era por probar. Saber si el tono sobre Gabino iba a gustar. Si primero decimos que somos nosotros, nos dirían «vosotros sois periodistas serios, este no es el tono que esperamos de vosotros…»

D. En Asturias somos pocos y nos llevamos mal. Todos sabemos la intención con la que hace algo el de al lado. Queríamos ganar la confianza de que nos leyeran, de ganar ese crédito, que nos permitía no perder lectores potenciales. De esta forma nos leyeron. Estas ojerizas personales las salvamos durante unos meses. Y fue muy divertido ver la especulaciones sobre quién éramos.

- El grupo de Facebook fue un éxito. ¿Cómo va el libro?

D. Genial. Más allá de que se venda, todo el mundo habla de esa época. Y te dicen, «leyéndolo me acorde de aquella anécdota…».

G. Tenemos que dar las gracias a Mario Rojas y a Jesús Díaz por su trabajo.

D. También a los tres entrevistados: Asunción Rodríguez Lasa, Leopoldo Tolivar y Juan Vega.