El hogar de las segundas oportunidades

Claudia Granda OVIEDO

OVIEDO

En el Zoológico El Bosque habitan alrededor de 330 animales, de los cuales más del 80% han sido víctimas de abandono

17 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En casi todas las rejas que rodean las parcelas de El Bosque cuelga el cartel de «rescatado». En el núcleo zoológico ovetense, situado en San Esteban de las Cruces, solo el 20% de los animales proceden de intercambios con otros centros del país. Actualmente el centro cuenta aproximadamente con 330 animales. Casi cada día reciben llamadas de particulares que les piden acojan a las mascotas de las que no pueden hacerse cargo, pero el sitio es limitado y se han visto obligados a rechazar animales. «No podemos acogerlos a todos y tenerlos hacinados. No hay sitio y no sería ético», señala Gonzalo Rubio, fundador del zoológico.

Esta es la realidad a la que se enfrentan cada día. La peor época para estos animales es Navidad. «Después de Reyes la gente viene aquí con los animales en sus jaulas. Eso es lo que más nos duele», lamenta Rubio que insiste regalar peluches antes que animales. «Eso es educación y aquí no estamos a la vanguardia en educación ambiental». El director del núcleo cree firmemente en la educación como principal arma contra el abandono. «Si se educa, se erradica. La sensibilización con el medioambiente debería estar implantada en todos los ciclos», afirma.

Para Rubio y su mujer, Ruth Gordón, El Bosque no es únicamente un zoológico, sino un lugar al que acudir para aprender y concienciarse. Ambos consideran que con el paso de los años y el alcance de las redes sociales la sociedad ha avanzado notablemente. Aún así, Gordón asegura que «la gente sigue queriendo ver fieras encerradas», haciendo alusión a Zita y Diana, las tigresas de bengala que aterrizaron en Oviedo el pasado agosto y aumentaron significativamente las visitas al zoológico desde entonces. «A El Bosque acuden dos tipos de personas: los concienciados y los que simplemente vienen a ver a los animales. Pero hasta ellos se llevan un punto importante de educación», afirma Rubio que insiste en que acudir al zoológico no es solo diversión. 

La adquisición de animales, cuestión de modas

En El Bosque pueden verse infinidad de especies. Mamíferos procedentes de distintas familias y también numerosos tipos de aves. Los animales que habitan este núcleo han ido llegando poco a poco procedentes de todas partes de España, como consecuencia de tendencias y modas. Así lo cuenta Ruth Gordón. «Actualmente para lo que más nos llaman es para que acojamos a tortugas y chinchillas, que tenemos repartidas por toda la finca». Estos casos de compra y abandono de animales no ocurren únicamente con animales domésticos. Duni, es un macaco de Gibraltar al que una mujer compró y crió junto a su hijo pequeño. Ambos crecieron como hermanos: comían juntos, dormían juntos e incluso el pequeño simio tenía su propia ropa. Pero un día su dueña se cansó de él y el pequeño macaco acabó en Oviedo. Este caso, o el de Irati, un lince boreal totalmente humanizado y con síndrome de perrera, son solo dos ejemplos de los más de 200 que habitan en este lugar.

Sin ayudas del Principado

Son muchos los animales que a lo largo de los últimos años han tenido que ser trasladados a otros centros por falta de capacidad. «Si tuviésemos ayudas de la Administración todo sería más sencillo», admite Rubio. La escasez de recursos limita la acogida de animales por espacio y por mano de obra. «Somos pocos. Actualmente somos cinco y para trabajar adecuadamente deberíamos ser, al menos, diez», explica. 

El Zoológico El Bosque es también centro de recuperación de especies autóctonas. Se encargan de realizar numerosos rescates de fauna de la región con el objetivo de devolverlas al medio natural. Pero este trabajo, sin ningún tipo de subvención por parte del Principado, se les ha hecho imposible durante los últimos años. «Actualmente derivamos las llamadas al 112. Ya apenas ejercemos como centro de recuperación. Hace poco nos trajeron un estornino que continúa en cuarentena esperando a que el Principado venga a por él. Esto genera unos costes de tratamiento, medicación, alimentación y mano de obra que no podemos soportar», explica. «Pero estamos jugando a la Lotería y, si nos toca, nos mudamos».