Vinjoy, punto de integración

Raúl Álvarez

OVIEDO

Desde su sede en la parcela del Naranco, la Fundación cumple 95 años a la vanguardia de los programas de intervención para ayudar a personas sordas, con discapacidad o con problemas de conducta

05 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Para ocupar 17.000 metros cuadrados y estar bien a la vista de cualquiera que suba hacia el Naranco por la avenida de los Monumentos, la Fundación Vinjoy es una institución muy discreta. Hace su trabajo con seriedad y no busca promoción gratuita. «Por mucho que chilles, hoy en día es difícil hacerse oír en las conversaciones públicas. Además, nosotros no siempre trabajamos con realidades agradables, sino duras. De todas formas, creo que Vinjoy es una organización querida en Oviedo, que es nuestra ciudad, y en toda Asturias», opina su director gerente, Adolfo Rivas. Aún se encuentra con personas que hacen una descripción imprecisa y desfasada de su trabajo («lo de los sordos», en muy pocas palabras, es una frase habitual), pero también cree que donde cuenta, en los lugares donde se aprecia su método y sus aportaciones a la intervención socioeducativa y entre las personas que han recibido ayuda, hay bastante reconocimiento para seguir adelante con su labor.

En 2018, Vinjoy cumplió 95 años con su actual configuración jurídica de fundación, pero su historia es más antigua y se remonta a sus orígenes como asilo de huérfanos fundado en 1876. «Lo de los sordos», además de esquemática, dejó de ser una fórmula capaz de abarcar todas las tareas que asume su personal hace ya muchos años, cuando a la línea de intervención para ayudar a personas con problemas de audición se añadieron otras dos para trabajar con personas con conflictos graves debidos a problemas de conducta o trastornos del comportamiento y con personas que sufren discapacidades intelectuales y psicosociales. Es mucho trabajo. La memoria de 2018 aún está sin cerrar, pero el año anterior Vinjoy atendió a más de 5.000 personas: 1.764 en procesos intensos y estables y otras de 3.557 de forma menos continuada pero igualmente directa. «Estamos en todo: en el arte, en la discapacidad, en la sordera y en los problemas de conducta en los barrios. Somos el gran órgano de la intervención socioeducativa en Oviedo», resume Rivas.

Atención gratuita

Las personas necesitadas de ayuda llegan por múltiples vías. En el patronato de Vinjoy comparten reuniones la Iglesia asturiana (el arzobispo de Oviedo es su presidente); el Gobierno autonómico, representado por las consejerías que gestionan la educación, la sanidad y los servicios sociales; y el Parlamento asturiano. Pero la Fundación no es una rama de la administración, una dependencia eclesiástica ni una organización al uso. «Somos una alternativa única en la intervención socioeducativa porque huimos del paternalismo. No es nuestro modelo, no somos un lugar asistencialista. Nosotros acompañamos a personas que están en situaciones de vulnerabilidad y tienen muchos problemas. Algunas están muy malheridas por la vida. Aquí no viene nadie con conflictos inventados. Pero son esas mismas personas las que recorren el camino para salir de los problemas. Nadie está obligado a venir ni a quedarse. Las puertas siempre están abiertas para entrar y para salir. Y no cobramos. Al menos, no en dinero. El único precio para estar aquí es el trabajo diario y duro», señala Rivas.

Con un método de trabajo avalado por los expertos y la experiencia de un siglo, Vinjoy tiene en marcha varias áreas de trabajo en cada una de sus líneas de intervención. Alrededor de la sordera, desarrolla su labor el Instituto de Atención Temprana y Seguimiento (IATYS), especializado en la sordera y la hipoacusia y en la rehabilitación de menores con déficit auditivo infantil. El Centro de Recursos Sociales y Educativos busca respuestas a las necesidades de las personas sordas en los ámbitos educativo, sanitario y social. El Instituto Superior de Lengua de Signos y Mediación Comunicativa  pone en marcha y aplica planes y acciones destinados a la formación, la investigación, el estudio, la dinamización y la concienciación. La Escuela Nacional de Audiología Protésica forma profesionales de la salud auditiva.

El Centro de Apoyo a la Integración y el Centro de Normalización a través del Arte diseñan caminos terapéuticos individualizados para personas con discapacidades intelectuales o problemáticas de salud mental. Por último, el Centro de Intervención Socioeducativa con Menores y Jóvenes aporta programas diseñados para jóvenes en situación de riesgo o conflicto social o para los que los recursos del sistema educativo hayan resultado insuficientes.

Método propio

Para dar respuesta a todas esas realidades, Vinjoy ha desarrollado su propio método. Es flexible. «Tenemos que nacer cada día porque la realidad cambia muy rápido, pero creemos en lo que hacemos. Tenemos planteamientos comunitarios porque todos somos de los demás y todos son de cada uno. Y solo puedo hablar bien de nuestro equipo técnico, que es una maravilla. Incluso cuando avanzamos por terrenos desconocidos encuentra respuestas y alternativas», apunta Rivas.

En cartera están ya nuevos programas para los próximos meses. Aún es pronto para presentarlos con detalle, pero no para enunciarlos. Habrá una colaboración del sistema sanitario para intervenir con jóvenes con trastornos graves y sveros de salud mental y otra para trabajar en la autonomía personal de colectivos con dificultades para ejercerla. «No hay nada mejor que escuchar a una persona sordociega decir que quiere cambiar el mundo y poder ayudarla a hacerlo», indica Rivas. Vinjoy se aproxima a los cien años sin desfallecer en su vitalidad.