Obstáculos machistas al final del camino

Raúl Álvarez OVIEDO

OVIEDO

La arquitecta asturiana Concepción Mulet
La arquitecta asturiana Concepción Mulet

Concepción Mulet, titulada de la primera promoción de  Escuela de Arquitectura de Madrid abierta a las mujeres señalas las dificultades con las que se encuentra en la actualidad por ser mujer

18 mar 2019 . Actualizado a las 14:26 h.

Es paradójico que Concepción Mulet, titulada de la primera promoción de la Escuela de Arquitectura de Madrid abierta a las mujeres y una de las primeras colegiadas del Colegio asturiano de la disciplina, se encontrara menos obstáculos al principio de su carrera que al final. Sentada en una cafetería de Oviedo, Mulet, jubilada ya desde hace nueve años, no recuerda que los estudios o el trabajo le plantearan dificultades especiales por ser mujer. Causaba asombro en las obras, pero pronto se asumía que estaba al mando y los colegas mayores que ella siempre la vieron como una igual. Madrileña de nacimiento y ovetense por matrimonio, desde que se trasladó a Asturias se las apañó para no verse nunca sin trabajo. El gimnasio del colegio La Milagrosa, tan admirado en los manuales de arquitectura, es su aportación más reconocida a la ciudad. Sin embargo,antes de jubilarse, sí llegó a sufrir faltas de respeto que, para su asombro, surgían de trabajadores muy jóvenes. «Llegaron a preparar una rampa para que me cayera. Todo porque insistía en que siempre llevaran casco y cumplieran las normas de seguridad laboral», rememora.

Pero, en casi medio siglo como estudiante y profesional, el balance es positivo. La Escuela era dura para todos. Lo peor eran los cursos preparatorios para el ingreso. Una vez aprobados, era casi seguro, y en comparación, más fácil acabar la carrera. «El profesor de dibujo decía: Le falta a usted movimiento. Y estábamos dibujando estatuas. Era una excusa para suspender a algunos, claro», relata. Eran doce alumnas e aquella primera promoción. Ella le prometió a su madre que se licenciaría, y así lo hizo. Consiguió una beca para la restauración del patrimonio histórico que la tuvo dos años de viaje por España conociendo monumentos. A finales de los 70 empezó a construir viviendas sociales en Teverga. Y ya fue siempre una referencia para las arquitectas asturianas.