La fascinante historia del archivo de la Catedral de Oviedo

OVIEDO

Agustín Hevia Ballina, archivero de la Catedral de Oviedo
Agustín Hevia Ballina, archivero de la Catedral de Oviedo Archidiócesis de Oviedo

Uno de los documentos fue recuperado en una casa de apuestas de Londres

10 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El archivo de la Catedral de Oviedo esconde un sinfín de historias a cada cual más sorprendente. Pergaminos del siglo IX, testamentos o más de cien incunables son solo algunos de los documentos que conforman una de las grandes joyas que alberga el templo ovetense. Cada uno de ellos tiene un relato propio que hace que su valor material sea incalculable. Y lo es todavía más si se tienen en cuenta todos los avatares que han sufrido hasta llegar a la actualidad. Como para el resto de España, la Guerra Civil supuso un antes y después, ya que el archivo a punto estuvo de perderse para siempre.

En esa fascinante historia no faltan robos, intrigas y casas de apuestas por el medio. En el año 1937, en plena guerra, el archivo fue trasladado a los bajos del Banco Herrero para protegerlo. Al finalizar el conflicto bélico, los documentos fueron devueltos a la Catedral, pero no estaban todos. Alguien había robado una parte. No sería hasta años más tarde cuando, una parte de ellos, comenzó a parecer en diferentes lugares. 

Uno de ellos se encontró en la casa de subastas Sothebys en Londres, un hecho que evidencia que alguien había intentado lucrarse a costa del archivo. En este caso, el documento fue devuelto a la Catedral al comprobarse su pertenencia y la historia que tenía detrás.

La historia ha sido contada por Agustín Hevia Ballina, archivero de la Catedral, en el marco de unas jornadas nacionales de bibliotecarios de la Iglesia. El canónigo hizo un repaso pormenorizado de la situación actual. La catedral alberga más de cien incunables y conserva un importante número de documentos organizados en armarios específicos donde se recogen las actas capitulares, los testamentos, las fundaciones o los arcedianatos, entre otros. 

El contenido del archivo

El documento más antiguo de los que se conservan data del año 803, y se trata de un pergamino escrito en letra visigótica donde se describe una donación al monasterio de Libardón. Por antigüedad, el siguiente es el testamento original del rey Alfonso II El Casto, fechado en el año 812. Además, entre sus fondos se conservan numerosos documentos que tienen un especial «valor sentimental para la diócesis», tal y como afirma el canónigo. Entre ellas destaca dos copias de pergaminos, fechadas en el año 1075, que describen el momento de la apertura del Arca Santa.

Según Hevia, «tienen un valor incalculable», ya que relatan cómo «el rey Alfonso VI deseaba que se abriera el tesoro de las reliquias para que el pueblo cristiano pudiera venerarlas. Es el primer inventario que se hace del contenido del Arca Santa».