A Santullano le sobran arbustos que «suponen el refugio de deyecciones humanas y animales»

OVIEDO

Iglesia de San Julián de los Prados
Iglesia de San Julián de los Prados

El Libro Blanco del Prerrománico recomienda actuar en el entorno del monumento y destaca que las posibilidades de recuperación de los murales medievales son óptimas

05 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Se encuentra a escasos cinco metros de la autopista A-66, lo que tiene una «incidencia directa y negativa sobre el edificio, condicionando cualquier medida de conservación». Pero el tráfico de vehículos no es el único elemento del entorno que afecta a la iglesia de San Julián de los Prados, también conocido como Santullano. Este monumento, uno de los principales atractivos turísticos y culturales de Oviedo, sufre también el deterioro que provocan las personas, los animales y la vegetación.

El Libro Blanco del Prerrománico, elaborado por la Dirección General de Patrimonio Cultural, recoge algunos de los problemas que acechan al edificio y propone una serie de soluciones para mejorar su estado de conservación. Entre ellas se incluyen actuaciones en los caminos que pasan junto a la iglesia y que acusan el uso intensivo que le dan vecinos y visitantes y el escaso mantenimiento. Esto ha provocado que «el pavimento haya dado paso a sendas irregulares de cuatro metros de sección y con una superficie de tránsito compuesta por guijarros y rellenos subyacentes al ajardinamiento». Algo que podría resolverse realizando, entre otras cosas, una nivelación de «las pendientes del terreno con césped que embisten contra los paramentos exteriores, garantizando una correcta escorrentía de las aguas pluviales».

Del suelo crece también otro de los problemas a resolver. Se trata de los arbustos que «suponen el refugio de deyecciones humanas y animales». Una circunstancia que provoca «un aporte de humedad muy dañina para los paramentos» y sobre la que debería evitarse para cuidar esta joya monumental. La eliminación de este tipo de vegetación «resolvería dicha problemática», resalta el Libro Blanco del Prerrománico.

Y el documento también hace referencia a cuestiones de relevancia como las pinturas murales medievales de Santullano, que esperan desde hace años por una restauración. Se intervinieron en los años setenta pero no se alcanzó a realizar un trabajo a la altura de la importancia del conjunto artístico. Basándose en varios estudios, la restauradora Montserrat Álvarez apunta que ahora es un buen momento para retomar la tarea y concluye que «las posibilidades de recuperación son óptimas». 

Con respecto a los pavimentos interiores de la nave y el transepto «se recomienda el mantenimiento del enlosado funerario, reponiéndose las losas fragmentadas por piezas de similar calidad y tamaño». Y  en las naves laterales «deben eliminarse las soluciones provisionales de piedra o mortero, para completar la tarima de madera ya instalada».

Además, las actuaciones recomendadas se extienden a los revestimientos exteriores, que requieren un tratamiento de consolidación y conservación de las superficies con revestimientos históricos medievales.

Más luz

«También sería preciso llevar a cabo una reposición de revestimientos en las zonas descarnadas», completa el Libro Blanco del Prerrománico sobre el estado de una de las joyas ovetenses de la época. Y aunque se trata de un tema menor y no tiene nada que ver con la estructura, entre las recomendaciones se encuentra también una mejora de la iluminación interna.

Además de para Santullano, el documento incluye también recomendaciones de cuidados para San Miguel de Lillo, Santa María del Naranco, la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, la fuente de Foncalada y San Tirso. Todos ellos están declarados Patrimonio de la Humanidad y cuentan con el más alto grado de protección de las administraciones públicas que, sin embargo, tienen una larga lista de recomendaciones a seguir para mantenerlos en condiciones óptimas.