Orlando Pelayo vuelve a Asturias

G.G.

OVIEDO

Ícaro, una obra de Orlando Pelayo datada en 1958
Ícaro, una obra de Orlando Pelayo datada en 1958 MUSEO BBAA ASTURIAS

El Museo de Bellas artes acogerá la muestra «Exilio y memoria» con obras procedentes de Albacete y de la colección familiar privada

03 mar 2020 . Actualizado a las 13:28 h.

El Museo de Bellas Artes acogerá entre los próximos días 26 de marzo y 24 de mayo la exposición Orlando Pelayo: exilio y memoria, cuando se cumplen cien años del nacimiento del artista ovetense y treinta de su muerte (1920-1990).

Los responsables de la pinacoteca asturiana señalan que se ha aprovechado ese centenario para «rendirle un merecido homenaje». Lo cierto es, señalan, que Orlando Pelayo ya estuvo presente en los inicios del museo que este año está también de aniversario, pues cumple cuarenta años de andadura.

El 19 de mayo de 1980 abría sus puertas el Museo de Bellas Artes de Asturias y, tan sólo quince después, Orlando Pelayo presentaba en las salas de la segunda planta del Palacio de Velarde la exposición Cuarenta años de pintura, 1939-1979.

Otros cuarenta años después, el artista asturiano retorna al museo a través de una muestra que vuelve a exponer «a uno de los creadores asturianos más interesantes del siglo XX y de mayor proyección internacional». En la muestra no sólo estarán presentes algunas de las muchas obras que el Museo de Bellas Artes de Asturias posee sino, sobre todo, por otras procedentes del Museo de Albacete así como de colecciones particulares, principalmente, de aquellas pertenecientes a los familiares del artista.

La exposición mostrará trabajos de diferentes épocas del pintor ovetense: desde pinturas de su conocida serie Cartografías de la ausencia, realizada desde finales de los años cincuenta hasta 1962, hasta otras de las décadas sesenta, setenta y ochenta del pasado siglo, en las que unos personajes espectrales inmersos en ambientes inquietantes característicos del artista darán muestra de su particular e interesantísimo quehacer artístico.

«La pintura de Orlando Pelayo, caracterizada por la agilidad, la espontaneidad y la fuerza, con un juego constante entre el color y la materia, supone un ejemplo riquísimo de la pintura de la segunda mitad del siglo XX», indican.