Un grupo de tiendas organizó un gran festival para reactivar el consumo en la capital asturiana
06 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Corrían los años 50 del siglo pasado, años de eterna, fría posguerra y economía aún mustia. Un grupo de comerciantes de Oviedo la Cámara de Comercio deciden «tributar un homenaje a los compradores de toda la provincia»; algo así como la semana fantástica pero más: fue la quincena comercial. La idea partió a mediados de la década del gran Manolo Brun, un pionero de la publicidad en Oviedo, muy conocido en la vida social ovetense y fundador de una agencia que lleva su apellido.
Se trataba de animar el consumo, claro, pero también de hacer una pequeña revolución festiva y primaveral con visitas de estrellas de cine, un festival folclórico, iluminación y competiciones deportivas. La organización llegó a poner a disposición del público trenes y autobuses para que se acercara a Oviedo desde todos los puntos de Asturias.
La idea era que un comité con representación de todos los gremios del comercio se ocupara de la organización. Los comerciantes debían participar entregando boletos para los sorteos, adornando e iluminando sus establecimientos, ornamentando la calle y organizando fiestas y atracciones.
La rifa fue muy popular. El comerciante abonaba 100 pesetas y se hacía con un talonario del mismo número de boletos. Por cada 20 pesetas de compra, los clientes recibían un boleto con dos números: un número para el sorteo diario y otro para el quincenal. El más afortunado se llevaba un flamante Renault 4. Pero había de todo; los mejores regalos después del coche eran motocicletas de marcas de la época y sobre todo electrodomésticos: radios, relojes, lavadoras o máquinas de coser; también se rifaba menaje y ropa del hogar.