Oviedo: la ciudad que se devoró a sí misma

MARÍA DÍAZ OVIEDO

OVIEDO

El profesor José Fernando González analiza en el libro «Paisaje apocalíptico para después de una guerra. Oviedo: la ciudad mártir (1934-1936)» cómo la riqueza metalúrgica-militar que llevó a la capital a la vanguardia europea fue determinante para su destrucción

24 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Saturno devorando a sus hijos. Eso fue lo que le ocurrió a Oviedo, en la década de los 30 del siglo XX. Contaba con la gran fortaleza metalúrgica-militar formada por la fábrica de cañones de Trubia, la de armas portátiles de La Vega y las tres factorías de explosivos de La Manjoya, Santa Bárbara y Cayés, elementos que fueron un factor determinante de prosperidad asturiana y riqueza ovetense, que colocó a la capital en la vanguardia europea. Sin embargo, esa riqueza se reveló como una fuerza devoradora contra sus propios impulsores. «Aquello que nos hizo ricos, nos devora, primero cambia la ciudad por la riqueza que suponía el complejo metalúrgico-militar para toda Europa y luego esa riqueza se vuelve contra ti y se utiliza para destruir la ciudad», explica José Fernando González Romero, autor del libro ‘Paisaje apocalíptico para después de una guerra. Oviedo: la ciudad mártir (1934-1936), publicado por Trea Ediciones.

El profesor José Fernando González Romero, licenciado en Historia y Arte por la Universidad de Oviedo, afirma que su libro aunque hable de destrucción y de guerras es «positivo» y que «no nace del resentimiento ni pretende acusar a nadie». Simplemente, asegura, quiere poner en valor que una ciudad como Oviedo «que tiene uno de los mejores patrimonios, que estuvo a la vanguardia a nivel europeo con el gótico alemán y que fue una ciudad rica con una de las estructuras industriales más importantes cuando entró en ella la semilla de Caín la destrozó».

En este sentido, apunta que en esos años que se recogen en el libro, que va desde la Revolución del 34 a la Guerra Civil «todos son víctimas» dejando un paisaje apocalíptico en el que no sólo afectó al centro de la ciudad y a monumentos como la catedral sino barrios enteros desaparecidos, como los que eran colindantes con el frente bélico al sur de la ciudad, con la consiguiente pérdida de vidas humanas. «La ciudad quedó destruida totalmente como Varsovia o Dresde, pero de Oviedo nadie habla porque la memoria de la historia es incómoda», asegura González Romero.

«Quedó destruida como si fuera de cartón piedra y fue defendida por población civil y por mujeres pero de esto hay un silencio total», indica. «Sólo se habla de la destrucción de la Catedral pero hubo casas de obreros que corrieron la misma suerte, barrios enteros, que se fue casa por casa destruyéndolas, a eso nadie le da importancia pero es la historia de muchos ovetenses», afirma. Por eso, el autor apunta que en el itinerario de su investigación «cambia la ciudad» y el libro se convierte en «algo rompedor, que da un giro radical a la guerra civil».