Cuando Santa María del Naranco tenía un «adosado»

D.R.

OVIEDO

Un postal de principios del siglo XX que muestra, a la derecha, el «adosado», sí como una escalinata frontal y un campanario añadidos a Santa María del Naranco, Oviedo
Un postal de principios del siglo XX que muestra, a la derecha, el «adosado», sí como una escalinata frontal y un campanario añadidos a Santa María del Naranco, Oviedo

Hace más de dos siglos se añadió al edificio prerrománico una sacristía que fue demolida en una restauración de 1929

26 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El monumento prerrománico de Santa María del Naranco no siempre mostró la imagen que ahora se puede ver. Hasta hace pocos años (en relación a su larga historia), la estampa era notablemente distinta. ¿Quién había encargado y quién diseñó el añadido al viejo palacio de la falda del Naranco?

La respuesta hay que buscarla a finales del siglo XVII y principios del XVIII. Según cuenta el investigador Vidal de la Madrid en su estudio El arquitecto Pablo de Cubas Ceballos y la sacristía y camarín barrocos de Santa María del Naranco, De Cubas fue contratado en 1697 para esa obra. De origen cántabro, trabajaba en Asturias desde casi cuatro décadas antes, cuando aparece junto a su padre, el cantero Francisco de Cubas, en un contrato para reformar el monasterio de Las Pelayas.

Del conjunto de construcciones levantadas por Ramiro I en la época medieval solo se conserva la iglesia de San Miguel de Lillo y lo que hoy se conoce como Santa María del Naranco. Recuerda Vidal de la Madrid, que ambos edificios «aún mantienen numerosas incógnitas que afectan, entre otras cosas, a su advocación, a sus motivaciones, a sus vínculos creativos o a su funcionalidad». El debate sobre los monumentos, dice, sigue en la actualidad. Santa María acabó siendo iglesia, pero sus orígenes «están aún poco claros». Algunos historiadores defienden su carácter civil, otros piensan que en su origen también fue un templo.

En cualquier caso, una vez que se asumió que sería un templo, en el año 1697 los vecinos de la feligresía hacen el encargo a Pablo de Cubas y Juan González para levantar la sacristía y el camarín para la Virgen, adosados al hoy famoso edificio (y catalogado como Patrimonio Mundial por la Unesco), que es más bien pequeño incluso para iglesia rural y no disponía de espacio para sacristía. Según De la Madrid, el arquitecto realizó un texto muy detallado y tuvo un «cuidado especial en garantizar un ensamblaje correcto con la obra altomedieval», lo que a su juicio supone que ya existía un aprecio especial por Santa María del Naranco. Pero en realidad seguía siendo un añadido poco natural.

Las nuevas dependencias de dos plantas, explica, se adosaron a la fachada oriental, de manera que la planta baja, cuya función no se determinaba en el contrato, tenía un acceso mediante un arco de medio punto en el muro sur. La planta superior se destinaba a sacristía y se accedía desde el edificio altomedieval a través de dos puertas colocadas a ambos lados del altar.

El edificio anexo fue demolido por el arquitecto Luis Menéndez Pidal durante las obras de restauración de 1929 y 1934, con la reconstrucción de las partes dañadas por la obra barroca, con el fin de recuperar la imagen que actualmente se puede ver. También se eliminó una escalinata central y un campanario que se habían adosado a la fachada norte, como se ve en la foto que acompaña a esta información.