Un policía nacional de Ribadeo salva la vida a una joven en Oviedo

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso RIBADEO / LA VOZ

OVIEDO

En equipo con otros tres agentes evitaron que saltase al vacío desde su piso

02 may 2021 . Actualizado a las 10:09 h.

José María Sanjurjo Peña y Paula Castro son dos de los protagonistas de una historia que pudo acabar en drama, con la muerte de una joven, y sin embargo, por su intervención, tuvo un final feliz. Ambos son policías nacionales en Oviedo. José María es ribadense y Paula Castro ovetense, con raíces gallegas (su padre nació en Ponteareas). Hace unos días se encontraban en un servicio rutinario de atención al ciudadano-061, de guardia, cuando recibieron una llamada por una alerta porque una joven estaba asomada a la ventana de su habitación con intenciones autolíticas (acto suicida cuyo resultado no implica directamente la muerte). Su rápida actuación fue determinante para salvarla.

José María, «Chema», como es conocido en Ribadeo, es el presidente del club y de la asociación de actividades subacuáticas Illa Pancha. Ingresó en la policía en los años 80 del siglo pasado y siempre ha estado en unidades operativas (antidisturbios, prevención de la delincuencia, policía de proximidad y últimamente en atención al ciudadano-091). En marzo del año que viene cumplirá 65 años y tiene previsto jubilarse. Una larga trayectoria, plagada de intervenciones, pero nunca, reconoce, vivió un caso como este.

Estaban en el turno de tarde-noche del pasado día 17 cuando recibieron una llamada de alerta. Pasaban pocos minutos de las diez de la noche. Una joven, residente en la céntrica Avenida de Galicia de Oviedo, se encontraba asomada a la ventana de su habitación, en aparente estado de shock. De inmediato, Paula y José María y otra patrulla más se pusieron en marcha. Al llegar al lugar comprobaron que, en efecto, una mujer joven estaba sobre el alféizar de una ventana de un segundo piso. Unos viandantes los habían alertado de lo que ocurría, temiendo que la mujer saltase al vacío, por lo que se activó el protocolo antisuicidios movilizando a otros cuerpos, como bomberos (que no llegaron a actuar) o urgencias médicas.

Fueron unos minutos decisivos. Explica José María Sanjurjo que accedieron al inmueble y, no sin dificultad por ser un edificio grande con largos pasillos, localizaron el piso. Llamaron y entraron, tras abrirles otra mujer de avanzada edad que se encontraba en el interior y que ignoraba lo que estaba ocurriendo. José María se asomó a una ventana de una habitación contigua y desde allí, a escasos metros, comenzó a hablar con la joven, que en todo momento pareció estar en estado de shock, sin articular palabra,

«Empecé a hablar con ella, siguiendo el protocolo de convencimiento que tenemos establecido, tratando de tranquilizarla, diciéndole que por muy grave que fuese lo que le hubiese ocurrido, la vida seguía siendo muy bonita. Y le dije que me quedaba poco para jubilarme, que no me dejase ese recuerdo, que no se tirará. Creo que fue lo que la convenció», apunta José María Sanjurjo.

En tanto, Paula Castro lograba entrar en la habitación y conseguía sujetarla. En ese instante, la joven, de complexión atlética y sobre 1,70 metros de altura, pareció como si perdiese el conocimiento y la policía se vio en dificultades para soportar todo el peso. Pero en cuestión de segundos llegó José María Sanjurjo. Entre los dos la metieron en la habitación y la tumbaron en la cama. Minutos después aparecieron los servicios de emergencias sanitarias y, tras estabilizar a la joven, la trasladaron al HUCA.

En la calle se había congregado gente, que a petición de la otra patrulla de policía reunió almohadas y mantas que dispusieron en previsión de que la joven se tirase. Paula Castro destacó el trabajo de esa otra patrulla y en particular de uno de los componentes, por ser un agente de prácticas que no se había visto en un caso parecido y que actuó con toda determinación. Fue el que localizó la puerta del piso donde estaba la joven: «El mérito, si lo hay, es de todos», señaló.