La misteriosa benefactora de Asturias: un enorme legado de una mujer discreta

D.R.

OVIEDO

El palacio de Villagonzalo, junto a la plaza de Santa Bárbara en Madrid. Fue residencia de la familia y lo vendieron en 2002
El palacio de Villagonzalo, junto a la plaza de Santa Bárbara en Madrid. Fue residencia de la familia y lo vendieron en 2002

La condesa viuda de Villagonzalo apela a su origen asturiano para depositar 34 valiosas obras de arte en el museo de Bellas Artes

16 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta semana se hacía pública la noticia: Asturias iba a recibir en depósito 34 obras de arte de enorme valor. ¿Cómo llega al Museo de Bellas Artes de Asturias uno de los legados artísticos más importantes que ha recibido en su historia? Todo se gestó con una gran discreción, desde el pasado mes de septiembre, cuando María Luisa Corrada, condesa viuda de Villagonzalo, llama a las puertas del museo y dice que quiere hacer una «pequeña aportación».

Esa sorprendente «pequeña aportación» era parte de la colección Villagonzalo, 32 cuadros y dos esculturas que dormían a pocos metros de la pinacoteca, en un piso de la familia en la zona de Uría. Pero nadie, salvo la propia familia, sabía de su existencia. Entre ellos había un dibujo de Goya que no se había visto en público desde hacía 100 años.

Los orígenes

El condado de Villagonzalo, originario de Salamanca, llegó a acumular, sobre todo en el siglo XX, una de las colecciones de arte privadas más importantes -y menos conocidas- de España. Sus raíces en el endogámico mundo de la aristocracia son profundas.

Fernando Maldonado Salabert, octavo conde de Villagonzalo (nacido en 1880) se casa con Esperanza Chávarri Aldecoa (1893-1982), otra aristócrata hija de los marqueses de Chávarri, que fue dama de honor de Victoria Eugenia de Battenberg en su boda con Alfonso XIII. A los 56 años de edad, Fernando Maldonado fallece en un accidente en 1936, ahogado cuando intentaba rescatar a una hija en el río Tormes.

El octavo conde y Esperanza Chávarri habían tenido tiempo, no obstante, de engendrar seis hijos, uno de los cuales, Juan Andrés Maldonado Chávarri (Getxo, 1921-Madrid 1995), se convierte en el noveno conde de Villagonzalo y se casa, a su vez, en 1946 con otra aristócrata: Teresa Muguiro y Gil de Biedma (nacida en Sevilla, 1916), hija del Conde de Muguiro y María del Milagro Gil de Biedma, vizcondesa de Nava de la Asunción. Ambas familias contaban con importante patrimonio.

Sin embargo, Teresa Muguiro fallece en 1987. El conde vuelve entonces a casarse y donde aparece la ‘conexión asturiana’: María Luisa Corrada González, natural del concejo de Amieva, se convierte en su mujer y madrastra del décimo conde, Fernando Maldonado Muguiro (nacido en 1954 de la primera mujer de Juan Andrés Maldonado).

Al morir Juan Andrés en 1995, María Teresa se convierte en condesa viuda. Y es ella la que, pese a que viven en Madrid, apela a sus raíces asturianas para dejar en depósito las obras en su tierra natal. El futuro del patrimonio que ahora está en manos del Museo de Bellas Artes depende, por tanto, del proceso sucesorio o de una donación en vida.

¿Podrían quedarse los cuadros para siempre en Asturias? Es la gran incógnita. «Ojalá», responde el director del museo, Alfonso Palacio. «Pero la decisión está en manos de la condesa viuda, a la que agradecemos mucho su generosidad». Una mujer discreta de la que poco se sabe y que nunca aparece en los medios de comunicación.