Y ahora el fin

Álvaro Boro

OVIEDO

Fiestas de San Mateo
Fiestas de San Mateo Ayuntamiento de Oviedo

22 sep 2021 . Actualizado a las 10:51 h.

El lunes no pudo empezar mejor que inaugurando la escultura de Kiko Urrusti en la Ruta de los Vinos. Me dirán que fue a las 12.00 horas, que esas no son horas de empezar el día, pero cada uno lo empieza cuando quiere y puede; también podrán pensar que esto no tiene nada que ver con San Mateo, que puede ser, pero creo que la ocasión lo merece. Y Canteli, Covadonga, Nacho Cuesta, Quintana y la banda de gaitas también lo piensan. Pero bien es cierto que estos no se pierden una. Todo fue en una tregua de la lluvia, que amenazó y apareció a cada poco durante el día.

Fue el último día que se pudo salir a disfrutar de la noche un día por semana sin ser un profesional de las copas y las mamandurrias, y los ovetenses se armaron de valor y ahí se plantaron todos entre el Bombé y el Antiguo. Pero nada que ver con lo del fin de semana. Aquí estaba media Asturias y parte de la otra mitad. Este lunes sólo jugaban los de casa, que se agradece no gastar medianoche en las colas.

Lo que se vino a constatar es que el coronavirus ya está olvidado, o eso parece. La normalidad no ha vuelto, pero todas estas noches se le pareció mucho; incluso hubo quienes se olvidaron la mascarilla en casa y no tuvieron ningún problema para moverse, entrar en locales y ser atendidos. Tras todo lo vivido este San Mateo, si en unos cuantos días el número de casos no se dispara en Oviedo, es el mejor ejemplo de que estamos superando el coronavirus y de que no vamos a salir mejores sino igual.

El Martes 21, día de San Mateo: bollu preñao y botellina de vino. Que aunque costó lo suyo levantarse para muchos, las noches ya empiezan a alargarse hasta el día buscando los recovecos de la ciudad, el santo bien se merece un último esfuerzo: por estas fiestas que nos da que tan felices nos hacen.

Tras más de 10 días de fiesta todo llega a su fin. Un final necesario pero no deseado, o quizá sí. Ya volvemos a la rigidez de la rutina, cambiamos los mojitos por el agua, el deporte por los bailes, las barras por la cama. No han sido las mejores fiestas, pero no han estado mal: estamos volviendo.