Marta Fernández, comisaria de Oviedo Capital Europea de la Cultura 2031: «Podemos convertir Asturias en un refugio cultural»

Carlos M. Riesco REDACCIÓN

OVIEDO

Marta Fernández Silveiro, comisaria del área de Juventud, de la candidatura de Oviedo a Capital Europea de la Cultura 2031
Marta Fernández Silveiro, comisaria del área de Juventud, de la candidatura de Oviedo a Capital Europea de la Cultura 2031 Nay Semeya

La periodista, responsable del área de Juventud, afirma que «hasta que no pasemos el primer corte, que va a ser en diciembre, no sabemos muy bien cuáles van a ser los pasos a seguir después»

10 oct 2025 . Actualizado a las 17:18 h.

Marta Fernández Silverio, periodista, es una de las caras visibles de la candidatura de Oviedo a Capital Europea de la Cultura 2031. Comisaria del área de Juventud, es la responsable más joven de este proyecto y, tras fundar la revista «12grados» e impulsar su proyecto «Emerxentes», trata de ser la voz de los artistas más jóvenes y «underground» de la región para conseguir que esta posible capitalidad abarque la cultura de la forma más transversal posible sin dejar a nada ni nadie de lado. 

—En otras entrevistas habla de que le seleccionan por las preguntas que hace en los procesos asamblearos, ¿cómo surge el interés de asistir a este tipo de eventos?

—La anécdota es que me seleccionaron así, pero también tiene que ver con mi background. Fui a estos procesos porque yo había visto en prensa la candidatura, me había llamado la atención y dije: «A ver qué hacen». Luego fue cuando salieron, no me acuerdo si lo vi primero en prensa o a través de redes sociales, los procesos asamblearios. A los primeros no pude ir y luego, al final, una amiga me dijo de ir y fuimos.

—¿Recuerda cómo fue esa primera intervención en la asamblea? 

—Iba relacionada con una situación que había visto desde que había empezado el proceso asambleario. Yo le había dicho a más gente, a artistas que conozco, que fueran, que es interesante para todos y para la región. Muchos artistas me decían: «¡Ay, qué chulo!», pero luego les pasaba la convocatoria para que lo vieran y decían: «No sé, yo qué pinto ahí». Como que lo veían muy institucional, muy político. Entonces hice este comentario, fue lo primero que pregunté. Faltaba un poco esa visión de comunicar de manera diferente para llegar a otros públicos y, en mi opinión, si se pretende que esto sea transversal, era necesario repensar un poco la manera en la que se comunicaba. Estuvieron de acuerdo con lo que dije y ahí empezamos a hablar.

«Cada comisario es un poco, entre comillas, el nexo entre la candidatura y la ciudadanía»

—¿Cómo definirìa sus funciones como comisaria dentro de la candidatura?

—Por un lado está directamente proponer programación. Ahora tenemos que preparar un dossier que vamos a presentar a la candidatura para que digan si seguimos en el proceso o no, porque en diciembre nos tienen que hacer el primer corte. Este tiene que incluir, por un lado, una serie de valores, una narrativa de lo que es la candidatura. Y por otro, directamente programación, que no se puede decir nada de momento porque es confidencial. Estamos preparando programas. En mi caso, están dirigidos especialmente tanto a los públicos como a los artistas jóvenes, aunque no exclusivamente. La otra parte es conectar con la región. Cada comisario es un poco, entre comillas, el nexo entre la candidatura y la ciudadanía. Me he puesto en contacto con muchísimas personas que pueden tener algo interesante que aportar. 

 —¿Qué supone para usted a nivel personal estar en este proyecto?

—Lo primero es que me hace muchísima ilusión que confíen en mí para participar en este proyecto y lo segundo es que habla de que realmente está siendo un proceso muy abierto y muy inclusivo, que no siempre es así. Está bien dar cera a las instituciones cuando no hacen las cosas bien y también hay que reconocerlo cuando sí las hacen y en este caso, desde el primer momento, hablaban de ser una candidatura abierta y cosas como que yo esté participando, igual que otras compañeras, es un ejemplo de ello. Dentro de todo el comisariado soy la persona que, por juventud y todo eso, soy la que menos trayectoria tiene y en todo momento me he sentido una más escuchada, respetada, participando activamente todo el rato, algo que no siempre encuentras en muchos sitios. Para mí lo que simboliza, en lo personal, es ilusión y es algo interesante para mi carrera. Me encanta poder participar dentro de lo que va a ser el futuro y el presente de Asturias y, a nivel colectivo, habla de que es una candidatura que se está esforzando por incluir voces muy diferentes. 

—Cuando le ofrecen el cargo, ¿tuvo miedo o dudas de si implicarse en la candidatura?

—Más que miedo, sí que hay un poco, a veces, de reticencia inicial porque, al final, tú estás poniendo tu trabajo y tu nombre a un proyecto que realmente no sabes si va a salir adelante. Primero tenemos que preparar este dossier, tenemos que presentarlo a la candidatura, que lo elijan...  Luego, una vez elegido, que nos seleccionen una segunda vez y que realmente se haga todo lo prometido. Es una apuesta muy grande por parte de todas las personas que participan en él. Esa reticencia está ahí y es inevitable pensar: «Oye, ¿y si esto no sale bien?». Aparte del trabajo de comisaria, estoy hablando con un montón de personas, preguntándoles su opinión, pidiéndoles que de alguna manera participen, a ver si luego esto no va a llegar a ningún lugar y, de alguna manera, estas personas se sienten engañadas. Evidentemente esa reticencia está ahí. Pero desde que llegué me ha parecido que ha sido un proyecto que está apostando por incluir muchas perspectivas.

«La candidatura evidentemente queremos conseguirla, pero también estamos pensando en lo que puede quedar en la región»

— ¿Cree que el proyecto aportará valor a la ciudad y la región aunque no se consiga la capitalidad?

—Algo que también me convenció del todo es que, siempre lo dicen desde la dirección, perder también puede ser una oportunidad. Precisamente hacer este proceso: juntarnos, hablar, proponer ideas en conjunto, pensar en el tejido cultural de otra manera, que el Ayuntamiento y el Principado estén apostando por la cultura, ya significó un cambio para el futuro. Eso fue lo que me acabó de convencer. La candidatura evidentemente queremos conseguirla y vamos a hacer lo que sea por conseguirla, pero también estamos pensando en lo que puede quedar en la región, pase lo que pase. Soy asturiana, vivo en Asturias, trabajo en Asturias, y lo que me interesa es un Asturias donde se apuesta por la cultura como un elemento más de desarrollo. Me ilusionó más el proyecto que los posibles miedos.

—¿Hay espacio real en una candidatura así para el arte emergente y underground?

—Claro que hay hueco, cien por cien. Parte de pensar en la programación ha sido incluir esa cuestión, ya sea el arte emergente, underground, etc. Para hacerlo es importante no creerte más lista que los demás y no dejar de escuchar a la mayor parte de gente que puedas. No digo a todo el mundo, porque a todo el mundo es imposible. Es importante intentar estar todo el rato lo más pegado posible, en este caso, a la calle, al arte urbano. La manera de incluir estas cosas es estar escuchando todo el rato a esas personas y hacerlas partícipes del proyecto. Que era, como te decía al principio, el primer día que fui a aquella asamblea, lo primero que dije es que hay muchas personas que no se sienten apeladas por este proyecto y deberíamos tratar de que sí lo sintieran. 

«Los jóvenes tenemos la idea de que desde las instituciones no nos van a escuchar»

—¿Qué reacción ha encontrado en la gente al presentarles el proyecto?

—Hay tantas actitudes como personas, pero en general, a veces al principio es como: «Ay, Marta, me asustó un poco lo que me estás contando», y luego ya cuando lo bajamos un poco a tierra, en general es con ilusión, una postura muy parecida a la mía. «Oye, a ver en qué acaba esto, pero qué guay que me estés contactando, a ver si podemos hacer algo». En general, tanto desde la candidatura como desde la comunidad cultural, por decirlo de alguna manera, está habiendo ese voto de confianza de que vamos a buscar las zonas en las que podemos hacer algo. Eso es muy importante, que lo cuidemos, pase lo que pase, se consiga o no la candidatura, porque eso es lo que nos puede quedar como región. El decir: vamos a hacer proyectos en conjunto, vamos a colaborar, los de la música, con los de las artes visuales, incluso con salud y con gastronomía. Eso es lo que nos puede quedar como región.

—¿Cuáles son ahora los próximos pasos de la candidatura?

—Estamos un poco a contrarreloj terminando este dosier que vamos a presentar. Hasta que no pasemos ese primer corte, que va a ser en diciembre, no sabemos muy bien cuáles van a ser los pasos a seguir después. Lo que hay que hacer es llegar con el mejor proyecto que podamos proponer en el tiempo que tenemos. Y una vez hecho eso, esperar que nos escojan y después seguir trabajando.

«Pensar en la cultura es apostar por la paz de alguna manera»

—¿Cómo perciben los jóvenes las instituciones culturales y qué papel juegan en el proyecto?

—Cien por cien estamos alejadas muchas veces de ellas. Aquí podría hacer una tesis filosófica. Lo que te decía al principio: cuando yo les proponía a artistas, compañeras y gente del mundo de la cultura, «¿habéis visto esto de la candidatura europea? Vamos a la asamblea a ver qué se cuentan». Y luego cuando leían la convocatoria decían: «Tía, esto no es para mí», y no se atrevían a ir. Es el ejemplo más claro de que estamos lejos muchas veces de instituciones y que a veces nos parecen lugares no amables para las personas jóvenes. Por un lado, tenemos esta idea de que no nos van a escuchar. Tiene que ver con que hay un temor a no ser escuchadas ni tomadas en cuenta. ¿De qué manera se puede promover esto? Esa es una de las preguntas que nos hacemos en la candidatura. Tenemos proyectos dedicados a esto dentro del programa que se va a presentar. Pero el primer paso es este: hay personas a las que no llegamos, vamos a ver maneras diferentes de hacerlo.

—¿Qué beneficios puede aportar esta candidatura a Asturias en su conjunto?

—El beneficio es que vamos a tener una programación increíble, no solo en Oviedo, sino para toda Asturias. Es una apuesta muy interesante que se propuso desde el primer momento, desde la dirección de la candidatura, y va a ser positivo para toda la región. Vamos a tener una programación intensísima y súper interesante, una exposición que sitúa a Asturias de una manera diferente. En estos momentos en los que nos planteamos qué va a pasar con el turismo, con la cultura, etc., también podemos convertirnos en refugio cultural, y que no sea un lugar de paso donde vienes a ver un concierto, sino que lo veas como una oportunidad de construir un proyecto de vida. Pensar en la cultura es apostar por la paz de alguna manera. Igual suena un poco fantasía, pero al final también lo que puede dejar es que desde la política y las instituciones se asimile de verdad que apoyar la cultura es apoyarlo todo. La cultura pasa por todo, nos ayuda a crear pensamiento crítico, a tener un entretenimiento saludable y eso es lo que puede ser para Asturias. Lo digo muchas veces, nos puede servir para decir quiénes queremos ser y construir la narrativa sobre Asturias que realmente queremos contar.