El «telefonazo» entre viejos amigos que recuperó las noches ochenteras en Oviedo

LA VOZ DE OVIEDO

José Ángel Fernández, María Ramos, Chesco Fernández, Rúper Durán, Paco Pertierre y Yiyo Rada, impulsores de las espichas ochenteras.
José Ángel Fernández, María Ramos, Chesco Fernández, Rúper Durán, Paco Pertierre y Yiyo Rada, impulsores de las espichas ochenteras.

Seis ovetenses están detrás de las espichas que, en torno a la música de los 80, pretenden volver a reunir a toda una generación. Llevan tres y han sido «todo un éxito»

02 nov 2023 . Actualizado a las 17:18 h.

Ahora que Vicco acapara minutos de radiofórmula con su Nochentera y la juventud canta «bailamos la lenta tú y yo» como si aquellas fiestas ochenteras se hubieran vuelto a poner de moda, cabe mirar a aquellos que las vivieron y «pagarían por volver». Toda una generación, que ahora tiene entre 50 y 60 años, guarda en su memoria esa época, cuando el panorama festivo en Oviedo era «muy diferente» a lo que se conoce hoy en día. Con el objetivo de rememorarlo, surgió hace justo un año «Espicha 80's». La idea de sus impulsores es hacer dos fiestas anuales —una en primavera y otra en otoño— con las que poder revivir la juventud y en las que reencontrarse con viejos amigos y conocidos. Por su puesto, con música de antaño y escenografía acorde a las discotecas del momento.

María Ramos, Paco Pertierre, Rúper Durán, José Ángel Fernández, Chesco Fernández y Yiyo Rada están detrás de la iniciativa. Compartieron muchas tardes en Vanitas y en los bares del Rosal, pero llevaban años sin verse, algunos hasta tres décadas. Un «telefonazo» motivó el reencuentro y la experiencia fue tan satisfactoria que quisieron extenderla a ovetenses de su generación. «Surgió como una cena de amigos, hacía muchísimo que no nos veíamos y un buen día nos llamamos y nos juntamos», celebra José Ángel Fernández. De ahí nació la idea de organizar algo a mayor escala y se pusieron manos a la obra. Dos meses después celebraron la primera espicha, en mayo de 2022 y con 78 personas, que conocieron la idea mediante el boca a boca o a través del grupo de Facebook.

Bolas de discoteca, luz y música ochentera para rememorar las fiestas de antaño.
Bolas de discoteca, luz y música ochentera para rememorar las fiestas de antaño.

Fue una experiencia «bonita» que permitió a los asistentes «reencontrarse con gente con la que salían cuando tenían 18 años y que igual no habían vuelto a ver», explica Chesco Fernández. Eso les llevó a consolidar el proyecto y a pensar en nuevas ideas con las que rememorar aquellas fiestas de los años 80. Para ello, se reúnen de forma periódica en «el Mariluz», un bar tienda situado junto a la plaza San Miguel donde debaten «entre cerveza y cerveza» la mejor ubicación, la decoración, la música y todo lo relacionado con cada encuentro.

Llevan tres fiestas y están siendo «un éxito», reconocen. El pasado noviembre reunieron a 255 personas y el 6 de mayo celebraron la última con más de un centenar en el Llagar de Quelo. «Lo pasamos bomba y la gente está encantada», presumen. Ponen en marcha las fiestas de forma altruista y aunque la organización lleva «mucho trabajo», después «el resultado merece la pena y es muy gratificante». 

Las espichas sirven como reencuentro para viejos amigos que compartieron fiestas en los 80.
Las espichas sirven como reencuentro para viejos amigos que compartieron fiestas en los 80.

Eligieron el modelo de espicha, una «seña de identidad» asturiana, para llevar a cabo estas fiestas porque eso permite una primera parte distendida en la que picotear de pie «mientras se charla con unos y con otros» y una segunda de baile, en la que un disyóquey pincha los grandes clásicos de los 80 y también hay música en directo. El modelo es «ideal» para llevar a cabo el «nexo de unión» que los impulsores de estas fiestas querían provocar: «La esencia de todo esto es reencontrarnos». 

Ya son más de 500 las personas que se han unido a la iniciativa participando en alguno de los encuentros, mientras que la página de «Espicha 80's» en Facebook supera los mil seguidores. Allí cuelgan fotos, música y recuerdos. Entre las publicaciones hay más de 600 canciones de la época, además de multitud de imágenes y vídeos de las fiestas que van organizando. El montaje de portada también es especial, pues recoge numerosos logos de discotecas y bares de Oviedo que marcaron a toda una generación y que hoy ya no existen: El Bombé, Vanitas Vanitatis, Coker, Story y un largo etcétera. 

Aquellas tardes (y noches) de fiesta

Y, ¿cómo fueron aquellas noches para que no se borren de la memoria de una generación entera? Dice Chesco que es «complicado transmitir a alguien que no lo haya vivido cómo fue el Oviedo de los 80». Había nueve o diez discotecas en la capital asturiana y han llegado a reunir los nombres de hasta «73 bares en la calle del Rosal», una zona de ocio que no ha sobrevivido al paso del tiempo. «Se ponía hasta atrás de gente desde las cinco de la tarde, no se podía pasar», rememoran al hablar de la vía que une Santa Susana con el casco histórico y que estaba llena de locales «de arriba a abajo». 

Música de los 80 en directo en una de las espichas del grupo.
Música de los 80 en directo en una de las espichas del grupo.

La mayoría de los impulsores de estas espichas ochenteras tienen hijos jóvenes en edad de salir, por lo que hablan con conocimiento de causa al decir que las fiestas de su época eran «totalmente diferentes» a las de ahora. «Salíamos mucho más, no había móviles y nos plantábamos en el Rosal solos, sabíamos que iba a haber algún amigo o alguien conocido con quien estar, éramos como una familia», evoca Yiyo. En la conversación, recuerdan el «momentazo» que supuso la apertura del Albert Hall y su láser —después La Real—, las tardes y los bailes en el Vanitas y otras muchas discotecas ya cerradas. 

La música era el eje de aquellas fiestas, «el nexo de unión de toda una generación», admiten. Había «diferentes estilos» que convivían en las mismas zonas, lo que hacía que, a juicio de este grupo de amigos, todo fuera «mucho más multicultural». Todos asienten cuando Yiyo dice que «pagaría por volver» a esa época. Para hacer realidad ese viaje en el tiempo y que toda la generación vuelva a disfrutar, seguirán organizando espichas donde reencontrarse y vivir una noche ochentera: «Somos jóvenes todavía y nos lo pasamos pipa».