
Flor Vázquez Arango acaba de abrir en el centro Eyeris Photo, un proyecto pionero en Asturias con el que convierte en verdaderas obras de arte las imágenes oculares
25 sep 2023 . Actualizado a las 09:34 h.El iris es la parte coloreada del ojo, la esfera que rodea la pupila y que regula la cantidad de luz que entra. Y aunque a simple vista todos se puedan englobar en marrones, azules y verdes, son muchas más las tonalidades, formas y texturas que los hacen únicos. De hecho, podría asimilarse a una huella dactilar y servir como forma de identificación personal. «Cada ojo es completamente diferente», detalla Flor Vázquez Arango, especialista en fotografiar el iris y hacer del resultado una verdadera pieza de arte.
Ella está detrás del primer estudio dedicado a la fotografía artística de iris en Asturias, Eyeris Photo, que acaba de abrir sus puertas este mes de septiembre en la calle Mendizábal de Oviedo, frente al Teatro Filarmónica. Su pasión por este arte nace «de la fascinación por adentrarse en los mundos diminutos, que están repletos de detalles», confiesa. Así fue como descubrió la fotografía macro, «una herramienta que permite hacer una pausa y visualizar todos esos detalles que a simple vista son totalmente imperceptibles», explica.
El proyecto se remonta al 2021, cuando Flor y su hermano Miguel comenzaron a desarrollar la idea en su país de origen, México. «Empezamos en mercadillos, compartiendo espacios con más artistas y con un prototipo mucho más básico que el que tenemos ahora: un trípode, una cámara y un sistema de luces muy muy sencillo», cuenta. Pese a que el inicio fue «lento», vieron que a la gente le gustaba y comenzaba a funcionar. Como su vida se ha desarrollado entre el país azteca y España —sus abuelos eran asturianos que emigraron allí y sus padres volvieron a Asturias cuando ellos eran pequeños— decidieron probar suerte aquí.

Primero estuvieron en el centro comercial Parque Principado y ahora, Flor ha tomado las riendas del negocio en pleno centro de Oviedo. Para retratar el iris de cada cliente, utiliza una lente macro. La persona se sienta frente al aparato y apoya el mentón para acercar su ojo a la cámara en una instalación similar a la que uno se encuentra cuando acude a una consulta oftalmológica. El dispositivo, que ellos han diseñado y mejorado en estos años, se completa con un sistema de iluminación «que permite dar luz al ojo pero sin que los destellos rompan la imagen», explica Flor. «Ha sido prueba error todo el tiempo para ver cómo trabajar con la iluminación y poder llegar a esta imagen final», confirma.
Tras tomar la fotografía, esta pasa por un proceso de edición digital para eliminar los elementos que rodean al iris y quedarse únicamente con su imagen. Cuando el iris ya está editado, Flor imprime la imagen para entregar en diferentes formatos o realiza una composición en caso de que los clientes quieran unir varios. Porque estas piezas se convierten en recuerdos únicos de parejas, familias o grupos de amigos. «Es un regalo especial porque es una fotografía única y de ella hacemos piezas de arte», asegura.
Una vez completado el proceso de fotografiado y edición, se imprime y se entrega, un paso final que nunca sucede al instante. La fotógrafa lo explica: «Es una forma de reconectar con la parte de la fotografía tradicional, que la gente tenga que sentarse delante de la cámara, alguien ajuste la luz a medida y luego no se acelere para ver el resultado. En el caso de la fotografía tradicional es un proceso químico de revelado y nosotros lo hacemos digital, pero tratamos de recuperar esa emoción que supone tener que venir luego a recoger tu fotografía».
Hasta el momento la acogida está siendo «buena» y los cuadros que cuelgan del local de Eyeris Photo llaman la atención entre los viandantes. Flor asegura que las imágenes han generado «todo tipo de comentarios». «Es curioso escuchar lo que se imagina la gente que es, porque de primeras hay quienes detectan que es un iris, pero muchos otros piensan que son fotografías de planetas e incluso me han llegado a decir que flores, se imaginan cosas completamente diferentes», cuenta.
Lo cierto es que se trata de una técnica desconocida que hasta ahora no había llegado a Asturias, aunque sí hay negocios especializados en otras ciudades españolas. Inmortaliza una parte totalmente representativa de cada persona que además cambia a lo largo de los años y nunca es igual. Entre los cuadros que Flor tiene expuestos en su local hay colores llamativos, auténticos cráteres inapreciables a simple vista e iris difuminados en la esfera exterior, porque también van perdiendo tonos a lo largo de los años. Todo un mundo convertido en arte que Eyeris Photo quiere descubrir a los ovetenses.