Puyol que estás en los cielos

RUSIA 2018

LEE SMITH

Umtiti resuelve en un córner el pase a la final de un torneo marcado por las acciones a balón parado

11 jul 2018 . Actualizado a las 00:06 h.

Hace ya un seleccionador nuevo que España cayó por la parte de atrás del Mundial, empujado por la anfitriona. Ejecutada a balón parado, como casi todo lo que ocurre en Rusia, en un saque de esquina manoteado por Piqué. Queda el recuerdo, cada vez más lejano, de lo que fue. Y el ejemplo de Francia, que desterrada sucesivamente en una fase de grupos y en unos cuartos ha sabido levantarse, acercándose a revalidar su título de campeona con tres torneos de retraso. Accediendo a una final a la española; de la única manera que pudo la selección que dirigía Del Bosque romper la resistencia alemana. Por vía aérea, con Umtiti en el papel de Puyol que ya ha usurpado en el Barça. La imagen de un central que se levanta. En blanco, embistiendo la pelota a la carrera desde la frontal, y negro, ganándole a Felaini la pelea por ocupar el pedazo de área pequeña despejado por un estudiado arrastre de Pogba.

Que se levanta como Varane frente a Uruguay, para desbrozar un encuentro tupido. Dos centrales soberbios, el camerunés y el de las raíces en la Martinica, que lo mismo te arreglan un partido en área ajena que en la propia. Llorís salvó dos ocasiones de gol, pero por delante le evitaron muchas otras al portero que vive más tranquilo entre quienes alcanzaron la penúltima fase del campeonato. Francia no concede porque no recibe a nadie. Le enviaron 25 centros al área y permitió rematar un par. Ni un saque de esquina ni una falta colgada por los belgas encontraron buen puerto. No hubo suerte para los de Roberto Martínez por la vía que abrió a Brasil, la del balón parado ?aquel, introducido en propia meta por Fernandinho? con el que se fabrican casi la mitad de los goles de este Mundial.

Nunca tantos. Tampoco en el 2014, cuando Francia iba cegada a por el premio hasta que la descarriló Hummels con una pelota que le envió Kroos. Fue una acción de estrategia que no pudo frenar Varane. Entonces la pareja del formidable central del Madrid era Sakho, un zaguero menor atropellado por la feliz renovación gala. No hubo manera de contener a Alemania en Maracaná. No había en Francia un Umtiti. Ni un Puyol.