Debbie Reynolds, de la edad de oro del musical a madre de la princesa Leia

Xesús Fraga
x. fraga REDACCIÓN / LA VOZ

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La actriz de «Cantando bajo la lluvia» murió un día después que su hija, Carrie Fisher

30 dic 2016 . Actualizado a las 08:16 h.

«Lo último que dijo por la mañana era que se encontraba muy, muy triste por haber perdido a Carrie y que le gustaría estar con ella de nuevo». Todd Fisher, hijo de Debbie Reynolds y hermano de la actriz que se hizo célebre por interpretar a la princesa Leia en Star Wars, fallecida el martes, relató su última conversación con su madre. «Quince minutos después sufrió un derrame grave». La también actriz fue trasladada urgentemente desde la casa de Todd, en Beverly Hills, a un hospital, donde murió en la tarde del miércoles. Tenía 84 años.

Los incontables mensajes de pésame que mostraron sus condolencias por Fisher, y que su madre agradeció -«Gracias a todos los que abrazaron los dones y talentos de mi amada e increíble hija. Estoy agradecida por sus pensamientos y oraciones que ahora la están guiando a su próxima estación», escribió en Facebook- se vieron obligados ayer a extender su pesar también a Reynolds. Después de unos primeros años turbulentos, madre e hija se profesaban un cariño y una admiración de carácter mutuo que no dejaban de remarcar en público, como en los homenajes que recibía Reynolds o cuando asistían como invitadas a programas como el de Oprah Winfrey.

Infancia turbulenta

Los problemas familiares habían perseguido a Carrie desde su primera infancia. Su madre se había casado con el crooner Eddie Fisher, ídolo de masas en una Norteamérica que aún no había sido sacudida por el rock’n’roll. Ambos asistieron, como dama de honor y padrino, a la boda de sus amigos Elizabeth Taylor y Mike Todd. Pero cuando Todd falleció en un accidente de aviación, Taylor buscó consuelo en Fisher, quien acabaría divorciándose de Reynolds en una separación muy pública.

Para entonces, la actriz se encontraba en la cúspide de una fama merecida por su interpretación en Cantando bajo la lluvia. En tiempos en los que se podía llegar, con talento y suerte, desde la clase obrera al star system, Reynolds, hija de un mecánico ferroviario, ya tenía media docena de filmes a sus espaldas tras ser descubierta en un concurso de belleza. Pero el filme de Stanley Donen, el musical por excelencia, sacó partido a sus dotes interpretativas y musicales -aunque no como bailarina, como le hizo saber con sarcasmo Gene Kelly-. Pese a que el imaginario colectivo haya inmortalizado la secuencia del actor empapado pero feliz, la aportación de Reynolds fue clave, desde su salida de una tarta al número cantado Good Morning, sin olvidar el momento cumbre del drama, cuando vuelve a aparecer, esta vez por sorpresa, al alzarse un telón.

Reynolds, con Gene Kelly en «Cantando bajo la lluvia».
Reynolds, con Gene Kelly en «Cantando bajo la lluvia». STRINGER

La actriz tiró de la popularidad de Cantando bajo la lluvia para tomar parte en otros musicales y comedias románticas, como Tammy, la muchacha salvaje, además de ampliar su carrera a la canción, que le permitió colocar varios temas en las listas de éxitos. Pero cuando el género musical entró en declive, extendió sus roles a dramas y wésterns, con papeles en The Catered Affair, Solo ante el peligro o La conquista del Oeste. Madre divorciada de dos niños, prosiguió muy activa su carrera, al igual que cuando en 1960 se casó con el magnate Harry Karl. Cuatro años después llegó una nominación al Óscar por Molly Brown, siempre a flote.

Al acercarse a los cuarenta sus apariciones cinematográficas se hicieron menos frecuentes, pero a cambio encontró su espacio en la televisión y en los escenarios, en formato cabaré en Las Vegas y, de nuevo el musical, en Broadway, etapa que coincidió con su divorcio de Karl. Aquella particular ausencia fílmica terminó en la década de los noventa, cuando fue reclamada otra vez para la comedia, ejemplificada en su papel de madre casamentera en In & Out. Incluso llegó a hacer de sí misma, como en el éxito El guardaespaldas, lo que testimonia el nivel de su popularidad. Para entonces, había añadido otra dimensión más a sus diversas facetas, la de madre de Carrie Fisher, que había seguido sus pasos. Ahora, Billie Lourd, hija de Carrie y nieta de Debbie, mantiene el oficio en la familia.