SPORTING 1 GIRONA 1 LA CRÓNICA

Fisherman

SPORTING 1905

20 sep 2014 . Actualizado a las 13:09 h.



Sporting: Cuéllar(1); Lora(1), Luis Hernández(1), Bernardo(2), Álex Menéndez(1); Sergio Álvarez(2), Nacho Cases(1); Carmona(1), Pablo Pérez(2), Jony(1); y Guerrero(1).

Sustituciones: Barrera (1) por Pablo Pérez, Santi Jara(1) por Carmona y Muñiz(sc) por Jony.

Girona: Becerra; Lejeune, Granell, Richy, Mata, Felipe Sanchón, Sandaza, Cifuentes, Juncá, Ramalho y Pere Pons.

Goles: 1-0 Sergio Álvarez. 1-1 Juancá.

ÁrbitroDaniel Ocón Arráiz, del Comité de La Rioja.


Un gol postrero de Juncá amargó el aperitivo al aficionado rojiblanco, que ya saboreaba el coliderato tras el gol de Sergio Álvarez en el añadido del primer acto. Empate que puede considerarse justo y que mostró a dos conjuntos combativos, con las ideas claras y que de mantener este nivel, pueden luchar por todo a final de temporada.

Amaneció Gijón entre el bochorno y la lluvia fina, con El Molinón engalanado con pancartas contra la directiva y los gritos de ?Dimisión? sonando más fuerte que nunca tras la amenaza de Hacienda al club rojiblanco. Los de Abelardo saltaron al campo con la novedad de Pablo Pérez por Barrera, que alteraba la uniformidad de las alineaciones del Pitu pero daba la oportunidad al chaval, que se ganó con creces al respetable con un dignísimo partido, y es que Pablo se movió entre líneas, con elegancia y zancada, blando en el cuerpo a cuerpo pero con una continuidad que va creciendo según aumentan sus minutos. El Sporting hacía circular el balón con velocidad, buscando las bandas y la espalda de la defensa catalana, con un Guerrero que bajaba a recibir y abrir el campo, y Jony, menos afortunado hoy en sus internadas por la banda. El Girona, más directo y con menos ornamentación, dispuso de la ocasión más clara tras un penalti indiscutible cometido por Carmona. Cuéllar se mostró más ágil en la guerra mental pre pena máxima que tras el disparo de Felipe Manchón, que se fue fuera tras estatua del portero.

El penalti fue el preludio de los mejores momentos del Sporting, que alargó su manto rojiblanco hasta empujar al Girona a su propia línea de tres cuartos. La rapidez de movimientos y ejecución de los de Abelardo, a veces instalados en la precipitación, hizo recular a los visitantes. Bernardo tuvo la oportunidad más clara pero Becerra volvió a despertar a todos los fantasmas sportinguistas con una parada que recordó a su exhibición en Montilivi hace ya un año. El dominio local no se materializaba en ocasiones pero si en un constante murmullo sobre la portería gerundense, que se desperezaba por momentos aprovechando el espacio entre el centro del campo y la defensa gijonesa, el punto débil de los locales hoy y por donde Mata, Felipe Sanchón y Sandaza campaban a sus anchas. El empate permaneció en el luminoso hasta que Sergio Álvarez colocó la pelota en el palo derecho de Becerra tras un saque de banda y mandó al Sporting con ventaja al vestuario.

Bajaron las revoluciones en ambos equipos tras la reanudación aunque Lejeune se encargó de añadir cierto voltaje que debería haber supuesto su segunda tarjeta amarilla y su consiguiente expulsión. Dos minutos después, Guerrero arrancó desde su campo en posición correcta y se quedósolo ante Becerra, pero el juez de línea levantó el banderín en garrafal error y privó a los locales de la más que probable sentencia. Entro Barrera por Pablo y poco después Jara por Carmona, buscando Abelardo un mayor empuje y velocidad en los hombres de refresco. El partido se redujo entonces a lo físico, al que mejor llegara a los minutos finales, con un Sporting buscando el contraataque y un Girona encomendado a la heroica y la gallardía que los minutos finales siempre reservan a los más osados. Los visitantes apretaron los dientes y ya en el añadido, Juancá remachó un centro desesperado en las mallas de Cuéllar, silenciando El Molinón como una semana antes Pablo Pérez hiciera con el Carlos Belmonte. 

El jarro de agua fría tiene un impacto obvio en los puntos, pero no en las sensaciones de un
Sporting que salvo pequeños despistes a corregir, volvió a dejar un buen sabor de boca, con un equipo comprometido, luchador hasta la extenuación, vital y con una idea clara de juego. Si se mantiene la esencia en el campo y en la grada, el club alejará sus fantasmas y podrá mirar hacia delante con optimismo y los mejores augurios; la generación de futbolistas que viene empujando no se merece otra cosa.

Sergio Pinto

@dikembe