Inaugurado el parque del ex mayordomo del Sporting

Alejandro Vigil Morán

SPORTING 1905

27 may 2016 . Actualizado a las 00:33 h.

Nota de prensa:

Alejo Caso Cuesta, el recordado y añorado empleado del Sporting, ?el mayordomo de El Molinón?, da nombre desde hoy a una zona infantil situada en la avenida del Jardín Botánico (intersección con el camino del Requexu), en el barrio de Fontanía, en la parroquia de Somió, cerca del Campo de La Guía, de donde fue vecino durante buena parte de su vida.
El parque fue inaugurado este mediodía por la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, en un acto en el que estuvieron representados también los distintos grupos municipales, además de otras autoridades, el presidente del Sporting, Antonio Veiga, y diversos miembros del club rojiblanco, caso de Quini, así como representantes vecinales, encabezados por el presidente de la Asociación de La Guía, Paulino Tuñón, y la familia de Alejo Caso, su viuda, Lidia Alonso Alvargonzález; su hijo, Pablo Caso Alonso, y su hermano, Agustín Caso Cuesta.
Previamente al descubrimiento de la placa que lleva su nombre, la alcaldesa tuvo emotivas palabras de recuerdo para Alejo. Su viuda, Lidia, agradeció emocionada la concesión y, a continuación, el presidente rojiblanco, Antonio Veiga, glosó su recuerdo, imperecedero para el Sporting, de la misma manera que luego lo hizo el dirigente vecinal, Paulino Tuñón, que destacó el recuerdo que deja en La Guía.
Como colofón al acto, la alcaldesa entregó a la familia una bandera de Gijón en recuerdo de esta efeméride.
 
Obituario de Alejo Caso Cuesta 
Juan Alejo Caso Cuesta falleció el 27 de abril de 2014, a los 54 años de edad, tras largos días de lucha contra una dolencia multiorgánica que le mantenía internado en la UCI del Hospital General.
El funeral por su eterno descanso tuvo lugar dos días después en  la Iglesia Parroquial de San José. A continuación fue incinerado en el Tanatorio de Cabueñes. 
Alejo sumaba 34 intachables años como empleado del Sporting, el más antiguo en nómina de esta entidad ya largamente centenaria. Eran 34 años de dedicación en cuerpo y alma, más la otra veintena, desde que nació, con la sangre rojiblanca corriendo incontenible a borbotones por sus venas. Toda su vida giró alrededor del club de su alma, al que se entregó sin límites.
Extremo de orejas de soplillo, voluntario de la Cruz Roja, copiloto sin dobleces? Alejo fue lo que siempre quiso ser.
Se nos ha ido la persona más buena del mundo. Se marchó con la misma discreción con la que vivió: sencillo, humilde, alejado de ambiciones y artificialidades.
Criado en La Guía, capital del sportinguismo, recibió la herencia del sentimiento de su padre, el bueno de Andrés ?El Roxu?, y las llaves del oficio, como un relevo más de cita olímpica, de Joaquín Tuya. A ambos recordó siempre con sinceros oropeles de agradecimiento.
Alejo, compañero, siempre fiel, servicial sin cortapisas, trabajador sin reloj, tuvo un corazón tan grande como el mismo Molinón, al que consagró todos y cada de uno de los minutos de su vida.
Alejo, tan internacional como el que más...
Un abrazu, amigu. Encárgate ahora, desde arriba, desde lo más alto, de guiar al Piles para que nunca se salga de su cauce, que lo que sobra es regadío en el campo; de que los pavos reales no confundan su paso entre las butacas de la Tribunona, que bastante guerra te dieron ya las gaviotas y las palomas, ni de que los novios se queden sin su foto de verdor rojiblanco después de las muchas parejas que dejaste bendecidas.
Y ahí, en tu casa, en El Molinón, cada vez que se abra, su chirriar de salitre nos recordará que no ha habido nunca ni mejor persona ni más eficiente ?mayordomo? que tú.
Descansa en paz, amigu.