Un Sporting antinatural en Vigo

SPORTING 1905

22 sep 2016 . Actualizado a las 11:24 h.

Así de sencilla es la explicación de cómo perdió el Real Sporting de Gijón en Vigo, pese a que sus jugadores se esforzaron y trabajaron para contrarrestar el juego local. Y es que mirando uno por uno, salvo Amorebieta, por sus infantiles errores en forma de penalti y amarilla, que no por su encuentro al completo, no es sencillo señalar a alguien en concreto como la pieza que no hizo jugar al Sporting en la buena dirección.

La pasada semana lo comentaba en este mismo espacio: “dosificaciones sí, rotaciones no”. Es muy correcto realizar ciertos cambios después de un partido reciente, aunque quizá debieron producirse en el Vicente Calderón y no ayer. Lo que es evidente, es que las alteraciones no pueden venir de par en par, tantas de golpe como para no ver un equipo reconocible sobre el césped.

El Sporting tiene hasta la fecha cuatro catalizadores de juego, pero todos estaban fuera de cobertura en Galicia. Isma López, señalado por su mal comienzo de temporada, fue sustituido por Lillo, que pese a tener una gran voluntad, no es capaz de sacar el balón jugado con su pierna zurda. Con el cambio se perdió dinamismo desde atrás, al hacer una función similar a Marcelo, Filipe o Alves en su día, dentro del sistema. Un ejemplo el de Lillo, de esfuerzo sin recompensa al no casar las piezas. Tampoco ayudó que el lateral contrario, Alberto Lora, estuviese más centrado en no verse desbordado que en cumplir las funciones ofensivas del navarro. Todo ello lleva a que los anárquicos extremos rivales no fueron probados en defensa, esforzándose así exclusivamente en divertirse atacando constantemente.

En el mediocampo, fue evidente la falta de Nacho Cases. El vestuario no tiene en Sergio Álvarez o Xavi Torres un pivote organizador de juego, veremos si en Rachid sí. Pero quedaron más si cabe al aire sus carencias al disponer por delante a dos delanteros centro, en vez de un mediapunta como Víctor Rodríguez, que en Balaídos estuvo escorado en banda derecha sin apenas entrar en juego por la falta de socios a su alcance. Precisamente tapando al cuarto hombre en discordia para la misión de sacar el balón jugado, el lesionado Moi Gómez, cuya plaza no fue ocupada por un hombre de similares características, como podría haber sido Carlos Carmona, sino con la entrada del citado nuevo delantero. Y a todo esto, en el flanco izquierdo, un participativo Afif, que se veía rodeado por un lateral izquierdo que no subía la banda, un organizador que no repartía balones y dos delanteros desconectados, lo que poco ayudó a su lucimiento personal.

A la hora de presionar la salida de balón rival, los problemas no fueron diferentes. De los seis hombres de mediocampo hacia adelante, solo Sergio Álvarez y Cop habían jugado antes como titulares en su puesto, de modo que la coordinación fue un caos. Causando más desgaste propio, que errores de un Celta acostumbrado a realizar determinados regalos por cada partido en dicha acción. La prueba es que ayer, pese a la ansiedad por no haber ganado aún en Liga, solo hubo una oportunidad de realizar un contragolpe decente cerca de portería rival.

Conseguir un sistema que funciona es complicado, pero en las primeras jornadas se vio que Abelardo Fernández y su staff lo tenían. Procuremos tocarlo lo mínimo posible para dejar que siga creciendo.

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