La herencia futbolística de Brito

Josu Alonso
Josu Alonso GIJÓN

SPORTING 1905

Brito
Brito Josu Alonso

Mañana regresa al Molinón el Fútbol Club Barcelona. David contra Goliat

23 sep 2016 . Actualizado a las 10:06 h.

Cada uno en su escala, y no precisamente en su mejor momento. Un encuentro con marcado sabor asturiano por la ‘propiedad’ de los banquillos. Abelardo y Luis Enrique encarnan esa jefatura, dos técnicos con una larga trayectoria unida por una amistad que conoce bien José María Fernández de Brito.

A sus 63 años, este técnico gijonés fue el encargado de curtir y trabajar a Abelardo y Luis Enrique con apenas 7 años en el Xeitosa de fútbol sala. En el fondo un regreso al pasado o una forma de ver cómo han pasado los años apunta este veterano del fútbol. «Corren como segundos. Retrocedes, te acuerdas de aquellos niños de 7 años que jugaban en una pista e inevitablemente piensas la evolución que tuvieron jugando en el Sporting, en la Selección? decir adiós al fútbol y ahora volver a encontrarse en un campo nuevamente dirigiendo a dos equipos distintos», explica. «Los que siempre fueron amigos en ese momento son rivales», añade.

Brito pasea por el patio del colegio San Miguel mientras dos chiquillos ataviados con sendas camisetas del Barça pegan patadas a una pelota. Inevitablemente el recuerdo del ‘descubrimiento’ de ambos vuelve a la cabeza. «Abelardo era un niño con un balón en las manos», dice sonriendo a lo que añade que el primer recuerdo. «Un día apareció por la pista y dijo que quería jugar a fútbol. Empezamos a entrenar y ya de niño despuntaba lo que fue de mayor. Era la clásica persona que por arriba iba de maravilla». El porqué del éxito del Pitu a ojos de Brito es fácil. «Ha triunfado por conocer sus limitaciones. Nunca quiso ser un Beckenbauer y sabía que lo suyo era cortar los balones, controlarlo y automáticamente una vez que había que jugarlo buscaba a quien sabía hacerlo. Esa era su grandeza, conocer hasta dónde podía llegar y lo explotaba. Siempre sabía lo que había que hacer».

El caso de Luis Enrique fue distinto. «Luis estaba en el Elisburu y Marino (entrenador del colegio) me dijo que tenía que ir a ver a un chaval que me iba a gustar. ¡Me encantó cómo peleaba con el balón! Era pícaro, improvisado, el clásico que te amagaba por un lado y te salía por el otro. Siempre buscaba cualquier fallo del contrario para aprovecharlo. Era muy listo en el campo y su afán de lucha y superación eran enormes». Precisamente esas dos cualidades son sobre las que enfatiza Brito. «Era lo que adornaba a los dos. Nunca darse por vencidos porque es la única forma de llegar a algo en la vida». De hecho el primer éxito de ambos llegó en el Xeitosa cuando se proclamaron campeones de Asturias de fútbol sala con 9-10 años y posteriormente se alzaron con el mundialito, un torneo que se hacía con motivo de la presencia del Mundial de España 82 en el Molinón, en los penaltis. «Marcó Abelardo de puntera, cosa por la que yo siempre le reñía pero esa vez tuve que callar y entender la presión que estaba teniendo en ese momento», apunta entre risas.

Futuro sin escribir

De regreso al presente Brito sigue viendo el encuentro de ‘sus guajes’ como algo «un tanto especial» aunque reconoce que al ser el segundo año «ya te vas haciendo un poco a la idea. Después de lo tumultuoso del año pasado lo tomas con más tranquilidad. Es como una cosa un tanto normal y lo que sí quiero es pasarla y disfrutarla un poco más que el año pasado».

Pese a la buena relación que les une a los tres el entrenador reconoce que antes del partido no hablará con ellos, prefiere «dejarlos tranquilos, no preguntar nada, a ver cómo se desarrolla todo y disfrutar de ese momento que me recordará el momento de la niñez de ambos». De hecho el año pasado cuando Brito fue un fenómeno mediático, Luis Enrique se puso en contacto con él. «Luis me daba la enhorabuena y me decía que aunque había llegado tarde ya era hora de que se acordaran de mi aunque yo trato de restarle importancia».

Muchas noches de hotel, confidencias y consejos han labrado la conexión del técnico con sus dos colegas de profesión aunque el tiempo va cambiando las cosas. «Hasta los 25 años el contacto era muy frecuente. Ahora nos mandamos mensajes, hablamos por teléfono, en especial con Luis», manifiesta mientras mantiene su teléfono en la mano. En el caso de Abelardo se sonríe para apuntar que «tenemos pendiente tomar un café y llevamos casi seis meses, no sé si será muy especial pero unas veces por él y otras por mi hablamos del café pero no lo tomamos».

La experiencia es un grado y Brito trata de poner en valor la cruda realidad del deporte rey y la situación de Luis Enrique y Abelardo. «Es imposible que alguien pudiera prever que estos dos chavales iban a llegar al éxito. Puedes dar una terna de 20 jugadores pero a lo mejor sólo llega uno. Luego es fácil decir que ya lo habías visto cuando habías apuntado a varios. El ejemplo es que había un chico que se llamaba Eugenio y todos le llamábamos genio. Con 14 años se acabó. Además de la lucha hay que sumar el apoyo familiar. Unos padres humildes, sensatos, que no se crean nada, que te digan que hay que seguir peleando y que tomen el futbol como un deporte apoyándose en los estudios».

En cuanto al futuro cree que ambos tienen margen para seguir creciendo porque «no me atrevería a decir que han tocado techo. Mientras estemos aquí podemos aprender todos los días». Incluso Brito no duda en aventurar que la vida da sorpresas. «¿Quién te dice a ti mañana que Abelardo no puede estar un día en el Barcelona y Luis decida venir uno o dos años al Sporting?», se pregunta.

El técnico del Xeitosa deja también su pronóstico aunque bromea diferenciando «el corazón y la cabeza». En el primer caso tiene claro que «me gustaría un 0-0». Algo más se complica en el segundo aunque alberga la esperanza. «Que el Sporting puntúe va a ser difícil pero también decíamos lo mismo el primera partido de la pasada temporada con el Real Madrid y se produjo? También a veces esos acontecimientos hacen dudar a la razón por tanto si es un 0-0 bien aunque lo lógico sería un 0-1 o 0-2».

Brito dice no atreverse a dar un consejo porque «están a un nivel muy superior al mío» pero si recuerda un mensaje muy repetido que podría ir para los dos gijoneses del barrio de Pumarín. «Estás capacitado para hacer las cosas, hazlas como creas, apóyate en el equipo que tienes contigo y estate seguro de conseguir el éxito. Hay que estar convencido de que se va a ganar porque las dudas y los miedos son la antesala de la derrota».

En el final de una larga conversación, este amante del fútbol con cara de bonachón y según le confesaron en varias ocasiones cierto parecido con Narcis Serra, recuerda como durante el mundial de USA 94 se planteaba una cuestión. «¿Con la cantidad de niños que hay en el mundo y van a estar dos Pumarin, de Gijón y que han salido del Xeitosa? Hay muchas veces que creo que estoy en un sueño porque es muy difícil que se vuelva a repetir» reconoce. La charla se cierra con una frase. «La vida es ahora, mañana no sabemos». Lo que sí podemos asegurar es que el sábado Abelardo y Luis Enrique volverán a enfrentar sus caminos.