Ciriaco Cano, la batuta rojiblanca en Europa

Josu Alonso
Josu Alonso GIJÓN

SPORTING 1905

Inounu
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Se cumplen 25 años del pase a la segunda ronda de la UEFA tras eliminar en los penaltis al Partizán. El segundo entrenador, José Antonio Redondo, espió encuentros de los yugoslavos y descubrió que el portero siempre se tiraba al mismo lado.

03 oct 2016 . Actualizado a las 17:47 h.

El Sporting regresa hoy a los entrenamientos. Un día, 3 de octubre, que en la historia de la entidad no pasa desapercibido y que a muchos servirá para sacarse la espina de la actual situación del equipo. Hace un cuarto de siglo los rojiblancos eliminaban en la primera ronda de la UEFA al Partizán de Belgrado. En el banquillo gijonés estaba un hombre que 25 años después echa la vista atrás para contar cómo lo vivió. «La UEFA nos mandó jugar en Estambul porque en aquella época ya había problemas en Yugoslavia. Estábamos en un hotel con unas vistas preciosas del Bósforo». Ciriaco Cano recuerda bien, pese al paso del tiempo, aquella eliminatoria. Incluso revela alguna curiosidad de su segundo José Antonio Redondo. «Cachito (apelativo cariñoso de Redondo) había ido a ver partidos de liga del Partizán. Allí no existían los empates y había que tirar penaltis para saber quién se llevaba los puntos. Cuando volvió me comento que había observado que el portero se tiraba siempre hacia el mismo sitio». Este dato, desapercibido para muchos, fue utilizado por el Sporting. «Cuando nos tocó la tanda hicimos más hincapié en ello y nos salió. El único que lo tiro para el lado que no era fue Luhovy y lo falló. Como era de cabeza cuadrada?», cuenta mientras se ríe.

Uno de los nombres propios al día siguiente fue el de Emilio Isierte, guardameta rojiblanco cuyo debut en Europa se saldó con dos penas máximas detenidas. Isierte había llegado a la portería después de que Ablanedo se rompiera en abril de ese mismo año el ligamento cruzado de su rodilla izquierda. De hecho y pese a que su recuperación concluyó en noviembre se mantuvo toda la temporada en blanco. «La verdad es que el partido fue bastante igualado y Emilio tuvo algunas intervenciones pero nos metieron los goles faltando cinco minutos. Íbamos empatados a cero con el encuentro controlado pero? », reflexiona. Con la clasificación, en segunda ronda llegó el Steaua de Bucarest y el batacazo. Los rojiblancos empataron a dos en El Molinón mientras que en Bucarest perdieron uno a cero. «El otro día estuve viendo el partido contra el Villarreal y me trajo a la memoria que allí habíamos jugador nosotros», asegura.

Ciriaco tenía su forma de vivir los partidos y aquel no fue menos. «Siempre me gustaba fijarme dónde nos estaban haciendo daño y dónde nosotros podíamos controlar más», detalla. Minucioso en sus planteamientos le gustaba controlar que «en los córners estuviéramos bien colocados, como habíamos estado ensayando durante la semana».

Aquel equipo contaba con futbolistas como Joaquín, Nilsson, Monchu? «Teníamos un buen equipo, claro que sí», apunta Ciriaco. «Nos faltaba Luis Enrique que se había marchado y Manjarín que se había lesionado contra el Oviedo y todavía estaba en rehabilitación». Entre los jugadores estaba un joven Abelardo. A sus 21 años ya demostraba de lo que era capaz aunque no su posición no estaba específicamente en el centro de la zaga. «Jugábamos con dos centrales, Sierra y Tati, y el Pitu de libre. Luego teníamos dos laterales largos Arturo por la derecha y Pablo por la izquierda. Abelardo iba muy bien de cabeza por su altura, era inteligente, se colocaba muy bien y técnicamente sabía sacar la pelota jugada».

Afición y futuro

Pese a que se pasó la primera ronda, un hecho que no había sucedido con Vicente Miera, ni con José Manuel Novoa al frente del equipo, no fue algo que caló en exceso. «En aquella época la afición era más grandona, ahora es más sencilla y las miras no las tienen tan altas», apunta. El entrenador extremeño recuerda como llego un punto en el que se consideraba normal haber pasado a segunda ronda. «Debido a que años antes habíamos obtenido buenos resultados la gente exigía mucho. Jugar la UEFA parecía una limosna. De hecho, el siguiente año quedamos octavos a dos puntos de jugar Europa y se consideró un fracaso. Ahora todo lo que sea quedar de mitad de tabla para abajo y salvarse con la situación en la que está el club se considera una hombrada». Buena muestra de cómo se vivía el fútbol hace 25 años fue la consecución del billete europeo. «Cuando ganamos en Valencia y nos clasificamos para la UEFA vinimos en tren y había 17-19 personas esperando, entre ellas nuestros familiares, así que imagina», detalla mientras lanza una carcajada.

Sin embargo, y pese a que en el momento no se le dio el suficiente valor, Ciriaco cree que el paso del tiempo ha dado la vuelta a esta situación. «Con los años se coge perspectiva. Nunca es fácil conseguir éxitos en el fútbol. La Liga es muy difícil porque siempre están el Real Madrid o el Barça. Hubo otras épocas donde también estaba el Valencia, el Atlético de Madrid o la Real Sociedad pero no es lo normal. Lo lógico es que la ganen los grandes que para eso tienen el dinero para fichar», sentencia.

La cuestión económica sirve de base a Ciriaco para vincular el pasado con el futuro. «Nosotros teníamos que conformarnos con lo que salía de la casa y algunos fichajes como Nilsson o Luhovy. Ahora es más fácil porque un séptimo u octavo puede entrar en Europa pero en aquella época no. Nosotros entramos quintos y tengo el recuerdo de que el Oviedo sexto». De hecho si el Sporting quiere volver a jugar en Europa el entrenador tiene claro que no puede cambiar un equipo cada año. «Si se te van 2-3 puntales importantes y no mantienes un equipo completo durante dos o tres años para ir mejorando como paso en nuestra época? complicado». La modernización del fútbol también ocupa alguna reflexión del extremeño. «Cuando entrenaba Miera existía el derecho a retención y gracias a eso el Sporting pudo mantener jugadores que de otra manera se habrían ido. En esa época para traspasar tenías a que tener el consentimiento del club no como ahora que pones el dinero y te largas».

25 años después el Sporting vuelve a soñar con Europa. Conseguirlo dependerá de un cambio en la gestión y en el juego.