Uribe explica por qué rechazó la oferta del Sporting

Josu Alonso
Josu Alonso GIJÓN

SPORTING 1905

Uribe
Uribe El Faro de Melilla

Entrevista de La Voz de Asturias: «No es lo mismo ser Sandoval que Abelardo en Gijón»

06 ene 2017 . Actualizado a las 00:31 h.

Josu Uribe (Gijón, 1969) lleva el fútbol en las venas. Hijo del jugador rojiblanco de los años 60 Jesús Uribe, es un trotamundos de los banquillos. Hasta 18 equipos ha dirigido a lo largo de su carrera. Su última aventura le lleva a Melilla donde tiene al equipo en la octava posición peleando por el play-off para hacer algo grande. A sus 47 años ya ascendió al Getafe a Primera División. Corría el año 2004. Desde la distancia sigue al Sporting e insiste que todavía queda tiempo para dar la vuelta a las cosas. Uribe sabe bien lo que está viviendo Abelardo. En su día dijo no al Sporting, «la decisión más difícil de mi vida» y una de las razones que llevó a ello fue, precisamente, ser de Gijón. Con la liga a punto de volver a levantar el telón, repasamos la situación del conjunto rojiblanco que jugará contra un viejo conocido del gijonés.

-¿Cómo le va la vida?

-Bien, satisfecho y contento en la ciudad. Es un proyecto ilusionante, estamos bien colocados. Vamos a intentar afrontar la segunda vuelta con toda la energía del mundo y la cosa tiene buena pinta.

-¿Ha supuesto mucho cambio esta nueva aventura?

-Hace unos meses estaba en La Palma. He estado en tantos sitios que todos me parecen diferentes (risas). Estaba a gusto, era un sitio demasiado tranquilo. Aquí tienes que adaptarte al ritmo de vida y la ciudad. Si las cosas van bien, todo fenomenal. Lo importante es que la pelota entre y no donde estés.  

-Hablando del balón, ahora que vuelve la liga, a quien no le entra es al Sporting.

-Las cosas no le están saliendo como todo el mundo pensaba. Quizá el comienzo fue tan ilusionante y ahora se ha complicado bastante. Queda muchísimo todavía y hay equipos como el Leganés que se van a meter esa pelea. Hay que hacer una buena segunda vuelta. Son muy importante estos tres-cuatro partidos… Las Palmas o Betis son rivales a los que hay que intentar arañar puntos y a partir de ahí empezar a ponerte cerquita de la salvación. A ver si la gente que se incorpora ahora también le da un toque diferente al equipo y sale hacia arriba.

-¿Cómo digiere un entrenador este tipo de situaciones?

-Trabajando, no le queda otra. Abelardo es un hombre de Gijón y le duele mucho más. Es una ciudad muy futbolera, con mucha presión. No es lo mismo ser Sandoval en Gijón que ser Abelardo. Para los que somos de Gijón es un plus porque parece que te van a exigir más que a los que vienen de fuera. He hablado con él en Navidad y lo está pasando mal, está sufriendo evidentemente porque siente esa camiseta y cree en ese club, en esa ciudad. Tiene ahí a sus hijos y no es fácil que las cosas no salgan bien.

-¿Qué le transmite El Pitu?

-Wasapeo con él e intento animarlo cuando no salen bien las cosas. Le notas que quiere al club y lo siente parte de sí mismo. Es donde se crio, salió como futbolista. Tiene una sensación de que no está cómodo, los resultados no le ayudan.

-Otros técnicos con los que hemos hablado en lo que va de temporada señalan el mismo aspecto. El precio de ser de Gijón, sobre todo, cuando viene mal dadas.

-La decisión que a mí me tiró para atrás en aquel momento, además de que había muerto mi padre unos meses antes y no estaba mentalmente para entrenar y menos al Sporting, fue esa. El nivel de exigencia hacia mi iba a ser brutal, el momento del club era muy delicado. De hecho ese año el equipo casi desciende, se salvó en la penúltima jornada con el Numancia y encima con la situación familiar que tenía no estaba con esa fuerza. Sí pensaba que al ser de Gijón la exigencia sería mayor. Es un momento muy duro decirle que no al equipo de tu ciudad pero le di muchas vueltas a mi situación personal, a la situación el club y al hecho de ser de Gijón porque me iban a perdonar mucho menos que a los que vienen de fuera.

-Complicado que uno sea profeta en su tierra.

-El fútbol es así. La gente siempre va a exigir más. No sé si es bueno o malo pero no hay otra. Abelardo lo está sufriendo en sus carnes ahora.

-Más allá de aquella teoría de que el fútbol no tiene memoria, ¿es justo el marcaje que se le está haciendo a Abelardo?

-Su trabajo en los dos últimos años ha sido muy bueno pero el fútbol tiene la memoria que tiene el último partido. Es así de duro. Los entrenadores estamos marcados por los resultados. Ha conseguido un ascenso, una permanencia, ha salvado al club en la parcela económica pero el fútbol tiene la memoria justísima y los resultados son los que mandan. Le van a apretar si el equipo no va para arriba. Al final soportara lo que soportamos todos, el poder de los resultados.

-¿Cree que hay tiempo para reconducir la situación?

-Queda toda la segunda vuelta. Para equipos como el Leganés ese tramo del campeonato va a ser larguísimo. Hay que empezar a sumar y recuperar el equipo que empezó en los dos primeros meses de competición con buenas sensaciones. Ganar en El Molinón para los equipos de la mitad de la tabla para abajo no es fácil y tienen que recuperar la comunión entre afición y equipo que quizá en los últimos partidos se ha perdido un poco.

-¿Es Las Palmas un rival propicio para el retorno?

-Tengo mucho cariño a Las Palmas. Es el equipo que me dio la oportunidad de vivir del fútbol, apostaron por mi cuando venía de Tercera División y además tengo una hija canaria. Hay mucha gente con la que coincidí que todavía sigue trabajando en el club. Juegan muy bien al fútbol pero se les puede hacer daño. Es un perfil del equipo que le puede venir bien al Sporting porque quiere la pelota, deja espacios y el Sporting aprieta bien. Si consigue robar el balón tiene buenas salidas. Eso si, si les dejas jugar te pueden volver loco porque manejan muy bien la pelota.

-Es una de las grandes revelaciones de esta temporada.

-Las Palmas es una ciudad como Gijón u Oviedo, sitios donde el fútbol es un disparate. A la gente la ves el lunes y ya van de amarillo, es una pasión permanente. La afición les ayuda mucho y tenían muchas ganas de volver a Primera. Las cosas están saliendo bien. Además Quique (Setién) encaja muy ben con el perfil del fútbol de calidad y toque que tiene el equipo. Hay una base de jugadores de la cantera que les está dando un nivel perfecto y han elegido un entrenador que va acorde con ese perfil de futbolistas que tienen. Eso les está dando mucho juego.

-¿Usted se ve ocupando algún día el banquillo de El Molinón?

-Ahora me veo en el del Melilla (risas). Nunca sabes lo que va a pasar. En aquel momento fue la decisión más difícil de mi vida, decir no al Sporting. Creo que acerté porque no estaba en condiciones de entrenar. Si algún día puedo entrenar al Sporting o al Oviedo… Mira he entrenado al Avilés que es el tercero y entrenar a cualquiera de los dos para un asturiano sería un orgullo.

-Con una dosis extra de paciencia.

-¡Claro! Es muy exigente y muy difícil. Son dos equipos con una afición y una historia que a cualquier técnico le apetecería entrenar. Para un asturiano mucho más.

-Ya que estamos hablando de los dos. ¿El año que viene derby?

-Ojalá en Primera ¿no? (risas) Creo que todo el mundo tiene mucha gana de que haya derby. El Oviedo va a pelear en esas seis plazas y nunca se sabe. En Segunda, quitando el Levante que le veo como candidato número uno a ascender, el resto van a estar todos igualados. Y el Sporting va a tener muchas dificultades para mantener la categoría y vamos a ver qué sucede. Todo lo que no sea en Primera será que el Sporting ha descendido porque no creo que el Oviedo tenga problemas para mantener la categoría. Ojalá que el Sporting se salve y el Oviedo pueda ascender.