El abismo sin retorno

Josu Alonso
Josu Alonso GIJÓN

SPORTING 1905

Nico Rodríguez posa entre Afif y Whalley.Nico Rodríguez posa entre Afif y Whalley
Nico Rodríguez posa entre Afif y Whalley

Artículo de opinión

09 ene 2017 . Actualizado a las 09:30 h.

La derrota cosechada ante Las Palmas no ha hecho sino caldear aún más los ánimos de una parroquia cansada de ver perder a los rojiblancos. Sin duda las estadísticas no pueden ser más demoledoras con 5 puntos de 42 jugados, 11 derrotas, 17 goles a favor y 34 en contra, apartado en el que se sitúa como el segundo equipo más goleado de la Primera División por detrás del Granada. Iguala el peor arranque de un antepenúltimo clasificado. Era el Murcia en la temporada 1980/1981. El equipo no tiene alma, desconoce a lo que juega y, lo que es aún peor, no muestra visos de reacción para remontar resultados adversos. El camino lleva inequívocamente a la Segunda División. Abelardo se equivoca con su cambio de discurso desentendiéndose del capítulo de los fichajes, un apartado que hace no mucho tiempo revindicaba con nombres como Halilovic o más recientemente la perla catarí Akram Afif. Está claro que los fichajes del verano son un desastre. De las trece caras apenas se salvan dos o tres futbolistas en un equipo que para verlo 90 minutos hace falta algo más que paciencia. Por cierto, alguien debería explicar a Cop que corregir de forma permanente a sus compañeros durante los encuentros no ayuda en exceso. No cuando, sobre todo tú, tampoco eres Diego Armando Maradona. A más de un miembro del vestuario le molestan estos gestos.

Sin embargo, además de todo esto, hay otras cosas que llaman verdaderamente la atención. Todas las miradas apuntan a Abelardo. Está claro que el inquilino del banquillo gijonés no da con la tecla como él mismo dijo pero ¿por qué no mirar más hacia arriba? Por ejemplo al director deportivo Nico Rodríguez. Su silencio no hace sino demostrar la incapacidad para llevar el timón y es que uno está mejor escondido en la madriguera que dando la cara. Desde su aterrizaje en Gijón siempre se ha caracterizado por ser escurridizo y no querer tener excesiva relación con los medios de comunicación. Se le olvidó que eso también es parte de su generoso salario. A buen seguro que alguno de los lectores sigue pensando que Nico se la sacaba con cada fichaje. La ingenuidad es una característica que abunda. Su bagaje futbolístico demuestra que no tiene gran idea de fútbol. A ello se suma sus salidas de Alcorcón y Las Palmas donde dejó más enemigos que amigos. Entre sus virtudes sí se encuentra la manipulación de la realidad sin ningún tipo de rubor. ¿La última? Asegurar que por el guardameta Diego Mariño no se había pagado cantidad alguna cuando las cuentas del Levante demuestran lo contrario. Un hombre que se cargó a su antecesor Raúl Lozano, que contrató a una persona de su confianza para apuntalar el departamento y que, por ahora, sólo puede recibir un suspenso como nota.

La dimisión de García Pitarch en el Valencia debería servir como espejo a una entidad que más que un crecimiento sin retorno ha emprendido un camino hacia el abismo sin retorno. Para crecer hace falta tener una planificación deportiva y la actual es desastrosa con una entidad más preocupada del maquillaje y de las sillas que de una organización seria y comprometida. Tomando prestada una frase del ex presidente del Valencia, Francisco Roig y cambiando los personajes: ¿Qué ha hecho Nico Rodríguez para estar dirigiendo a un club como el Sporting? Quizá lo sepa Javier Fernández, valedor suyo y al que firmó sin consultar previamente al entrenador, Abelardo. Sí, ese mismo que era capitán general de la nave.

A 9 de enero la radiografía del Sporting se presenta con cero refuerzos y un silencio demoledor por parte de la parcela deportiva. Sólo habla Abelardo con lo que se demuestra que el problema de este club siguen siendo sus gestores. Gente que desconoce el mundo del fútbol, que considera que las entidades funcionan lisa y llanamente como empresas y que se rodea de amigos para que nadie levante la voz y saque los pies del tiesto. De acuerdo a lo expresado por el secretario del consejo Ramón de Santiago habrá 600.000 euros para refuerzos (una semana antes era un millón). La misma cifra se destina a fichar que a pagar el finiquito del hombre que casi lleva dos veces a la desaparición a la entidad. Este es el crecimiento sin retorno que anunciaba Fernández. Veremos cómo recibe el próximo domingo El Molinón todo esto.