La vergüenza del fútbol

Josu Alonso
Josu Alonso GIJÓN

SPORTING 1905

Juan Junquera
Juan Junquera

Un joven gijonés de 16 años saca los colores a los padres por sus actitudes en los campos durante los encuentros de categorías inferiores

01 abr 2017 . Actualizado a las 01:01 h.

Sábado 1 de abril. A las cuatro de la tarde el Llano 2000 juega contra Los Campos. Van cuartos pero están empatados a puntos con el tercero. En el equipo, bajo los palos, se situará Juan Junquera. Hasta aquí todo normal sino fuera porque este portero ha dado un baño de realidad a muchos padres que entienden que su hijo será una estrella del balompié.

A sus 16 años estudia primero de Bachiller en La Inmaculada y, pese a su juventud, todo lo visto en los campos de fútbol base le llevó a escribir una carta que a través de La Nueva España se ha hecho viral. Juan reconoce que está «bastante asombrado porque cuando la escribí no pensaba que llegaría tan lejos. De hecho creía que ni la publicarían. Ahora está por toda España. Incluso me han dicho que ha salido en Venezuela». En el capítulo de las felicitaciones mucha gente anónima de Andalucía, Valladolid o Cataluña aunque hay una diferente. «El pasado sábado, al finalizar el partido, el árbitro me felicitó en nombre de toda la delegación de Oviedo y eso es bastante gratificante». Al fin y al cabo todas esas enhorabuenas esconden lo mismo: el deseo de que alguien expresara la vergüenza que últimamente ocupa algunos espacios de los informativos.

Juan lleva dando patadas a un balón desde los 4 años. «He visto muchas cosas que no son fútbol», relata. Han pasado 12, tiempo suficiente para decir basta y alzar la voz. «Todo surgió a raíz de un partido en el que los padres, por cosas que sucedieron en el terreno de juego, acabaron insultándose entre ellos y llegó la policía para escoltar al árbitro. Es el desencadenante de escribir la carta pero mi enfado se produce porque llevo desde pequeño viendo a muchos padres que se dirigen al árbitro de forma agresiva». Las reflexiones de este joven no dejan indiferente a nadie. «Esas situaciones  me han ido enervando con el paso de los años y como además me gusta escribir sobre fútbol decidí hacerlo, sobre todo, cuando vi el suceso de Mallorca».

Y después de la radiografía y las razones del paso hacia adelante la pregunta es obvia. ¿Qué piensa un adolescente de 16 años cuando desde los 4 lleva viendo este tipo de actos? Juan respira y pone cordura al sentimiento inicial que puede compartir un sinfín de gente. «Son unos animales porque no me entra en la cabeza que más allá del calentón de un jugador en el campo que puede tener consecuencias como una sanción, haya más», sostiene. La definición de un padre que adopta este tipo de conductas sólo deja «la humillación pública a la que se somete y a la larga un hijo que si llega a categorías superiores hará lo que vio en su padre. Eso mancha el fútbol base».

Valores

Este guardameta gijonés también pone sobre la mesa las cosas buenas que le han ido enseñando sus entrenadores a lo largo de su ‘carrera futbolística’. Reconoce que nunca se ha planteado cómo se puede poner solución a este tipo de situaciones pero cree que dejando a los profesionales trabajar las cosas serían más fáciles. «Los técnicos que yo he tenido me han enseñado más valores que objetivos y ahí está el éxito. Hay que educar en la actividad futbolística, nada más».

Juan habla de sus padres, una parte importante para entender porque hay un comportamiento tan maduro detrás. «Están orgullosos de mí pero nunca han estado encima para exigirme un nivel». De hecho sus padres le decían que «si quería me podía saltar los entrenamientos por estudiar pero jugaba al fútbol porque me gustaba. Si te hacen ver el deporte como un trabajo u obligación, llegan los problemas. Ellos se frustran, tú también y dejas de disfrutar. Cada padre se debe concienciar de que su hijo no va a llegar a ser profesional».

Otro factor importante es el ejemplo que puede dar los profesionales que juegan en la élite. El ídolo de Juan es Iker Casillas. «Nunca le he visto en ninguna trifulca. Todo depende en quién te mires». Y tiene el ejemplo contrario. «De Jong le pegó una patada de kárate en la final de un mundial a Xabi Alonso y sólo le costó la amarilla. El problema está con qué tipo de ídolo te identificas». Hoy Juan vuelve a ponerse los guantes y aunque el objetivo sea dejar la portería a cero puede encajar algún tanto. Es parte del fútbol. Sin embargo, el mejor gol de su vida lo ha marcado él dando ejemplo a los mayores de cómo hacer las cosas. Un gol que puede valer un cambio de modelo en la sociedad. El tiempo dirá si los aludidos aprenden o siguen propagando la vergüenza del fútbol.