El asturiano supera su crisis con la grada
16 oct 2017 . Actualizado a las 14:12 h.Carlos Castro no cuajó el partido de su vida frente al Huesca, pero el pasado viernes afrontó con la barbilla bien alta el plebiscito que le esperaba en El Molinón.
El de Ujo partía como titular por decisión técnica de Paco Herrera, que dejó a Stefan Scepovic en el banquillo, y lo hacía después de encadenar una serie de desafortunadas actuaciones deportivas acompañadas de notables pitos por parte del sportinguismo en lo que va de temporada; incluso en citas en las que los rojiblancos se llevaron los tres puntos al final de la contienda.
El punta no marcó ningún gol, pero dejó acciones interesantes -alguna mal anulada por fuera de juego- e invirtió hasta la reserva de sus energías en ataque y defensa, lo que le sirvió para ganarse los aplausos de la grada en su salida por el delantero centro serbio en mitad de la segunda parte, además de los elogios de Paco Herrera:
«A Castro le he visto muy bien. Nos ha dado algo que, creo, que este equipo necesita. En la primera parte a los dos centrales los ha llevado de cabeza».
El técnico sabe que tiene ante sí el reto de hacer explotar a Carlos Castro después de que el Real Sporting de Gijón haya hecho una fuerte apuesta mejorando y renovando el contrato del delantero asturiano hasta el año 2.022 durante el pasado verano. Así explicaba semanas atrás Miguel Torrecilla la situación del canterano ante las quejas de la grada:
"Castro todavía no tiene la madurez futbolística y está por encontrarla, lo que está muy claro, y es uno de los objetivos, es que Carlos asuma la competencia y el tener por delante a otros jugadores. Me consta que está poniendo todo de su parte y Paco le va a ayudar a ser el jugador que quiere todo el sportinguismo".