La pizarra: Debut soñado para Baraja

SPORTING 1905

Baraja
Baraja Real Sporting

Análisis desde el prisma táctico del debut de Baraja

18 dic 2017 . Actualizado a las 18:48 h.

Nota: 9, sobresaliente

Baraja llegó a Gijón bajo críticas infundadas y tras un entrenador que había dejado muy tocado anímicamente tanto al primer equipo como a la afición. Rubén Baraja ha sabido, mediante el buen trabajo, tapar esas críticas. 

Con tan sólo cinco días, el Pipo ha sabido dar un giro de 180 grados a un equipo que navegaba sin rumbo. El domingo se pudo ver a un Sporting intenso, acertado en ataque, y con las ideas muy claras en defensa. 

Aspecto táctico

La revolución llegó a la alineación del Sporting. Un 4-2-4 -sobre el papel- presagiaba un partido roto y sin rumbo de los asturianos, pero no fue así. El Pipo pidió a sus hombres entrega, amplitud, ayudas defensivas, y sobre todo intensidad. Y sus jugadores lo cumplieron.

El Sporting llevó, salvo la caraja posterior al descanso, la manija del encuentro en todo momento. En defensa hubo algún desbarajuste defensivo, pero nada que supusiera una opción real de gol. Nacho creaba y Bergantiños cortaba. Un tándem tan extraño como eficiente. Mientras el gallego corregía cual profesor particular, el gozoniego creaba y disfrutaba.

Y en ataque estuvo -casi- perfecto. Carmona asumió el peso que Baraja demandaba días antes. Y vaya si lo hizo. De hecho, fue el mejor del partido. Creaba, se asociaba, robaba, interpretaba y ordenaba a su antojo. El mallorquín puso la guinda a su partidazo con el gol de la jornada. Una obra maestra solo digna para esos pocos genios del balompié.

Santos fue Santos. El uruguayo sacó la pillería que acostumbra para tocar lo justo un balón, que venía rebotado de la defensa isleña, para hacer el primero y quitarle la presión a sus compañeros. Isma López, junto a Scepovic, quizá fueron los hombres más grises del Sporting, pero aún así realizaron un notorio encuentro. 

Aspecto físico

Dicen que las comparaciones son odiosas, pero muchas veces son justas y necesarias, y en este caso lo son. El equipo de Baraja es mucho más intenso que el de Paco Herrera. Así lo demostró la plantilla durante los 90 minutos. El domingo se vio un Sporting muy intenso, que presionaba en bloque, que robaba, y que, sobre todo, corrió.

Los cambios

Esta vez los cambios sí aportaron. Rubén García fue diferencial. Aportó magia y frescura en un momento vital para mantener la diferencia con los isleños. Carlos Castro estuvo mucho mejor que en otras ocasiones. Puede que el ir ganando haya hecho que los jugadores se quitasen presión de encima, pero lo cierto es que el asturiano se asoció, peleó y guerreó como se le demandaba. Por último entró Moi Gómez bajo una tímida pitada. Poco le duraron las críticas. Una jugada de videojuego entre él y Rubén, que había entrado unos minutos antes, hizo el definitivo tres a cero.