Análisis Sporting: Las primeras intenciones de José Alberto

Dani Souto

SPORTING 1905

José Alberto
José Alberto Real Sporting

Artículo de opinión

23 ago 2019 . Actualizado a las 00:16 h.

Cuando conocimos el calendario oficial del campeonato de Segunda División, la primera reacción adjunta a su lectura fue un resoplido que fidelizaba la dificultad con la que debía comenzar la andadura del nuevo Sporting de José Alberto en su segunda temporada al frente, la primera como inquilino del banquillo desde el inicio. Seis primeras jornadas que servirían como prueba del algodón para ubicar al conjunto rojiblanco respecto a algunos de los cocos de la categoría. Los tres recién descendidos, sumados a dos de los equipos que la campaña pasada cayeron en playoff de ascenso y un viaje a Gran Canaria nada sencillo. Seis pruebas de fuego dignas del Tourmalet o, tirando para lo nuestro, de una subida a L'Angliru.

La primera de estas pruebas se saldó con un empate a domicilio que, si bien desde un prisma meramente resultadista fue un buen punto, nos dejó con la miel en los labios y un regusto más amargo que dulce. El Sporting logró ponerse en ventaja, a pesar de contar con un jugador menos por la expulsión del debutante Damián y terminó dejando escapar la victoria en los escasos minutos que restaban de encuentro en una enésima muestra de inoperancia al no poder aguantar un marcador a favor en el último tramo de los partidos. Algo que ya se ha vuelto, por desgracia, un habitual en el conjunto rojiblanco. Aunque de eso tocará hablar en otro momento.

Ya desde la propia planificación del mercado de traspasos se leía y se intuía que José Alberto estaba trazando el camino de la plantilla hacia sus intereses futbolísticos, tanto desde el sistema como en el planteamiento, y en el debut en partido oficial ante el Girona se constató lo que creíamos. El Sporting 19/20 se acercó bastante a lo que pudimos ver en el filial en la etapa que el asturiano estuvo al frente. El conjunto rojiblanco trató de salir con balón cuando tuviera opción, con Javi Fuego como eje principal, ofreciéndose siempre como solución a Borja López y Babin y jugando rápido en los menos toques posibles, una sensibilidad asociativa que no tuvo ningún otro futbolista sobre el verde. Aun así, y con el criterio del asturiano, la presión del Girona estaba siendo muy bien ejecutada y coordinada, lo que dificultó las recepciones y el juego de Nacho Méndez y Manu García justo un escalón por delante, lo que restó solvencia al Sporting con balón en la medular y que abrió la puerta a la opción que José Alberto ya parecía contemplar desde el momento en que planteó la alineación: el balón largo.

El juego directo, en combinación con tramos de mayor posesión de balón, fue una de las señas de identidad del filial con el asturiano en el banquillo. Esta alternativa, como vía rápida para situar al equipo en campo contrario y acumular gente para poder apretar rápido tras pérdida, supuso una opción simple pero eficaz para los ataques rojiblancos. Si bien habrá que ver cómo se desarrolla a lo largo de las próximas jornadas, ante el Girona supuso una válvula de escape a la esperada presión alta por parte de los pupilos de Juan Carlos Unzué. De ahí que se pueda entender la apuesta de José Alberto por Pablo Pérez para el carril izquierdo, algo que de inicio sorprendió a propios y extraños, pero que como receptor de esos balones largos, acompañando a un Djurdjevic que actuó como única referencia arriba, tiene muchos más mimbres y sentido en ese rol que un Aitor García menos destacado en el desempeño aéreo.

El canterano rojiblanco fue el principal objetivo de esos balones especialmente de Mariño -al que le faltó mayor cuota de acierto con los pies- y Borja López, ganando muchos de sus duelos y especialmente uno clave; el que precedió al gol de Aitor tras peinar el de la Inmaculada para Djurdjevic, combinando luego con el serbio y encontrando al onubense con ventaja para que finalizase la jugada de la mejor manera. Todo ello desarrollado desde una clara intención de buscarle por parte de José Alberto o, al menos, visto cómo se fue desenvolviendo el partido, así nos lo hizo creer. Una alternativa más al estilo de juego del técnico asturiano que, esta vez sí, cuenta con el respaldo de haber manejado un mercado a su gusto y con una temporada completa para probar y encontrar el modelo que más le convenga para las importantes aspiraciones de un Sporting que encara su tercer año consecutivo en la categoría de plata de nuestro fútbol.